Umbral sorprende con una visi¨®n muy cr¨ªtica de la figura de Cela
Considera que no asumi¨® bien el Nobel y que era mal articulista
El d¨ªa que muri¨® Camilo Jos¨¦ Cela, Francisco Umbral se confes¨® 'hu¨¦rfano de su padre literario'. Ayer, en la presentaci¨®n de su biograf¨ªa Cela, un cad¨¢ver exquisito (Planeta), el escritor parec¨ªa haber superado el luto y dijo no sentirse heredero del autor de La colmena: 'Es una influencia en mi obra, pero no quieran que ocupe su sill¨®n en la Academia, ni que me ponga sus zapatillas, ni lleve sus gafas, ni el virus de Cela', dijo.
Ayer, Umbral paseaba su figura parsimoniosamente entre los asistentes a la presentaci¨®n de su libro. Eligi¨® el gris claro para el traje y corbata azul. La biograf¨ªa ha levantado alguna ampolla, incluso la viuda de Cela, Marina Casta?o, ha definido el libro como 'superficial'. Ayer, Umbral empez¨® en tono pol¨ªticamente correcto: 'Hubo dos mujeres en la vida de Camilo, la primera era una matriarca dominante y le somet¨ªa; la segunda apareci¨® como una ninfa y cumpli¨® su papel', asegur¨®.
Ni rastro de comentarios a las l¨ªneas escritas en el libro, frases como ¨¦sta: 'Con los a?os, Marina se ha ense?ado enamorada del Nobel y rapaz de lujos, vestidos, champ¨¢n y fama social. Pero casi todas las mujeres acaban as¨ª. Uno dir¨ªa que Marina est¨¢ en esa etapa en que le interesa estudiar las genealog¨ªas del dinero tanto como las enfermedades de su marido'. Umbral no quiso entrar al trapo cuando se le pregunt¨® sobre sus definiciones, 'para no convertir esta reuni¨®n en T¨®mbola', dijo.
Cela supo en vida que su hijo literario escrib¨ªa un libro sobre ¨¦l. 'S¨ª, y creo que no me habr¨ªa hecho cambiar ni una coma, pese a la fama de censor, nunca obligaba a cambiar nada', dijo Umbral. Otra cosa es si le hubiera retirado el saludo: 'Me habr¨ªa arriesgado a perder su amistad, probablemente, pero, ?qu¨¦ me daba Cela a m¨ª, aparte de invitarme a comer alguna vez? Ya se sabe que los ricos siempre invitan a comer a los pobres', dijo.
Turbulencias y calma
No tiene miedo de que le llamen cobarde por haber publicado esto tras su muerte: 'No, no tengo. Yo le dec¨ªa las cosas de manera muy natural, incluso cuando se present¨® al Planeta le dije que no lo entend¨ªa, y ¨¦l no me pegaba bofetadas', asegur¨®. ?Incluso que le consideraba un mal articulista y que le costaba montar un argumento? 'Lo primero s¨ª se lo dije, pero es que ¨¦l no consideraba sus art¨ªculos las columnas que conocemos hoy, sino otra cosa, por eso los llam¨® apuntes carpetovet¨®nicos. Y sobre la construcci¨®n de argumentos es que ¨¦l no estaba interesado en escribir como Gald¨®s o Baroja, estaba al tanto de lo que se hac¨ªa en el mundo y le interesaba experimentar'.
Para el Cela experimentador no escatima elogios en esta biograf¨ªa, que navega entre las turbulencias y la calma, entre el homenaje, el cari?o y el ajuste de cuentas. 'Creo que le habr¨ªa interesado el an¨¢lisis literario de mi libro; otras cosas, menos'. Quiz¨¢ se refiere a los comentarios que le brinda, tipo: 'Los hipop¨®tamos no coquetean'; o a su relaci¨®n con C¨¦sar Gonz¨¢lez Ruano, de quien dice Umbral que le ten¨ªa envidia por su talento para escribir en los peri¨®dicos; eso, por no hablar de lo que hizo tras recibir el Nobel. 'Creo que lo llev¨® mal, honestamente, mal. Quiz¨¢ le lleg¨® el premio y lo us¨® para vengarse'.
Pese a todo, Umbral considera a Cela tambi¨¦n 'un maestro de la escritura y de la vida', pero no quiere ser su heredero aunque en el libro, Umbral suelta: 'Camilo Jos¨¦ vive la sensaci¨®n literaria de que se prolonga un poco en m¨ª'. Y el autor de la biograf¨ªa sufre contradictoriamente este aspecto. Si hay d¨ªas que se declara su hijo, ayer no estaba por la labor, y menos de ocupar su sill¨®n en la Real Academia: 'No me propongo que me den el sill¨®n, ni las zapatillas, ni sus gafas, ni quiero el virus de Cela', zanj¨®.
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