La desaparici¨®n de Argentina sigue su curso
Eduardo Duhalde ha cumplido esta semana los primeros 100 d¨ªas como presidente de Argentina, y la incertidumbre sigue siendo la nota predominante sobre su futuro pol¨ªtico y de su pa¨ªs. Han transcurrido m¨¢s de tres meses desde que el Gobierno declar¨® la suspensi¨®n de pagos de la deuda externa, que cerr¨® autom¨¢ticamente el acceso al cr¨¦dito para los sectores p¨²blico y privado, y los argentinos ignoran cu¨¢n cerca est¨¢n sus gobernantes de un acuerdo con los organismos multilaterales. De momento, Argentina est¨¢ excluida del sistema financiero internacional, tratada como una naci¨®n apestada, con un Estado que hace aguas por todas partes y que despierta la desconfianza colectiva de un mundo que mira hacia otra parte.
Los m¨¦dicos denuncian a los laboratorios, que suben los precios con af¨¢n especulativo, y la venta de medicinas en cantidades muy superiores a las que se utilizan
En los ¨²ltimos tres meses ha habido 170.000 despidos, con lo que el paro ronda el 25%, que sumado al subempleo podr¨ªa alcanzar al 45% de la poblaci¨®n
Si hubiera que establecer en qu¨¦ conf¨ªan menos los argentinos, la moneda ocupar¨ªa probablemente el primer lugar. El d¨®lar es la obsesi¨®n de ricos y pobres
La gran preocupaci¨®n este a?o era poder iniciar las clases. En Buenos Aires, la disminuci¨®n de becas ha dejado fuera de la escuela a casi 130.000 alumnos
Una de las mayores grietas del Estado argentino, abierta desde tiempo inmemorial, es el sistema tributario y la evasi¨®n de impuestos
Desde el exterior, los pron¨®sticos de algunos especialistas son dur¨ªsimos. El soci¨®logo franc¨¦s Alain Touraine ha declarado que Argentina 'no tiene ninguna capacidad de transformarse y de tomar decisiones' y que 'como unidad, como pa¨ªs y como sistema pol¨ªtico ha muerto'. ?Cu¨¢nto tiempo puede aguantar un pa¨ªs sin cr¨¦dito y con un Estado quebrado? No se sabe, pero ah¨ª est¨¢n algunos efectos: la ca¨ªda de la producci¨®n (un 10%) ha provocado restricci¨®n de inversiones, cierres de empresas y una nueva ca¨ªda del empleo: 170.000 despidos en los ¨²ltimos tres meses, de los que 65.000 fueron en marzo, con lo que el paro ronda el 25%, que sumado al subempleo podr¨ªa alcanzar al 45% de la poblaci¨®n.
Sin embargo, el presidente Duhalde parece vivir en otro pa¨ªs. Repite una y otra vez que Argentina se encamina hacia la senda del crecimiento y asegura que el 9 de julio la naci¨®n har¨¢ una doble fiesta para celebrar la independencia y el fin de cuatro a?os de recesi¨®n. De momento no ha explicado ni ha convencido a casi nadie sobre la supuesta llegada de la ansiada reactivaci¨®n.
Par¨¢lisis estatal
'El Estado ha perdido su capacidad institucional de entregar bienes y servicios a los ciudadanos y ha perdido su legitimidad frente a la sociedad', opina Oscar Oszlak, profesor de administraci¨®n p¨²blica y antiguo asesor del ex presidente Ra¨²l Alfons¨ªn. La par¨¢lisis del aparato estatal se refleja en las ¨¢reas m¨¢s diversas, en las que los ciudadanos est¨¢n m¨¢s desprotegidos que nunca. Argentina vive en situaci¨®n de emergencia sanitaria hasta fin de a?o, y el Ministerio de Salud acaba de anunciar un Programa M¨¦dico Obligatorio de Emergencia. Parad¨®jicamente, a lo largo de su historia el sistema sanitario argentino ha sido uno de los mejores de Am¨¦rica Latina, con un buen nivel de prestaciones de salud p¨²blica.
La explicaci¨®n de un deterioro tan acusado tiene que ver, seg¨²n Oszlak, con el empobrecimiento brutal que ha sufrido Argentina. 'Hoy, la clase media va al hospital. Se han derrumbado las obras sociales vinculadas a los sindicatos, porque al crecer el mercado negro de trabajo ha disminuido la afiliaci¨®n, los sindicatos han visto mermados sus ingresos y han empobrecido sus prestaciones. Dif¨ªcilmente los hospitales p¨²blicos podr¨¢n satisfacer este crecimiento enorme de la demanda'.
