Cinco reflexiones
Las obras en el antiguo Mercat del Born han abierto una pol¨¦mica ciudadana. Es una magn¨ªfica noticia que los barceloneses nos apasionemos ante la interferencia de dos grandes instrumentos culturales. Aunque sea para no sentirme ajeno a ese acontecimiento, insin¨²o cinco puntos de reflexi¨®n.
1. Cuando se acord¨® hacer la Biblioteca de Barcelona dentro de la estructura del Born, me pareci¨® una buena idea que permit¨ªa mantener esa estructura tan significativa y reforzar al mismo tiempo la vida representativa en la Ribera. Pero ahora la primera de esas razones no me parece tan evidente. El Born no es un edificio, sino una cubierta que hay que conservar como impacto est¨¦tico y como testimonio de un tipo de construcci¨®n que marc¨® un episodio en la historia de nuestra arquitectura. Pero convertir una cubierta ligera en un edificio cerrado, climatizado, con subdivisiones internas, es una operaci¨®n en cierta manera contra natura. El proyecto aprobado y en curso de realizaci¨®n demuestra esas dificultades, como lo demostraron tambi¨¦n los dem¨¢s proyectos presentados al concurso del a?o 1998. A pesar de la habilidad de los arquitectos premiados, las soluciones para superar esas dificultades acuden a recursos cuestionables, hasta el extremo de que, seg¨²n parece, se han formulado ciertos reparos para su aprobaci¨®n.
Me parece evidente que hay que respetar toda la excavaci¨®n, y si se hace, no hay espacio para una biblioteca
No hay duda de que la biblioteca, como se ha demostrado y se demostr¨® en su tiempo, es una necesidad urgente para Barcelona que debe resolverse enseguida con la eficacia con que se reconstruy¨® el Liceo, y no con la desorientaci¨®n y la vergonzosa lentitud que las autoridades han impuesto a la reforma del Museo Nacional de Arte de Catalu?a, otro asunto que parec¨ªa urgente. Y como, pase lo que pase, no hay que abandonar la idea de una biblioteca de cabida generosa con instalaciones ¨®ptimas, quiz¨¢ haya que preguntarse ahora lo que no nos preguntamos en 1998: ?ser¨¢ eso posible con las limitaciones que impone la estructura del viejo mercado?
2. Esa pregunta se hace m¨¢s complicada cuando aparecen en el subsuelo unos restos hist¨®ricos de relevante importancia. Las dificultades provienen ahora de dos polos: por arriba, la estructura de la cubierta, y por abajo, los restos del subsuelo.
Casi siempre me he mostrado en contra de la conservaci¨®n de restos arqueol¨®gicos cuando su visualizaci¨®n aporta pocos datos nuevos a su historicidad y, sobre todo, cuando su mantenimiento deteriora o interrumpe la existencia o la continuidad de un sistema de espacios urbanos. Pero en el Born no se produce ninguna de esas dos circunstancias: esas calles, esos muros, esos canales, esas instalaciones dom¨¦sticas e industriales son documentos en s¨ª mismos y por el hecho de estar inscritos en la cubierta del Born no se interfieren en la estructura urbana. S¨®lo interfieren -lo cual ya es un hecho considerable y de ah¨ª vienen las discusiones- la pr¨®xima construcci¨®n de la Biblioteca.
No hace falta insistir en la importancia de estos restos porque en estas mismas p¨¢ginas ya lo han explicado diversas plumas competentes, sobre todo la de A. Garc¨ªa Espuche, el mejor historiador de este sector urbano. S¨®lo quiero insistir en que los datos m¨¢s importantes los aporta precisamente la presencia de su unidad global. Conservar s¨®lo una parte del conjunto ser¨ªa un grave error, una inutilidad historiogr¨¢fica, porque se trata de explicar el sector de un barrio en toda su complejidad formal y funcional, y no unas muestras f¨¢cilmente aislables.
