Aznalc¨®llar, cuatro a?os despu¨¦s: ?qu¨¦ hemos aprendido?

Hace ya cuatro a?os, el d¨ªa 25 de abril de 1998, Espa?a despert¨® conmocionada por la mayor cat¨¢strofe ecol¨®gica de Europa, despu¨¦s de Chernobyl, la rotura anunciada de la balsa de residuos mineros de la mina de Aznalc¨®llar. Cinco millones de metros c¨²bicos de lodos y agua ¨¢cida recorrieron los casi 40 kil¨®metros del r¨ªo Guadiamar hasta verter al Brazo de la Torre y de all¨ª al r¨ªo Guadalquivir, afectando a m¨¢s de 4.000 hect¨¢reas de terrenos de inter¨¦s agr¨ªcola y al propio Parque Nacional de Do?ana, arrasando a su paso toda la flora y fauna acu¨¢tica. Las im¨¢genes de los negros lodos, los peces muertos y los operarios y voluntarios con trajes especiales y casi espaciales, con mascarillas y guantes, recorrieron el mundo entero.

El Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas reaccion¨® con prontitud facilitando con rapidez los primeros datos y valoraciones as¨ª como las recomendaciones para las actuaciones m¨¢s urgentes: el contenido del vertido era t¨®xico y peligroso, rico en metales pesados y ars¨¦nico, era un riesgo para la salud humana, contaminar¨ªa suelos, aguas superficiales y subterr¨¢neas e, inevitablemente se introducir¨ªa por las cadenas tr¨®ficas y alimentarias. Lo urgente era, sin duda, la recogida de los lodos y el tratamiento y depuraci¨®n del agua embalsada antes de su vertido.

Despu¨¦s de un desesperanzador desconcierto inicial, propiciado por la falta de entendimiento entre administraciones, finalmente los pasos necesarios se fueron dando. Ayudados por las favorables condiciones meteorol¨®gicas, los responsables de la limpieza de los lodos, por fin en una buena coordinaci¨®n, realizaron la tarea de limpieza y descontaminaci¨®n de mayor magnitud que nunca se haya hecho en Europa.

Ahora, cuando han pasado cuatro a?os, podemos decir que de no haberse actuado de forma tan contundente, siguiendo el asesoramiento del CSIC, las secuelas habr¨ªan sido enormes. Todav¨ªa hoy tenemos una importante superficie de suelo que, a pesar de los tratamientos y las limpiezas, tiene un alto contenido en contaminantes y el pastoreo de vacas, cabras y ovejas contin¨²a prohibido. La fauna del r¨ªo Guadiamar sigue su proceso de recuperaci¨®n, a pesar de los peri¨®dicos pulsos de contaminaci¨®n procedentes de las filtraciones de la balsa, que durante a?os han contaminado el acu¨ªfero aluvial del r¨ªo Agrio, que vierte sus aguas en el Guadiamar. Cuando el caudal transportado es bajo, la concentraci¨®n de metales alcanza niveles muy elevados en tramos de r¨ªo superiores a los 10 kil¨®metros. La muchas veces propuesta desviaci¨®n del cauce actual del r¨ªo Agrio, alej¨¢ndolo definitivamente de la perniciosa influencia de la balsa siniestrada, es una actuaci¨®n sin la cual el sistema natural seguir¨¢ registrando entrada de contaminantes y no ser¨¢ posible recuperar un r¨ªo ecol¨®gicamente funcional.

Sin embargo, la fauna terrestre, ha disminuido sensiblemente sus niveles de contaminaci¨®n, en general tanto m¨¢s cuanto mayor sea la movilidad del grupo que nos ocupe. As¨ª, por ejemplo, la concentraci¨®n de contaminantes en la sangre de las aves ha pasado de ser r¨¦cord mundial en aves acu¨¢ticas hace tres a?os a valores muy moderados en la actualidad e inferiores a otras zonas naturales no afectadas por el vertido. Los da?os genot¨®xicos (ataques de contaminantes a la estructura del ADN) son dif¨ªciles de evaluar, aunque las malformaciones en algunas especies, como las cig¨¹e?as, persisten en un peque?o porcentaje de los pollos nacidos en la ¨²ltima primavera portadores de deformaciones en picos o patas. No obstante, en otras muchas especies, los da?os en el ADN son menos frecuentes o inexistentes en la actualidad. Las nutrias han vuelto a colonizar el r¨ªo Guadiamar y ninguna especie de ave se ha visto en riesgo de desaparici¨®n por efecto del vertido. En conclusi¨®n, se ha dado una respuesta acorde con la magnitud de la cat¨¢strofe, minimizando las consecuencias de la misma, devolviendo a los ciudadanos un poco de la confianza perdida.

La cantidad de informaci¨®n cient¨ªfica que este accidente ha generado marca un claro antes y despu¨¦s de la cat¨¢strofe de Do?ana, en lo que a conocimiento del efecto de contaminantes se refiere. Desgraciadamente, no parece haberse progresado tanto en el ¨¢mbito judicial, contribuyendo a la lamentable sensaci¨®n de impunidad para los delitos ambientales a la que nos hemos acostumbrado en Espa?a. A esto habr¨ªa que a?adir que, tras invertir aproximadamente 240 millones de euros en limpieza, m¨¢s 48 millones en ayudas a Boliden tras el accidente, m¨¢s 90 millones que adeuda dicha empresa a las administraciones, el resultado obtenido es 400 mineros parados con problemas de futuro sin resolver. Adem¨¢s, en el horizonte cercano se plantea una posible nueva explotaci¨®n minera a cielo abierto, modelo cr¨¢ter lunar con descomunal balsa de residuos incluida, a unas decenas de kil¨®metros del lugar del accidente de Aznalc¨®llar. De nuevo, una multinacional dotada de un exquisito cuidado ambiental vendr¨ªa a 'hacernos ricos a todos'.

Miguel Ferrer es Investigador de la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana (CSIC)