El hospital de Agudos Doctor Teodoro ?lvarez, del distrito de Flores (Buenos Aires), registra un aumento de los pacientes que se han quedado sin obra social y acuden al servicio de urgencias, seg¨²n explica la doctora Constanza Pecantet. 'En urgencias es el sitio donde te atienden m¨¢s r¨¢pido. Por el contrario, los turnos para otros servicios se reparten para dentro de dos o tres meses', apunta Ariana Koffsmon, directora del Programa del ?rea Pol¨ªtica de Salud del CIPPEC (Centro de Implementaci¨®n de Pol¨ªticas P¨²blicas para la Equidad y el Crecimiento).
La legislaci¨®n establece que todo ciudadano que pisa suelo argentino tiene derecho a recibir asistencia sanitaria. Y a ella se acoge un n¨²mero creciente de inmigrantes, que se agolpan en los centros m¨¦dicos p¨²blicos. 'Todas las semanas llega a la cl¨ªnica Maternidad Santa Rosa, en el partido de Vicente L¨®pez, en la provincia de Buenos Aires, un ¨®mnibus procedente de Paraguay con mujeres a punto de dar a luz', dice Koffsmon. En la provincia de Salta, a?ade, unos 60.000 bolivianos cruzan cada a?o la frontera para ser atendidos en el hospital Juan Domingo Per¨®n, de Tartagal, una localidad de 64.000 habitantes. En su nueva maternidad un 40% de las pacientes viene de otros pa¨ªses, como Bolivia, Per¨² y Paraguay.
La situaci¨®n de emergencia que atraviesa la sanidad se refleja en el desabastecimiento de medicinas y suministros cl¨ªnicos, que incluyen material b¨¢sico, como guantes, jeringas, agujas autom¨¢ticas para suturar... La industria farmac¨¦utica es de las m¨¢s caras de Am¨¦rica, porque en Argentina se venden marcas, y no medicamentos gen¨¦ricos. El personal m¨¦dico denuncia la especulaci¨®n de los laboratorios, que suben los precios con af¨¢n especulativo, y la venta de medicinas en cantidades muy superiores a las que se utilizan.
'Hay un gran desperdicio y un p¨¦simo control de los costes de la industria, que ha hecho suculentos negocios. Los precios est¨¢n muy por encima de los valores internacionales. Se han triplicado desde diciembre, y el presupuesto de este hospital va a seguir siendo el mismo o menos', lamenta Alberto Recoulat, encargado de abastecimiento del hospital Aeron¨¢utico Central, de Buenos Aires, que aprovecha la ocasi¨®n para revelar que, en su opini¨®n, es 'el principal problema' de los hospitales p¨²blicos. 'A la gente que trabaja para el Estado le importa un comino lo que pasa. El segundo problema es que los sueldos est¨¢n por el suelo'. Un salario b¨¢sico de un m¨¦dico de la sanidad p¨²blica es de 300 o 400 pesos (unos 165 euros), y de casi el doble si es en negro, sin recibo y con atraso.
Argentina tiene un presupuesto de gasto social que incluye salud, que es de los m¨¢s elevados del mundo. Seg¨²n Oszlak, 'el problema es que se pierde en los numerosos vericuetos del sistema de intermediaci¨®n. Lo que llega al beneficiario de los programas sociales est¨¢ entre el 30% y el 40% de lo que se asign¨® inicialmente'.
La educaci¨®n representa un 50% de la dotaci¨®n de personal de todas las provincias, que tienen transferidos sus servicios. Las estimaciones del CIPPEC indican que hay un 30% menos de inscripciones en las escuelas p¨²blicas de todo el pa¨ªs a causa de la crisis, seg¨²n Axel Rivas, coordinador del ?rea Pol¨ªtica Educativa.
Educaci¨®n territorial
Ahora s¨®lo quedan en manos del Estado las universidades nacionales, que funcionan en distintas partes del territorio (una treintena). La transferencia de la educaci¨®n se hizo sin que muchas de las provincias tuvieran capacidad para asumir aquella reforma del Estado. Cada una de ellas ha tratado de ajustarse de manera desigual a la Ley Federal de Educaci¨®n, que entr¨® en vigor en 1993.