3. Ante estos conflictos, ?qu¨¦ tienen que decir las autoridades competentes? Ante todo, hay que exigirles un conocimiento preciso de la dimensi¨®n y las consecuencias del conflicto. A m¨ª me parece evidente que hay que respetar toda el ¨¢rea de la excavaci¨®n, pero es necesario confirmar ese criterio con informes t¨¦cnicamente muy solventes, y no s¨®lo de historiadores, sino tambi¨¦n de acreditados conocedores de la complejidad urbana y de los programas culturales. Por otro lado, me parece que, si se respetan los restos antiguos, no hay espacio ni capacidad estructural para hacer una biblioteca tal como la necesitamos, es decir, sin ninguna reducci¨®n ni limitaci¨®n que la mutile. Pero sobre este tema tambi¨¦n har¨ªa falta un informe preciso y comprometido de los arquitectos autores del proyecto, con unos estudios que demostraran su veracidad. Estos tr¨¢mites son indispensables para fundamentar las decisiones de los pol¨ªticos y lograr que se vuelva a poner en marcha el proceso de construcci¨®n con una informaci¨®n fidedigna, es decir, con mayor solvencia que la ofrecida en el inicio. Pero, en espera de estas formalidades, ya se puede empezar a tantear alguna soluci¨®n, porque me temo que la conclusi¨®n ser¨¢ mantener toda el ¨¢rea excavada y considerar que entre esta excavaci¨®n y la cubierta met¨¢lica no cabe una biblioteca en buenas condiciones.
4. Por lo tanto, si se confirma este supuesto, hay que buscar con urgencia un nuevo emplazamiento para la biblioteca. No ser¨¢ f¨¢cil encontrarlo, y si se encuentra, har¨¢ falta bastante tiempo para tener a punto el proyecto y resueltas las adquisiciones correspondientes. Esto implica una prolongaci¨®n del tiempo de espera y, en consecuencia, un aumento de costes que habr¨¢ que asumir irreversiblemente. Estos sobrecostes ser¨¢n sobradamente compensados con el beneficio de este gran descubrimiento: si no hubiesen empezado las obras de cimentacion, todav¨ªa no conocer¨ªamos la envergadura hist¨®rica de este subsuelo porque para ello hab¨ªa que empezar con el costoso apuntalamiento de toda la cubierta.
Se habla mucho de la posibilidad de utilizar la estaci¨®n de Francia. Supongo que los que la proponen se refieren a la zona de vest¨ªbulo y edificios adyacentes, y no a las naves met¨¢licas. Confiar en estas naves ser¨ªa seguramente repetir el error que se cometi¨® al confiar en el Born. Pero, sea como sea, antes de tomar una decisi¨®n habr¨¢ que hacer tambi¨¦n un profundo estudio previo, evidentemente complejo y comprometido porque en ¨¦l converger¨¢n intereses contrapuestos, como el de Renfe, que en su momento ya cometi¨® el error de oponerse a la supresi¨®n de la estaci¨®n, como hab¨ªa propuesto el Ayuntamiento, provocando con ello unas inversiones in¨²tiles que alcanzaron al soterramiento de unas l¨ªneas que ahora pr¨¢cticamente no se usan.
Al principio he dicho que una de las ventajas de la ubicaci¨®n en el Born es que con ella se reforzar¨ªa la vida del entorno urbano. Es cierto y hay que tenerlo en cuenta; pero, vistas las dificultades, quiz¨¢ se podr¨ªa matizar esta propuesta, sobre todo si la presencia f¨ªsica de la historia fuese capaz de sustentar tambi¨¦n esa vida.
5. Si se mantienen abiertos y visitables los restos arqueol¨®gicos, habr¨¢ que pensar, tambi¨¦n con urgencia, en su definitiva instalaci¨®n. No se pueden dejar como residuos ocasionales. Hay que convertirlos en un espect¨¢culo pedag¨®gico y en un espacio urbano que apoye la actividad social del entorno. Hay que establecer un programa y un proyecto. Y hay que preparar un presupuesto importante para establecer los complementos informativos y los centros de producci¨®n, mantenimiento e investigaci¨®n. No es f¨¢cil, pero es indispensable disponer del programa y del proyecto -y comprometerse en ellos- antes de tomar cualquier decisi¨®n. No queremos otros 30 a?os de abandono. Y queremos cuanto antes la biblioteca.
Se trata, por lo tanto, de una cadena de decisiones e inversiones que hay que tener muy en cuenta. Si no se dan estas previsiones, se repetir¨¢ la historia de los abandonos enfermizos y el Born y su zona urbana no se salvar¨¢n de los procesos degenerativos.
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