Minutaje y torer¨ªa

A las nueve menos cuarto finaliz¨® la corrida que hab¨ªa empezado a las seis. Un minutaje excesivo, debido a varias causas: dos toros devueltos a los corrales, desaciertos estoqueadores y faenas largu¨ªsimas (hasta cinco avisos sonaron), debidas casi siempre a que despu¨¦s de tres o cuatro muletazos era preciso dejar reposar a los inv¨¢lidos de Capea, para ver si pod¨ªan tomar otra vez la muleta. Y menos mal que all¨ª hab¨ªa tres diestros con capacidad y torer¨ªa para complacer al respetable, cuya fuerza en los carteles deber¨ªa servirles para solicitar otro tipo de corridas.

El encierro, a nombre de su esposa e hijos, de quien fuera gran figura del toreo Ni?o de la Capea, no pudo complacer a nadie por su absoluta falta de fuerzas. Un indudable fondo de nobleza s¨ª ten¨ªan, pero de poco les serv¨ªa, porque esa debilidad no les dejaba dar un juego acorde con su condici¨®n.

Joselito tard¨® en acoplarse con el flojo y tard¨® primero, pero cuando lo hizo instrument¨® algunos de los mejores muletazos de la tarde en una extraordinaria serie al natural y en un molinete de cu?o belmontino. Entr¨® bien a matar, pero no consum¨® el encuentro hasta el tercer envite. Estuvo muy decidido en el primer sobrero (el m¨¢s toro y m¨¢s entero de toda la corrida), incluida larga cambiada, lances al delantal, quite por chicuelinas e inicio del muleteo sentado en el estribo, aunque no acabase de sentirse a gusto en el subsiguiente muleteo, en el que se produjeron diversos enganchones.

Jos¨¦ Tom¨¢s, en un primero cuya cuerna despert¨® sospechas y que manse¨® en varas, resultando luego noble pero tardo, mulete¨® con aseo por ambos pitones, aunque sin poder ligar los pases. Estocada y descabello dieron paso al ¨²nico trofeo de la tarde. Estuvo muy bien con el flojo y nobil¨ªsimo segundo sobrero, al que corri¨® muy bien la mano en muletazos muy ajustados y hondos. Hubo petici¨®n de oreja.

Morente de la Puebla hizo lo que pudo con el tercero, que lleg¨® a la muleta en estado preag¨®nico. En el sexto, otro noble inv¨¢lido, estuvo soberbio con capote y muleta. Excepcionales las ver¨®nicas de salida y tambi¨¦n las del quite. Con la franela estuvo muy torero en los medios y con un toreo de gran calado art¨ªstico, dando aire al animal despu¨¦s de cada serie y exprimi¨¦ndole al m¨¢ximo. Lo ech¨® todo a perder con la espada, ya que para abatir al astado necesit¨® de un metisaca, dos pinchazos y un descabello, pero el regusto que hab¨ªa dejado por su uso de las telas hizo que recibiese finalmente una fuerte ovaci¨®n, recogida desde los medios.