Artistas de saldo
Dicen que los toreros se pelean por matar los toros de esta ganader¨ªa. Las figuras los imponen sin contemplaciones. No en vano son toros artistas, como los llama, todo ufano, el ganadero. Artistas de saldo, pero eso no lo dice el ganadero. Adem¨¢s, ?c¨®mo puede ser artista un toro? Un toro debe tener trap¨ªo, ser bravo, encastado, codicioso y noble. Un toro es un animal salvaje; guapo, s¨ª, pero no una bailarina. Los de ayer no eran feos, ¨¦sa es la verdad, pero algunos muy mal presentados, todos blandos como la manteca, mansos y nobil¨ªsimos como un perro lazarillo. Y eso no es un toro. En todo caso, un h¨ªbrido que s¨®lo puede emocionar a los aficionados de la modernidad.
?Y los toreros? ?Son artistas los toreros? Por ejemplo, V¨ªctor Puerto. ?Qui¨¦n le dijo que se apuntara a este cartel? Puerto es torero de raza, de pundonor, de arrojo, y as¨ª puede llegar a gran figura. Pero, ?artista? Si ¨¦l ten¨ªa alguna duda, la tarde de ayer se la disip¨® por completo. Se encontr¨® en primer lugar con el toro tonto y soso que iba y ven¨ªa, y Puerto lo tore¨® por la derecha, por la izquierda, por abajo, por arriba, y la plaza con la boca abierta, pero de aburrimiento. ?Qu¨¦ cosa! El otro cabeceaba en cada embestida y se quedaba corto en el envite, y Puerto no sab¨ªa qu¨¦ hacer, el toro le engancha la muleta, lo mira, el p¨²blico se impacianta... La lecci¨®n es sencilla: cada uno a lo suyo.
Domecq / Puerto, Tom¨¢s, Abell¨¢n
Toros de Juan Pedro Domecq -dos fueron rechazados en el reconocimiento-, desiguales de presentaci¨®n, muy blandos y nobles; el 1? fue devuelto por inv¨¢lido y sustituido por otro de la misma ganader¨ªa. V¨ªctor Puerto: estocada ca¨ªda (ovaci¨®n); pinchazo y estocada (silencio). Jos¨¦ Tom¨¢s: estocada (palmas); pinchazo y estocada baja (silencio). Miguel Abell¨¢n: tres pinchazos, estocada atravesada y un descabello (vuelta por su cuenta); estocada (silencio). Plaza de la Maestranza, 17 de abril. 14? corrida de abono. Lleno.
Pero el artista es Jos¨¦ Tom¨¢s. ?O no? Pues, ayer, no. Ayer, ausente, ab¨²lico, raro. Y con las mu?ecas muy flojas. No dio una a derechas. Su primero le enganch¨® el capote de salida y lo desarm¨® en un quite. Volvi¨® a desarmarlo en la muleta y se la dej¨® enganchar una vez, y otra, y otra. Y era un toro artista, que no se olvide. Tom¨¢s se comport¨® como una sombra de s¨ª mismo. Pero como dicen que es un artista... Y sali¨® el quinto, y nada con el capote. El toro lleg¨® a la muleta con br¨ªo, y el torero parec¨ªa dispuesto, pero el artista toro se lastim¨® una mano y se acab¨® la obra de arte. Otra vez ser¨¢, mire usted, que los artistas, toros y toreros, tienen estas cosas.
Por cierto, ya son tres los toros que se han lesionado en el ruedo maestrante, al que le han cambiado el drenaje; pero han endurecido el piso hasta el punto de que suena como un suelo adoquinado. ?Se caen los toros s¨®lo por blandos o por la dureza del piso? Dif¨ªcil cuesti¨®n que quedar¨¢ en interrogante hist¨®rica. Los empresarios de la plaza se niegan a hablar con los medios desde que se presentaron los carteles y, por tanto, nadie sabe lo que hay debajo del albero. De arte.
Y Miguel Abell¨¢n se marc¨® una art¨ªstica vuelta al ruedo por su cuenta e hizo caso omiso a quienes se lo recriminaban. Otro artista. Muy decidido con el capote toda la tarde, entendi¨® bien a su primero, noble como los dem¨¢s, y lo tore¨® con ligaz¨®n, con temple y sabor en pases largos por ambas manos. Una faena bonita, pero no arrebatadora. Mat¨® mal, muy mal, pero s¨®lo ¨¦l pens¨® entonces que era un artista. El ¨²ltimo se vino abajo muy pronto y s¨®lo aguant¨® una embestida de largo al comienzo de faena. La corrida del arte qued¨®, al final, como un funeral; tan triste como un espect¨¢culo con artistas de saldo.
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