Un regalo de Luis Garc¨ªa Montero

La lectura de la columna que el s¨¢bado publicaba en sus p¨¢ginas Luis Garc¨ªa Montero, titulada Sue?o, es un regalo literario para todos los que, como yo, admiramos al escritor granadino.

Su escrito aleg¨®rico s¨®lo puede merecer el elogio de la emotividad: mezcla on¨ªricamente el momento estelar del equipo de sus amores -y los m¨ªos-, Granada Club de F¨²tbol, fundado el mismo d¨ªa que se instaur¨® la II Rep¨²blica Espa?ola, y el momento estelar de esos colores rojiblancos que disputaron una final de Copa en 1959 con la enso?aci¨®n de un presidente republicano entregando un trofeo tricolor 71 a?os despu¨¦s.

Pero, involuntariamente, en esa mezcla on¨ªrica tambi¨¦n ha traspasado la raya de la realidad al mencionar a aquellos futbolistas de 1959. Sus nombres son los aut¨¦nticos, pero Vicente no fue 'aquel extremo inolvidable' al que alude, Vicente Gonz¨¢lez Sosa, canario que jug¨® en el Granada siete a?os despu¨¦s y hasta 1973, sino Vicente D¨ªaz Molina, defensa, capit¨¢n del equipo que defendi¨® doce temporadas y granadino 100%, a quien, 42 a?os despu¨¦s, ni el Ayuntamiento de Granada ni la Junta de Andaluc¨ªa han distinguido ni entonces ni ahora con recordatorio alguno a una gesta deportiva que hizo vibrar a toda la ciudad.

Estas l¨ªneas pretenden, por tanto, evitar la injusticia de que se perpet¨²e la confusi¨®n.-