?Qu¨¦ bien!, se nos marchan los mejores
'No era de aqu¨ª pero quer¨ªa quedarse, y no pudo hacerlo porque no acredit¨® conocimientos suficientes de catal¨¢n... Esto, que era impensable hace poco tiempo, es s¨®lo para que vean que s¨ª hacemos cosas.' (Jordi Pujol, Parlament de Catalu?a, 17 de abril). Es un tanto extra?o iniciar un art¨ªculo con una cita, pero reconocer¨¢n que la mejor forma de ilustrar la perspectiva de Pujol es usar sus propias palabras. La frase se refiere a la juez que ha sido n¨²mero uno de la ¨²ltima promoci¨®n de la Escuela Judicial de Barcelona. Seg¨²n Pujol, quer¨ªa quedarse a ejercer en Catalu?a, pero no ha podido por sus insuficiencias en catal¨¢n, cosa que llena de orgullo al presidente. ?Todo un ¨¦xito de su pol¨ªtica!
Al leer por primera vez la noticia en un peri¨®dico de Madrid propenso al mal rollo ling¨¹¨ªstico pens¨¦ que se trataba de otra manipulaci¨®n, una m¨¢s. Pero la noticia me ha parecido ya m¨¢s veros¨ªmil al leerla en todos los medios de prensa escrita con edici¨®n, ¨²nica o compartida, en Catalu?a. Debe de ser verdad que el presidente est¨¢ feliz porque se nos marchan los mejores. Por cierto, el Consejo General del Poder Judicial ha precisado despu¨¦s que la juez no se qued¨® porque no quiso. Por tanto, la frase de Pujol era una vanagloria sin fundamento real. Es decir, un reflejo de lo que desea, aunque no tenga relaci¨®n con la realidad.
Los ¨¦xitos de los que se enorgullece el Gobierno catal¨¢n plantean algunas cuestiones. Si se nos marchan los mejores, ?por qu¨¦ vamos a esperar que nos vengan los mejores de fuera? Pero, ?realmente se quiere atraer a los mejores de fuera? ?O quiz¨¢ se ha perdido el gusto por la apertura y la innovaci¨®n, y se defiende el statu quo y la mediocridad?
Podemos conectar estas cuestiones con algunas discusiones de gran relevancia. Por ejemplo, la preocupaci¨®n por la concentraci¨®n de poder econ¨®mico en la capital del Estado y la correlativa p¨¦rdida de peso de Catalu?a. Se admite casi un¨¢nimemente que a esto ha contribuido la tendencia internacional a la concentraci¨®n de poder econ¨®mico. Tambi¨¦n la existencia de una pol¨ªtica deliberada del Gobierno central dirigida a recentralizar el poder pol¨ªtico a trav¨¦s de instrumentos como la concentraci¨®n de poder econ¨®mico. Pero este cuadro queda incompleto si no a?adimos las carencias estrat¨¦gicas de la pol¨ªtica catalana, y adem¨¢s algunos errores clamorosos. Uno de ellos, y no el menor, es la sublimaci¨®n identitaria y la gesticulaci¨®n simb¨®lica del Gobierno con los asuntos ling¨¹¨ªsticos.
Que nos hallamos ante una pol¨ªtica en gran parte gestual est¨¢ bastante claro. As¨ª, por ejemplo, se han cumplido cuatro a?os de vigencia de la Ley de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica de 1998, y 27 meses de la entrada en vigor de la posibilidad de sancionar a empresas y comercios que la incumplan. Pero el Gobierno no ha impuesto ni una sola sanci¨®n. Establecer un r¨¦gimen sancionador fue en su d¨ªa un error pol¨ªtico, porque en cuestiones ling¨¹¨ªsticas persuadir es m¨¢s ¨²til que sancionar, y tambi¨¦n porque estas decisiones son de las que realmente ayudan a que algunas empresas desistan de implantar sus sedes en Catalu?a. Ahora, no aplicar sanciones es una muestra de la futilidad del Gobierno. Aunque, para el asunto que nos ocupa, el da?o ya qued¨® hecho.
Desde luego, la habilidad para hacernos atractivos fuera no es el fuerte de nuestro Gobierno. Hace poco Pujol viaj¨® a Polonia, en los mismos d¨ªas en que se anunciaba el cierre de la f¨¢brica de Lear en Cervera para trasladarse a aquel pa¨ªs, pr¨®ximo socio en la Uni¨®n Europea. As¨ª son las cosas de la integraci¨®n econ¨®mica: hay plantas instaladas en Catalu?a que se van a Polonia y, con el tiempo, habr¨¢ empresas polacas que deseen implantarse en Espa?a para ganar cuotas de mercado. ?Qu¨¦ mensaje traslad¨® el presidente a la sociedad polaca respecto a Catalu?a? Pues nos puso como ejemplo de pa¨ªs que ha sabido preservar su identidad en un contexto de integraci¨®n porque, seg¨²n ¨¦l, el catal¨¢n es muy diferente del espa?ol. M¨¢s de un empresario polaco debi¨® de pensar que, si en el futuro ha de instalarse en Espa?a, mejor evitar Catalu?a para ahorrarse barreras ling¨¹¨ªsticas con el resto del mercado espa?ol.
Es injusto. Primero porque el catal¨¢n es muy similar al castellano (y al gallego o al italiano), sobre todo visto desde Polonia. Por tanto, muy f¨¢cil de entender y manejar para cualquier latinohablante. Adem¨¢s, porque la sociedad catalana ha sabido impulsar el catal¨¢n mediante reglas fundamentales como su car¨¢cter vehicular en el sistema educativo, y somos un pa¨ªs en el que la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n puede, cada vez m¨¢s, desenvolverse con normalidad en catal¨¢n y en castellano. Esta riqueza ling¨¹¨ªstica es un activo envidiable de nuestra sociedad, que ser¨ªa a¨²n mayor si lo complet¨¢ramos con otras lenguas como el ingl¨¦s. Y un pa¨ªs con riqueza ling¨¹¨ªstica es m¨¢s atractivo para un empresario de cualquier sitio que el pa¨ªs imaginario que Pujol relata.
Catalu?a puede y debe ambicionar que se queden los mejores. Y adem¨¢s que vengan los mejores de fuera. Porque entre ellos se hallan los emprendedores que innovan y contribuyen al dinamismo y a la agilidad social. Y esto se consigue con facilidades y est¨ªmulos, y no con impedimentos y obst¨¢culos. De ah¨ª que esta alegr¨ªa de Pujol sea una mala noticia para Catalu?a. Es ya mucho tiempo fomentando el statu quo y la mediocridad, y nuestro pa¨ªs necesita con urgencia recuperar el gusto por el m¨¦rito y la innovaci¨®n.
Germ¨¤ Bel es diputado socialista y profesor de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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