El papel del Ministerio de Educaci¨®n es una inc¨®gnita, en la medida que la prestaci¨®n educativa est¨¢ administrada por las provincias. Se supone que el nuevo papel del Estado deber¨ªa ser orientar y fijar grandes l¨ªneas de pol¨ªtica, seguimiento, evaluaci¨®n, control de gesti¨®n, informaci¨®n y promoci¨®n. Pero es muy dif¨ªcil cumplir esas funciones cuando cada provincia tiene su ministerio o secretar¨ªa de Educaci¨®n.
Los sindicatos tienen una gran presencia en este sector, con poder de presi¨®n sobre los Gobiernos -la amenaza del paro est¨¢ siempre presente-, lo que suele traducirse en una disminuci¨®n de los d¨ªas lectivos. M¨¢s de 600.000 alumnos de las provincias de R¨ªo Negro, San Juan y Entre R¨ªos y algunos centros escolares de Chubut han perdido un mes de clases por huelgas del profesorado, que reclaman deudas salariales que en algunos casos se remontan al a?o pasado. La gran preocupaci¨®n de las provincias era este a?o poder iniciar las clases, que se llev¨® a cabo con un descenso significativo de las inscripciones. En la provincia de Buenos Aires la ca¨ªda del r¨¦gimen de becas ha dejado fuera de la escuela a casi 130.000 alumnos entre los 13 y 18 a?os de los barrios m¨¢s pobres.
Escolarizaci¨®n gratuita
La Ley Federal de Educaci¨®n prev¨¦ 10 a?os obligatorios de escolaridad. 'Todos los pa¨ªses hicieron su reforma, y nosotros ven¨ªamos atrasados', comenta Juan Batipalla, director de la Escuela de Educaci¨®n T¨¦cnica N¨²mero 9, del distrito de La Matanza, en la provincia de Buenos Aires. 'Por primera vez en nuestro pa¨ªs aparece una legislaci¨®n a nivel medio, lo que significa que la financiaci¨®n del sector educativo est¨¢ asegurada en un 4% del PIB'. Antes no hab¨ªa ley que dijera cu¨¢nto deb¨ªa destinarse a la educaci¨®n. El problema es que en un pa¨ªs con un PIB desarticulado como Argentina y que est¨¢ en recesi¨®n desde hace cuatro a?os 'es l¨®gico que el dinero destinado a educaci¨®n sea menor. No hay entonces plata para nadie'.
La inmensa universidad de la ciudad de Buenos Aires (UBA) ilustra la filosof¨ªa de la educaci¨®n p¨²blica. Los principios de entrada libre y gratuita se aplican a rajatabla, sin que ello implique grandes exigencias al alumnado. Se trata de la universidad m¨¢s grande de Am¨¦rica Latina, con m¨¢s de 300.000 estudiantes, en la que s¨®lo la facultad de Econ¨®micas tiene 60.000 alumnos. Para muchos de ellos los a?os transcurren sin el m¨ªnimo aprobado, de manera tal que su presencia en la universidad puede llegar a eternizarse. No deben temer por la expulsi¨®n porque sus derechos acad¨¦micos est¨¢n garantizados. Apenas un 10% de los matriculados termina la carrera en el periodo estipulado.
Una de las mayores grietas del Estado argentino, abierta desde tiempo inmemorial, es el sistema tributario y la evasi¨®n de impuestos. En alg¨²n momento de su vida Oscar Oszlak fue inspector de Hacienda. 'Puedo hablar, como m¨ªnimo, de mi experiencia personal', afirma. Y no se anda con rodeos: 'La Direcci¨®n General Impositiva (DGI) tiene una plantilla profesional bastante importante, pero es una instituci¨®n atravesada por la corrupci¨®n, en todos sus niveles, desde siempre'.
La evasi¨®n impositiva se remonta a los or¨ªgenes de la DGI. Hay estudios al respecto que corresponden a la d¨¦cada de los 50. Uno de ellos, de 1955, establec¨ªa una evasi¨®n del 60% en el antiguo impuesto a los r¨¦ditos, que es el actual impuesto a las ganancias. Las estimaciones de la evasi¨®n del a?o pasado eran alrededor de 20.000 millones de d¨®lares, que representaban el 8% del PIB. Este a?o nadie duda que la cantidad ser¨¢ m¨¢s elevada, seg¨²n pronostica el economista y profesor universitario Luis Becerra.
El n¨²mero de contribuyentes en Argentina es muy reducido, estiman los expertos. Hay una evasi¨®n tremenda al impuesto a los bienes personales, muy significativa al IVA, y las provincias pr¨¢cticamente no tienen sistema tributario. En este contexto, la naci¨®n aporta m¨¢s del 60% del gasto provincial a trav¨¦s de recursos generados v¨ªa coparticipaci¨®n y aportaciones del Tesoro. Casi ninguna provincia llega al 20% de sus recursos con recaudaci¨®n propia.
