El fin del sue?o del crecimiento permanente

El Colegio de Economistas suele ofrecer cada a?o un amplio n¨²mero extra en el que se analiza con cierta exhaustividad -toda la que es posible en una publicaci¨®n con formato de revista- el momento de la econom¨ªa espa?ola, contextualizado mediante consideraciones sobre la econom¨ªa internacional y aderezado con algunos debates que se suponen de fondo sobre cuestiones de actualidad. Por ejemplo, la pertinencia del d¨¦ficit cero o la utilizaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria como arma principal en la lucha contra la recesi¨®n, enfoque que tanto ha diferenciado la pol¨ªtica econ¨®mica de Estados Unidos y de Europa.

Los textos concebidos como el Balance tienen la ventaja de la exhaustividad. Es dif¨ªcil encontrar un ¨¢ngulo que no est¨¦ tratado, algunos con mayor amplitud que en publicaciones especializadas. Con cierto esfuerzo se puede encontrar un aspecto que brilla por su ausencia en el repertorio de 2001, y que deber¨ªa tener una presencia destacada en el diagn¨®stico que se haga del a?o 2002: el gobierno de las empresas espa?olas. Casos antiguos y recientes confirman que el modelo de gobierno de las grandes empresas espa?olas es ca¨®tico: ni se aplican las m¨ªnimas normas de equilibrio accionarial en los consejos, ni los consejeros independientes lo son m¨¢s que de nombre, ni los directivos est¨¢n sujetos al control de los accionistas, ni las retribuciones son transparentes, ni las reglas de contabilidad se respetan estrictamente...

La ausencia de un debate p¨²blico sobre el llamado corporate governance y la inhibici¨®n oficial sobre este aspecto crucial de la econom¨ªa -crucial al menos en este momento; pocas cuestiones son decisivas para siempre- revelan la tendencia general a mantener los an¨¢lisis econ¨®micos en la senda de la macroeconom¨ªa. Conste que es una acusaci¨®n que no puede hacerse con excesivo rigor al contenido del Balance, porque incorpora art¨ªculos sobre situaci¨®n sectorial y empresarial que van m¨¢s all¨¢ de los esquemas t¨ªpicos de coyuntura. El tratamiento de Internet, las telecomunicaciones o los modelos de la nueva econom¨ªa son ejemplos de ello.

La evoluci¨®n de la econom¨ªa espa?ola durante el a?o pasado se pinta con los colores moderados que suelen prodigar los coyunturalistas. Uno de los rasos principales ser¨ªa, si se interpreta entre l¨ªneas el contenido la resistencia de los precios espa?oles a plegarse a los l¨ªmites de una cierta convergencia con Europa. La descripci¨®n r¨¢pida de 2001 debe insistir en que fue el primer ejercicio econ¨®mico en el que se disolvieron las enso?aciones propagand¨ªsticas de algunos gobiernos -el m¨¢s destacado, el espa?ol- sobre el fin de los ciclos econ¨®micos y la consumaci¨®n final del mercado como evoluci¨®n lineal ascendente por siempre jam¨¢s.

La variedad de las firmas garantiza que est¨¢ representado un cierto espectro ideol¨®gico, que en los debates sobre pol¨ªtica econ¨®mica no suele ser muy abierto, pero cuyos detalles m¨¢s nimios, por esa misma raz¨®n, resultan decisivos. Si bien no hay confrontaciones directas, se adivina en el desarrollo de los asuntos conexos que hay una animadversi¨®n extendida a la pol¨ªtica de d¨¦ficit cero y una cr¨ªtica general al recorte de la inversi¨®n en infraestructuras.