?D¨®nde estabas cuando cay¨® el muro?
Es l¨®gico pensar que para un alem¨¢n de hoy mismo sea un dato relevante el saber qu¨¦ hac¨ªa alg¨²n contempor¨¢neo suyo cuando cay¨® el muro de Berl¨ªn, esa afrenta colectiva soportada durante casi tres d¨¦cadas. Es un elemento de identificaci¨®n colectiva, un hito generacional, adem¨¢s de muchas otras cosas, de ah¨ª que, de cuando en cuando, en pel¨ªculas germanas se oiga la pregunta, como ocurr¨ªa otrora en algunos filmes estadounidenses de los setenta con aquel '?D¨®nde estabas t¨² cuando mataron a Kennedy?'. Y de ah¨ª, igualmente, que est¨¦ en la base misma de esta rara pel¨ªcula, la primera de su director, Hannes St?hr, por cierto, antiguo estudiante de espa?ol en Galicia y autor de un cortometraje anterior y de igual nombre.
BERL?N EST? EN ALEMANIA
Director: Hannes St?hr. Int¨¦rpretes: J?rg Sch¨¹ttauf, Julia J?ger, Edita Malovic, Tom Jahn, Valentin Platereanu, ?scar Mart¨ªnez. G¨¦nero: drama. Alemania, 2001. Duraci¨®n: 93 minutos.
Quien tiene alg¨²n problema para decir qu¨¦ estaba haciendo aquel d¨ªa de febrero de 1992 es un pobre tipo, liberado en 2000 de una prisi¨®n de Brandeburgo. No es un delincuente, pero tampoco un militante anticomunista, encarcelado por ello; tiene un hijo, pero su mujer vive con otro; tiene dinero y documentos, pero ambos son de la RDA y ya no le sirven.
Desconcierto
Con morosa contenci¨®n, St?hr cuenta la historia de Martin (el macizo J?rg Sch¨¹ttauf, cuyo f¨ªsico y cara de hombre cualquiera tan bien le van a la pel¨ªcula): su desconcierto, el de sus amigos, el de su a¨²n esposa, ante la nueva situaci¨®n, ante el nuevo pa¨ªs, incluso ante esa ciudad de Berl¨ªn que se ha multiplicado tras la incorporaci¨®n del sector occidental, pero que Martin jam¨¢s ha visto, m¨¢s all¨¢ de la televisi¨®n.
Ah¨ª, justamente en esa primera mitad del filme, est¨¢ lo mejor de Berl¨ªn est¨¢ en Alemania: en la habilidad para retratar, con muy pocas palabras, una situaci¨®n y un personaje, una met¨¢fora mayor de un pa¨ªs que a¨²n no ha terminado de reencontrarse consigo mismo. Luego, cuando deber¨ªa profundizar en las dificultades de Martin con el entorno, St?hr aparece como atrapado por la piedad hacia su personaje, muy comprensible pero escasamente rentable en la pantalla. La pel¨ªcula decae desde ah¨ª, pero no tanto como para que no resulte interesante su visi¨®n... ni, por otra parte, resulta su conocimiento tan enaltecedor como hace suponer la generosa catarata de premios que el filme, humilde y que jam¨¢s pretende ir m¨¢s all¨¢ de donde llega, ha recibido a manos llenas, pedrea menor del festival berlin¨¦s del pasado a?o incluida.
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