Un grupo de los cardenales de EE UU pedir¨¢ al Papa la dimisi¨®n de su colega de Boston
El purpurado Law permiti¨® que sacerdotes acusados de pederastia siguieran en sus puestos
La dimisi¨®n del arzobispo de Boston, Bernard Law, gravemente da?ado por el esc¨¢ndalo de pederastia que implica a decenas de sacerdotes en EE UU, ser¨¢ uno de los temas a debate en las reuniones que mantendr¨¢n hoy y ma?ana los cardenales de ese pa¨ªs con altos representantes del Vaticano. Las conversaciones, a las que asistir¨¢ el Papa, se centrar¨¢n, no obstante, en la necesidad de endurecer el Derecho Can¨®nico en casos de falta sexual de un sacerdote. De acuerdo con el presidente de la Conferencia Episcopal americana, Wilton Gregory, un aspecto fundamental es obtener la autorizaci¨®n del Vaticano para entregar a la justicia a los curas infractores.
Los cardenales estadounidenses (s¨®lo tres de los trece purpurados residen en Roma) y la c¨²pula de la Conferencia Episcopal americana desembarcaron ayer en el Vaticano ante una enorme expectaci¨®n period¨ªstica. El m¨¢ximo inter¨¦s se centr¨® en el cardenal de Boston, Bernard Law, en el ojo del hurac¨¢n por haber consentido que siguieran en contacto con los feligreses dos sacerdotes -Paul Shanley y John Geoghan- acusados de haber abusado de centenares de ni?os en 30 a?os de ministerio.
Law se neg¨® a responder a ninguna pregunta sobre el tema de su permanencia al frente de la di¨®cesis. El cardenal reconoci¨® la semana pasada haber viajado a Roma en secreto para entrevistarse con el Papa. Declar¨® entonces estar dispuesto a 'seguir liderando la comunidad', lo que se ha interpretado como un respaldo de la Santa Sede, informa Isabel Piquer. Sin embargo, la prensa estadounidense recog¨ªa ayer declaraciones de otros purpurados estadounidenses que quer¨ªan lograr su cese.
'El proceso de recuperaci¨®n no puede empezar si no se produce un cambio de liderazgo en Boston. (...) Si el Vaticano quiere demostrar su liderazgo, Law debe ser sustituido', aseguraron los cardenales partidarios de la destituci¨®n de su colega al diario Los Angeles Times, sin desvelar sus identidades. La iniciativa, bastante excepcional, muestra la profunda divisi¨®n y desconcierto que reina ahora en la Iglesia cat¨®lica de Estados Unidos.
Theodore McCarrick, arzobispo de Washington, se dijo partidario de que Law 'tome una decisi¨®n de acuerdo con su conciencia. Aunque pienso que debemos darle una oportunidad'. McCarrick se declar¨® esperanzado de que el encuentro de Roma sirva 'para pasar p¨¢gina' y contribuya a superar la penosa situaci¨®n creada por los casos de pederastia destapados. McCarrick declar¨® que la cuesti¨®n del acceso de las mujeres al sacerdocio 'no est¨¢ en el orden del d¨ªa de la reuni¨®n'. Y en cuanto al celibato, 'yo no pienso referirme al tema, si no es para defenderlo', dijo el cardenal, 'pero puede ser que otros lo discutan'.
M¨¢s esc¨¦ptico respecto al tema del voto de castidad fue el presidente de la Conferencia Episcopal de EE UU, el cardenal Wilton Gregory. 'Esta reuni¨®n tiene un objetivo preciso', dijo ayer a los periodistas, 'c¨®mo defender a los ni?os de nuestras di¨®cesis'. Todas las dem¨¢s cuestiones quedar¨ªan supeditadas a ese punto. Gregory se declar¨® poco partidario adem¨¢s de crear una especie de registro de curas pederastas. El portavoz de los obispos estadounidenses dijo que la esperanza de todos sus colegas est¨¢ en que se pueda 'mantener un di¨¢logo con la Santa Sede que sea fruct¨ªfero y ¨²til para ambas partes'. 'Queremos estar seguros de que comprenden la situaci¨®n a la que nos enfrentamos en los EE UU, y tambi¨¦n confiamos en ser capaces de entender sus preocupaciones'.
L¨ªnea dura episcopal
La c¨²pula episcopal representa la l¨ªnea dura de la jerarqu¨ªa americana, partidaria de que el Vaticano d¨¦ directrices claras y directas sobre c¨®mo manejar los casos de curas pederastas y de que autorice a que los curas pederastas convictos y confesos sean entregados a la justicia civil.
Muchas de las di¨®cesis de EE UU han adoptado en los ¨²ltimos tiempos una l¨ªnea menos complaciente con los sacerdotes acusados de abusos a menores, retir¨¢ndoles inmediatamente de sus puestos y arbitrando ayudas a las v¨ªctimas. 'Si el Vaticano da el visto bueno a esta l¨ªnea, eso ser¨ªa un gran paso adelante', dijo el cardenal de Washington. 'Es lo que esperamos muchos de nosotros, y en concreto, los especialistas en derecho can¨®nico'.
Las leyes de la Iglesia y sus tiempos judiciales no coinciden con los civiles, y mucho menos con los de una sociedad como la estadounidense, que exige justicia r¨¢pida. La pederastia est¨¢ contemplada en diversos c¨¢nones. En el C¨®digo de 1983, vigente hoy, se reclama el castigo para el eclesi¨¢stico que haya cometido delitos contra el sexto mandamiento con menores de 16 a?os, 'incluyendo la p¨¦rdida del estado clerical'. Pero el mismo texto aclara que, a veces, 'la actitud m¨¢s beneficiosa no es el castigo penal, sino la atenci¨®n terap¨¦utica'. Una l¨ªnea que han seguido numerosos purpurados americanos, entre ellos el cardenal de Boston y su colega de Nueva York, Edward Egan, con p¨¦simos resultados.
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