Juan Goytisolo, en un punto y aparte
A pesar de la expectaci¨®n con la que fueron -bien- recibidos en su d¨ªa estos dos primeros vol¨²menes de las memorias de Juan Goytisolo, Coto vedado (1985) y En los reinos de Taifas (1986), que hasta hoy no han tenido una verdadera continuaci¨®n como tales, lo cierto es que no se pudieron valorar entonces en lo que comportaban de despedida m¨¢s que de recuento, lo que supon¨ªan, en el ¨¢nimo de su autor, de cierre en lugar de apertura. Eso se puede ver ahora con mayor claridad, cuando se reeditan sin apenas cambios y en este ¨²nico volumen m¨¢s de quince a?os despu¨¦s, a la distancia que los soci¨®logos usan para separar las generaciones entre s¨ª, como si el Juan Goytisolo de la primera ¨¦poca (la que fue de 1954 a 1966) 'reservara' su memoria al finalizar la segunda, la que culmin¨® en 1970 con Reivindicaci¨®n del conde don Juli¨¢n, de lo que daba cuenta como si ya hubiera pasado a formar parte de otra generaci¨®n m¨¢s, a mediados de los ochenta, pues ahora queda ya mucho m¨¢s claro que nunca que su mismo autor ha traspasado ya a estas alturas varias generaciones sucesivas y, a diferencia de los rayos de sol con el cristal de la ventana, rompi¨¦ndolas y manch¨¢ndolas sin parar y de modo perfectamente deliberado, como si se instalara en varias y sucesivas generaciones diferentes. Por eso mismo, los esc¨¢ndalos que causaron entonces algunas de sus confesiones (como el de los abusos sexuales de que fuera objeto en su ni?ez por parte de un t¨ªo abuelo) no dejan ahora de sonrojar por su tragic¨®mica inanidad.
MEMORIAS
Juan Goytisolo Pen¨ªnsula. Barcelona, 2002 624 p¨¢ginas. 20 euros
Lo importante en verdad de
esta exacerbada y terrible autobiograf¨ªa no estaba en estas an¨¦cdotas irrisorias, sino en su distanciamiento posterior y en la fijaci¨®n de un proceso de rechazo total y a todo, a su familia originaria, a su propia sociedad, a su cultura, a su tradici¨®n y hasta a su patria y todos sus valores sin excepci¨®n, los de todos sus lados adem¨¢s, desde los m¨¢s tradicionales del franquismo y sus aleda?os hasta los m¨¢s liberales y en apariencia progresistas, desde los del comunismo m¨¢s estalinista hasta los de sus recuelos de disidencias de toda cala?a. El hecho de que la rebeld¨ªa de Juan Goytisolo hubiera tenido sus causas personales m¨¢s evidentes y personales, no la configura como simplemente subjetiva, sino que resulta ser de una objetividad tan implacable como autosuficiente. Y lo que s¨ª se ve aqu¨ª con transparencia deslumbradora es la potencia de su vocaci¨®n literaria, que se ha impuesto con tal contundencia no tan s¨®lo hacia su exterior con la elaboraci¨®n de una obra originariamente torrencial, 17 libros publicados -con 12 censurados- antes de la muerte de Franco, en 20 a?os, sino hacia su propio interior, conquistando su propia est¨¦tica personal a base de autoesfuerzo y correcciones sin fin, buscando su propio camino y su escritura por encima de sus ¨¦xitos m¨¢s o menos falsos, negando sus facilidades e imponi¨¦ndose por encima de sus dificultades y complejidades y hasta de toda suerte de incomprensiones, lo que a veces le ha resultado mucho m¨¢s dif¨ªcil.
Es curioso que, bien aceptado al principio por su rebeld¨ªa pol¨ªtica, con novelas que hoy apenas reconoce (Juegos de manos, Duelo en 'El Para¨ªso', Fiestas, la repudiada El circo, La resaca y La isla) y bastante criticadas por su torpeza expresiva, tard¨® una d¨¦cada en encontrar su primera gran transici¨®n con Se?as de identidad, Reivindicaci¨®n del conde don Juli¨¢n y Juan Sin Tierra, trilog¨ªa que le 'recoloc¨®' en la experimentaci¨®n estil¨ªstica y su reinstalaci¨®n en el mundo de la cultura ¨¢rabe, que se ha convertido ya en su caldo de cultivo total, que hasta traspasa su importante labor period¨ªstica, que va del ensayo hasta el panfleto, pero donde alguna de sus obras narrativas traspasan su experimentalismo hasta rozar sus mejores cotas art¨ªsticas, como sucede en Makbara, Paisajes despu¨¦s de la batalla, Las virtudes del p¨¢jaro solitario, La cuarentena, El sitio de los sitios y la tan divertida y par¨®dica Carajicomedia, donde mezcla autobiograf¨ªa y cultura de manera tan explosiva como tambi¨¦n incomprendida.
Estas Memorias que ahora
vuelve a presentar nos cuenta el cierre de su primera etapa y transici¨®n, y hasta declara que a partir de entonces su vida privada carece de inter¨¦s por lo que volver a ella 'ser¨ªa redundante', pues de hecho est¨¢ ya en sus otras narraciones. Eso es verdad, pero la cantidad de 'capas' que la recubren no le librar¨¢ de toda suerte de exploraciones. Espa?a no ha sido demasiado generosa con su reciente obra, que ha sido recibida con hostilidad y peor para nosotros, pues acercarse a su escritura es siempre enriquecedor. Aqu¨ª no se le ha dado ning¨²n premio institucional, todos han sido extranjeros, desde el Europalia hasta el Nelly Sachs o el m¨¢s reciente de la Fundaci¨®n Octavio Paz, aunque el hecho de que su nombre suene para el Nobel no deja de ser un s¨ªntoma de su repercusi¨®n en el mundo entero. Y aun cuando se pueda disentir de algunas de sus propuestas period¨ªsticas -como su c¨¦lebre trabajo contra la cultura oficial espa?ola, que perd¨ªa con sus dudosos ejemplos las justas razones de sus cr¨ªticas, pues toda cultura oficial es deleznable, venga de donde venga, aunque siempre haya que distinguir-, otras de sus reivindicaciones, como su defensa de El cautivo enamorado, de Jean Genet, era un trabajo admirable. Y ahora, una vez m¨¢s, est¨¢ solo, contra viento y marea, como el p¨¢jaro solitario que siempre fue, aunque siga sin explicar del todo sus antiguas relaciones con los situacionistas, un ejemplo que me gustar¨ªa conocer mejor y que deber¨ªa haber entrado en la segunda parte de estas Memorias en las que todav¨ªa podemos seguir mir¨¢ndonos.
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