'Si fue posible en Singapur, tambi¨¦n en Argentina es posible una transformaci¨®n de estas dimensiones bajo otras reglas del juego. Para empezar, hay que aplicar toda la tecnolog¨ªa disponible y cumplir con la ley'. Oszlak pone el ejemplo del pa¨ªs asi¨¢tico, 'que en 40 a?os de vida independiente elimin¨® la corrupci¨®n, logr¨® un sistema tributario impecable y se convirti¨® en uno de los pa¨ªses m¨¢s limpios del mundo, donde el cumplimiento de la ley es sagrado. Eso s¨ª, con un r¨¦gimen pol¨ªtico marcadamente autoritario'.
Si hubiera que establecer en qu¨¦ conf¨ªan menos los argentinos, la moneda ocupar¨ªa probablemente el primer lugar. Viene de lejos el recelo hacia el s¨ªmbolo patrio, que en el pasado tuvo varias denominaciones y que en los ¨²ltimos diez a?os estuvo atado al d¨®lar con la misma l¨®gica del ciclista que se engancha a un cami¨®n. 'El cami¨®n lo lleva donde quiere, y no donde quiere el ciclista', advierte Oszlak. El fin de la convertibilidad entre el peso y el d¨®lar y la pretendida pesificaci¨®n no desaloj¨® al d¨®lar de la escena, sino todo lo contrario. La moneda norteamericana es la obsesi¨®n de ricos y pobres.
Con la ¨²ltima crisis han reaparecido viejas conductas especulativas, terreno en el cual el Estado se ha mostrado m¨¢s incapaz de actuar como un efectivo regulador de las transacciones econ¨®micas y sociales. Al no sancionar y no aplicar la ley, y al mantener actitudes dubitativas y contradictorias, que han proliferado en los ¨²ltimos meses: un d¨ªa anuncia la apertura del corralito (congelaci¨®n de los dep¨®sitos bancarios), otro d¨ªa dice lo contrario; un d¨ªa se devolver¨¢n los dep¨®sitos en d¨®lares, y al otro ser¨¢n en pesos; desmentidos y m¨¢s desmentidos, los portavoces oficiales se contradicen entre s¨ª ante la incredulidad general. No hay una ¨²nica voz en nombre del Estado. Dif¨ªcilmente una sociedad puede mantener una convivencia civilizada si no hay un Estado que se haga cargo de aquellas responsabilidades que no pueden asumir ni el mercado ni la propia sociedad.
En un intento desesperado para contener el monumental descontento de amplios sectores de la poblaci¨®n, el Gobierno de Duhalde anuncia ahora que la prioridad es el plan social, y acaba de aprobar la entrega de un salario de inclusi¨®n de 150 pesos para cada familia bajo la l¨ªnea de pobreza. Se opta por una equidad distributiva barata, con una cantidad de dinero que todav¨ªa el sistema econ¨®mico argentino est¨¢ en condiciones de redistribuir, pero que no es ninguna soluci¨®n al problema, porque no conlleva creaci¨®n de empleo ni implica un crecimiento de las capacidades laborales.
Consenso de Washington
Durante la ¨²ltima dictadura militar estaba de moda el lema 'Achicar el Estado es agrandar la naci¨®n'. Despu¨¦s de una d¨¦cada de privatizaciones de las grandes empresas estatales empiezan a o¨ªrse voces que subrayan que la reforma no pasa por reducir el Estado. Como la de Mar¨ªa Soledad Acu?a, responsable del ?rea de Reforma del Estado del Grupo Sophia, que asegura que 'desde las teor¨ªas del llamado Consenso de Washington ha quedado demostrado que achicar el Estado no trajo los resultados esperados. La eficiencia de un Estado es una cuesti¨®n de funcionamiento, y no de tama?o'.
Los defensores del Estado aseguran que con dos millones de empleados p¨²blicos en las administraciones nacional, provincial y municipal, Argentina tiene uno de los Estados nacionales m¨¢s peque?os del mundo. Con un coste caro, porque el d¨¦ficit de la Seguridad Social, el principal apartado de gasto en el presupuesto, implica unas transferencias muy elevadas. El primer paso para la ansiada renovaci¨®n est¨¢ en curso en el Congreso, que debate el proyecto de ley de reforma pol¨ªtica. Pero todav¨ªa no se vislumbra ninguna figura que pueda convocar a los argentinos para el gran salto hacia delante.
