Masoveros urbanos
Una de las cosas interesantes que tiene escribir estas cr¨®nicas es que casi siempre se aprende algo nuevo. Por ejemplo: nunca hubiera imaginado que un individuo sea capaz de tener 80 y hasta 100 casas de su propiedad - y encima cerradas - y pueda dormir tan tranquilo sabiendo que hay tanta gente que las necesita. Eso es lo que ocurre, por ejemplo, en Matar¨®. Me lo contaron unos chicos muy simp¨¢ticos que se agrupan con el nombre de Dret a Sostre y que practican la 'masoveria urbana'. Hasta all¨ª me acerqu¨¦ el otro d¨ªa, despu¨¦s de un delicioso viaje en tren, con el mar color ceniza casi moj¨¢ndome los pies y un cielo encapotado que de vez en cuando filtraba rayos del sol como verdaderas agujas plateadas: un espect¨¢culo. Fue complicado encontrar el local del colectivo - aunque result¨® ser muy c¨¦ntrico-, pero me sirvi¨® de excusa para conocer algo de Matar¨®. Me qued¨¦ encantada con la plaza Gran y sus callejuelas, con las viejas tiendas de toda la vida, con seg¨²n qu¨¦ edificios con solera, con el bullicio de la gente... Muy cerca de ese centro antiguo encontr¨¦ a los masoveros urbanos en plena reuni¨®n, aunque al abrir la puerta no vi nada, s¨®lo se o¨ªan unas voces inconcretas y se percib¨ªa el fr¨ªo de una corriente de aire. Ya dentro, me gui¨¦ por la luz que desprend¨ªa un c¨¢mping gas situado en el centro de una mesa. Tropec¨¦ con una tela de alambre que hab¨ªa en el suelo y m¨¢s adelante con una escalera, pero me salv¨® uno de los muchachos y me ofreci¨® una silla cerca de la mesa. Ah¨ª estaban cuatro de los masoveros: Enric, Cristina, Juli¨¢n y Flores. Y muy pronto me acostumbr¨¦ a la oscuridad, al fr¨ªo y a todo aquel caos de sacos de cemento, mazas y martillos, trozos de madera, botes y pinceles, tres lavadoras y muchos ceniceros repletos de colillas. Todo ten¨ªa una raz¨®n de ser: est¨¢n en obras.
En Matar¨® los j¨®venes de Dret a Sostre plantean que una casa es un espacio para vivir y no un producto de consumo
El colectivo Dret a Sostre naci¨® hace tres a?os a ra¨ªz de una experiencia en una casa okupa, Kaf¨¦ de Mar, y con el prop¨®sito de contagiar a la gente con el virus de la cr¨ªtica para que se planteara algo tan escandaloso como la superpropiedad. 'Queremos cambiar el concepto de propiedad privada. ?Puede alguien necesitar realmente cuatro casas?', se pregunta Enric. Ellos consideran que una casa es un espacio para vivir y no un producto de consumo. Denuncian la especulaci¨®n de terrenos y la poca sensibilidad de los pol¨ªticos y las instituciones p¨²blicas. Pero no se quedan con la denuncia, su propuesta es llegar a un acuerdo con los propietarios de viviendas vac¨ªas. Una salida legal basada en un contrato de masoveria seg¨²n el cual ellos rehabilitan y mantienen el espacio a cambio de utilizarlo. Una copia del masovero rural, pero en la ciudad.
'Hemos hecho un estudio de las casas vac¨ªas de Matar¨®. En el censo de 1996 hab¨ªa 5.465, que es el 15%. Un esc¨¢ndalo. Hemos visitado a 150 propietarios, pero todos ponen siempre alguna excusa, por ejemplo que piensan dejar la casa a los hijos. Y a veces esos hijos tienen 10 a?os. En todo ese tiempo nosotros podr¨ªamos utilizarla. Pero a¨²n son peores las inmobiliarias, que especulan con el terreno', afirma Enric. Quieren dejar claro que no son unos sin techo y les molesta especialmente que les traten de 'okupas legales'. Ellos no ocupan nada, s¨®lo establecen un intercambio legal para utilizar un espacio. Y de momento lo est¨¢n consiguiendo. Ese local destartalado donde apenas nos vemos es su primer logro y se sienten orgullosos de ello. 'Eso es lo mejor que hemos tenido', comenta Cristina. Llegaron a un acuerdo con la propietaria, que les ha cedido el local por dos a?os a cambio de enlucir las paredes, construir un lavabo, hacer la instalaci¨®n el¨¦ctrica y dar de alta la luz y el agua. Aunque, visto el actual aspecto de la sala, parece un trabajo de chinos, ellos est¨¢n encantados. 'As¨ª aprendemos', dice sonriendo Flores. El local se abri¨® en noviembre y se utiliza como centro de reuniones.
Dret a sostre tiene otros proyectos. La Xina (Xarxa d'Intercanvi Autogestionada): se trata de intercambiar conocimientos, servicios y bienes, por ejemplo una de las lavadoras que me encontr¨¦ al entrar. Acopdellibrebr¨°tix es la distribuidora de libros, discos compactos y camisetas que difunden ideas cr¨ªticas en temas como la globalizaci¨®n, el militarismo, la especulaci¨®n, etc¨¦tera. Esos chicos no tienen pelos en la lengua y no se cansan de denunciar a propietarios o pol¨ªticos que les han dado la espalda. Por ejemplo Santiago Mart¨ªnez Saur¨ª, casualmente el abogado de la propietaria del local donde nos encontramos. 'Ese se?or es de los que tienen much¨ªsimas viviendas vac¨ªas. Pero a ra¨ªz de nuestra denuncia p¨²blica ha empezado a rehabilitar alguna. Y como m¨ªnimo las alquila, que ya es algo', explica Enric. M¨¢s dolidos est¨¢n con el concejal de Urbanismo de Matar¨®, el socialista Arcadi Vilert, que despu¨¦s de varias reuniones les ha dado con la puerta en las narices. 'Hace 20 a?os que el Ayuntamiento tiene viviendas vac¨ªas. Hemos hablado con el concejal de Bienestar Social y la de Ciudad Sostenible, pero Arcadi Vilert boicote¨® toda posibilidad de acuerdo. 'No me apret¨¦is, chicos', dijo, 'me lo pensar¨¦ con calma'. No parece que ¨¦sa sea la respuesta propia de un concejal de un partido supuestamente progresista'.
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