Estoy a plan
EL OTRO D?A me qued¨¦ en blanco. Me sent¨¦ a escribir este articulillo y, oyes, que no se me ocurr¨ªa nada. Se me ocurr¨ªan cosas, pero m¨¢s bien personales, cosas como que he empezado un r¨¦gimen disociativo de alimentos de cara a que me entre un biquini verde que me regal¨® Carmen Alonso, la se?ora de Jaime Pe?afiel, que lleva la cosa de Triumph. Se ve que como Carmen, la pobre, no tiene el gusto de conocerme en persona, se ha guiado por la foto y como tengo cara finilla doy el pego, y me ha mandado un talla que, por decirlo mal y pronto, me oprime la cartuchera. Desde aqu¨ª te lo digo, Carmen: gracias, te lo agradezco en el alma, pero mi realidad, a qu¨¦ negarlo, es bastante m¨¢s cruda: soy como el tordo, la cabeza peque?a y el culo gordo. Eso s¨ª, estoy intentando poner remedio a mis desproporciones, con miras a caber en las casetas de la pr¨®xima Feria del Libro, y con miras, lo confieso, a un posible calendario de escritoras en bolas que estoy intentando promover (me falta editor) para no ser menos que Catherine Millet (la de la vichissoisse). Hay que hacerlo pronto, en 2003, porque el reloj biol¨®gico corre muy deprisa en el fascinante mundo de la literatura femenina. Tengo a Susana Fortes para el mes de enero. No me ha dicho todav¨ªa que s¨ª, pero lo est¨¢ considerando. Dice, por cierto, Umbral en el libro que ha escrito sobre Cela que las mujeres se han de desnudar cuando son j¨®venes y los hombres cuando son viejos, y pone el ejemplo de Picasso. Bueno, Picasso era un abuelo de carnes prietas y eso le permit¨ªa hacerse fotos en calzoncillos, pero a los viejos tambi¨¦n se les descuelgan las carnes. Se ven algunos jugando a la petanca estos d¨ªas en el Retiro a los que no les vendr¨ªa mal un sujetador de Carmen Alonso.
Pero no quiero desarrollar el tema 'r¨¦gimen' porque podr¨ªan pensar ustedes que soy una fashion victim, y no es plan. Llam¨¦ a Rodr¨ªguez Rivero (por su cultural columna / famoso en el mundo entero) a ver si me inspiraba, pero le pill¨¦ escribiendo su art¨ªculo para el Abc, y se pone muy reserv¨®n. Me recuerda a un compa?ero del colegio que se tapaba con el brazo el examen para que yo no le copiara. Yo copiaba mucho y gracias a eso me saqu¨¦ el BUP y gracias a eso tambi¨¦n me hice escritora intertextual. Le dije a R. R.: 'Manolo, hijo m¨ªo, qu¨¦ comes', porque se me estaban metiendo en el t¨ªmpano unos crujidos extra?os, y Manolo me dijo que com¨ªa unas patatas que le trae Luis Su?¨¦n, editor de Espasa, desde Galicia, patatas que responden al nombre de Bonilla a la Vista, porque el que fabrica las patatas se llama Bonilla y antes era marinero y cuando la gente ve¨ªa el bote de Bonilla acercarse al puerto dec¨ªan '?Bonilla a la vista!', y de ah¨ª viene. Les voy a confesar una cosa: me invadieron los celos, me dio rabia que Su?¨¦n le trajera patatas a R. R. y no a mi santo, con el cual tambi¨¦n tiene amistad y comparte un amor (a mi juicio desproporcionado) por la m¨²sica cl¨¢sica. Y como soy mujer de impulsos, llam¨¦ a Su?¨¦n y le invit¨¦ a comer a fin de aclarar el asunto Bonilla. Invit¨¦ tambi¨¦n a R. R. para que pareciera una comida cultural y no una encerrona. Les puse cocido (comprender¨¢n que con la cantidad de gente que invito a mi casa no voy a poner merluza). A los invitados hay que hincharlos a garbanzos. Es mi teor¨ªa. De la comida sali¨® un acuerdo satisfactorio: Su?¨¦n prometi¨® patatas. Aunque no canto victoria hasta que no tenga Bonillas en la boca. Fue una comida encantadora, la ¨²nica pega es que ese d¨ªa nos perdimos Betty, porque los garbanzos es lo que tienen, que dejan a los invitados hipercuajaos en los sofases.
Como me gusta impresionar, le dije a Su?¨¦n que esa noche cenaba con Lolita, y Su?¨¦n se impresion¨® y me dijo: dile que la admiro, y Manolo polemiz¨® a lo tonto porque para ¨¦l no hay m¨¢s mujer que Bel¨¦n Esteban (a la que idolatra). o, en su defecto, la Parker Bowles. Tiene un gusto ecl¨¦ctico. Total, que esa noche le transmit¨ª la admiraci¨®n de Su?¨¦n a la propia Lolita y ella me dijo que le encantan los editores y que adem¨¢s Espasa est¨¢ al lado de Tele 5 y que sea lo que Dios quiera. Lolita y yo bebimos whisky en copitas de fino, como dos gitanas leg¨ªtimas, hablamos de la pel¨ªcula que ha hecho con Albaladejo, le dije que me encanta la versi¨®n de Dos gardenias que canta en el disco de Manzanita, y luego nos contamos grandes secretos que nunca les contar¨¦ a ustedes. A ustedes les cuento lo de las patatas Bonilla, las migajas. Yo ser¨ªa mucho m¨¢s descarada, pero nadie me secunda.
He le¨ªdo una encuesta que ha hecho Durex que dice que los madrile?os somos los que echamos menos coitos de Espa?a. Nos superan hasta los catalanes (eso duele). Salimos a una media de dos a la semana. Es que en Madrid entre el estr¨¦se, el tr¨¢fico y el alcalde Manzano, como que se te quitan las ganas. Yo quer¨ªa hacer un muestreo entre el mundillo cultural madrile?o a ver cu¨¢l es la media, y comparar con el mundillo catal¨¢n. Pero nadie quiere mojarse (valga la redundancia), con lo cual, paso de sincerarme. Como dec¨ªa Patricia, de Gran Hermano: 'Me suda el sobaco y leo Plenilunio'. De dicha frase me enter¨¦ porque la transcrib¨ªa Sergi P¨¤mies, que ser¨¢ muy catal¨¢n y lo que t¨² quieras, pero para m¨ª que no supera la media madrile?a. Se pasa el d¨ªa viendo la televisi¨®n.
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