Dos pa¨ªses en un solo mapa
HAY DOS ARGENTINAS, o puede que m¨¢s, de caras tan distintas como contrapuestas. En ellas coexisten los privilegiados porte?os, que todav¨ªa exhiben la opulencia de la ciudad de Buenos Aires, con los desdichados habitantes de las provincias m¨¢s pobres del Norte. Entre el 30% y el 43% de los pobladores de Santiago del Estero, Misiones, Chaco, Jujuy y Formosa vive en hogares con las necesidades b¨¢sicas insatisfechas. En la capital, el porcentaje se reduce al 8,2%. Son cifras del Informe de Desarrollo Humano 2001, que acaba de publicar el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Hablan por s¨ª solas de la enorme brecha entre ricos y pobres. En aquellas provincias malditas la inversi¨®n en infraestructuras apenas llega al 2% (55,9% en Buenos Aires), la recaudaci¨®n tributaria no supera el 3% (58,7%), los dep¨®sitos bancarios suponen el 2% del total (34,6%), pero el desempleo formal estable no alcanza el 20%, id¨¦ntico porcentaje al de la deuda p¨²blica (36,6% en Buenos Aires). Liliana de Riz, coordinadora del informe del PNUD, menciona la ausencia de una estrategia territorial de desarrollo regional como una de las causas de que Argentina sea 'un pa¨ªs mal unido'. ?C¨®mo se explica que no exista una estrategia de desarrollo econ¨®mico para la cuenca del r¨ªo Paran¨¢, que desde Misiones hasta Buenos Aires recorre seis provincias, y la ausencia de una estrategia coordinada para enfrentar las inundaciones que afectan a una de las zonas m¨¢s ricas del planeta? Del mismo modo que el mapa dibuja un solo pa¨ªs que no es tal, la estructura federal de Argentina es m¨¢s una quimera que una realidad. Tres ejemplos bastan para ilustrar las asimetr¨ªas: en s¨®lo cinco de las 24 jurisdicciones provinciales se genera el 85% del PIB, menos del 2% de la inversi¨®n privada de las 500 grandes empresas se canaliza hacia las provincias m¨¢s rezagadas y el 65% de las exportaciones corresponden exclusivamente a tres provincias. Mediante los recursos que la naci¨®n transfiere a las provincias, a trav¨¦s de la coparticipaci¨®n federal de impuestos, aqu¨¦llas financian, en promedio, m¨¢s de la mitad de sus propios gastos. Dicho de otro modo: teniendo en cuenta el grado de desarrollo de algunas provincias, sin el flujo de la coparticipaci¨®n no tendr¨ªan capacidad de ejecutar sus presupuestos. El simulacro de federaci¨®n proporciona paradojas como la sobrerrepresentaci¨®n pol¨ªtica en el Congreso de las provincias menos pobladas, que tienen un peso institucional muy superior al que les corresponder¨ªa. Son territorios donde impera el caciquismo y gobierna sin alternancia el Partido Justicialista. Los gobernadores act¨²an como caudillos feudales que, con la ayuda de leyes electorales p¨¦simas, mantienen la continuidad de familias en el dominio de las provincias desde hace a?os, como en el caso de las dinast¨ªas de los Saadi, en Catamarca; los Ju¨¢rez, en Santiago del Estero, o los Rodr¨ªguez Sa¨¢, en San Luis. Liliana de Riz subraya la pol¨ªtica clientelista entre el Gobierno central y los de las provincias, en la que los presidentes negocian con los poderosos gobernadores. 'El mapa pol¨ªtico actual recuerda al del siglo XIX. Se podr¨ªa hablar de la liga de los gobernadores como en aquella ¨¦poca, porque tienen las decisiones m¨¢s trascendentales en sus manos'. Las provincias gastan y no recaudan. Sin una pol¨ªtica nacional territorial se dan situaciones que rozan el absurdo, caso de la provincia de San Luis, cuyos gobernantes han llegado a postular la independencia en una futura confederaci¨®n. ?Sus m¨¦ritos? Crecimiento econ¨®mico (gracias a los subsidios), buena promoci¨®n industrial y cuentas saneadas (aunque los fondos provinciales est¨¢n atrapados en el corralito). No tiene este problema la provincia patag¨®nica de Santa Cruz, que recibe ping¨¹es beneficios de las explotaciones petroleras, que ingresa en cuentas del exterior. El gobernador, H¨¦ctor Kirchner, se jacta de tener el dinero de la provincia fuera del pa¨ªs, como si fuera un Estado aparte.
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