Dos gigantes del siglo XX
En m¨²sica, como en todo, la hora de la verdad queda en manos de la profesionalidad m¨¢s avezada y responsable. As¨ª ha sucedido, una vez m¨¢s, en el ¨²ltimo concierto de la Orquesta Nacional de Espa?a, a cargo de su maestro em¨¦rito, Rafael Fr¨¹hbeck de Burgos. Sin a?adir ni un minuto de ensayos supletorios, seguro de las posibilidades de la ONE y de las suyas propias, el director ha logrado versiones admirables de dos autores m¨¢s que fundamentales, dos gigantes del siglo XX y de todo tiempo, como son Richard Strauss y Strawinski. Para el Quijote del primero se cont¨® con el protagonismo de uno de los grandes violonchelistas de nuestro tiempo: el magn¨ªfico, riguroso y sensible Asier Polo. Su Quijote quedar¨¢ en la historia de la interpretaci¨®n junto a los m¨¢s egregios anteriores: Cassad¨®, Rostrop¨®vich o Gendr¨®n. El meridiano lirismo, la belleza sonora y la intenci¨®n trascendente de Polo encontraron pr¨ªstinas claridades de la idea y la realizaci¨®n orquestal de Fr¨¹hbeck, sin olvidar la hermosa intervenci¨®n del viola Emilio Navidad y el concertino de la formaci¨®n, Sergei Taslia. Raramente puede escucharse una versi¨®n tan capaz de juntar an¨¢lisis, evidencias de las formas, pasi¨®n idealista y orden cl¨¢sico.
Ciclo de la ONE
Director: F. de Burgos. Solista: A. Polo, violonchelista. Obras de Strauss y Stravinski. Auditorio Nacional. Madrid, viernes 19 de abril.
En la segunda parte, Fr¨¹hbeck nos dio su fuerte y expresiva visi¨®n de La consagraci¨®n de la primavera, a trav¨¦s de potencias sin rudeza, vigor r¨ªtmico que no quiebra jam¨¢s la elavaci¨®n del discurso y ese m¨¢gico y perdurable tono po¨¦tico que enaltece el formidable poema coreogr¨¢fico sobre viejas tradiciones de la Rusia pagana.
La Nacional est¨¢ ah¨ª, viva y ejemplar, como un tesoro musical digno de cuidarse con amor y entusiasmo. No es prueba menor la asimilaci¨®n de dos mensajes tan diversos y significativos, tan dif¨ªciles en lo t¨¦cnico y en lo est¨¦tico, como son la m¨¢s alta musicalizaci¨®n del caballero cervantino, al lado de la otra maravilla quijotesta del Retablo de Falla y el ingreso clamoroso del sinfonismo europeo en la modernidad de un siglo que parece alargar sus vigencias hasta el reci¨¦n estrenado.
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