Italia: del neofascismo al Gobierno
HA LLOVIDO MUCHO desde los tiempos en que Jean Marie Le Pen era recibido con delirante entusiasmo en los congresos de la derecha italiana, es decir, del partido misino, heredero de la tradici¨®n fascista. La transformaci¨®n del MSI, una fuerza pol¨ªtica marginal, guiada por Giorgio Almirante hasta 1987 y destinada seguramente a la extinci¨®n, ha sido profunda y vertiginosa. Gianfranco Fini, delf¨ªn de Almirante, hoy vicepresidente del Gobierno italiano y representante de Roma en la Convenci¨®n Europea, ha sido el art¨ªfice de esta impresionante metamorfosis. Fini, nacido en Bolonia hace 50 a?os, era en aquellos a?os un joven orgulloso del pasado fascista y, sobre todo, del m¨¢ximo l¨ªder hist¨®rico del movimiento, Benito Mussolini. Y lo ha seguido siendo, aunque con importantes cambios, hasta bien entrados los a?os noventa. El cambio fundamental se produjo en 1993, cuando Gianfranco Fini desafi¨® a Francesco Rutelli en las elecciones a la alcald¨ªa de Roma. Gan¨® Rutelli, desde luego, pero el candidato neofascista obtuvo un 48% de los votos, un porcentaje triunfal para el representante de un partido calificado a¨²n con justicia de extrema derecha. El fracaso electoral se convirti¨® en un ¨¦xito personal para Fini, decidido a partir de ese momento a sustituir las viejas consignas pasadas de moda con un nuevo lenguaje pol¨ªtico. En el horizonte pol¨ªtico italiano se abr¨ªa paso una nueva formaci¨®n, creada con las t¨¦cnicas de mercadotecnia y un mont¨®n de dinero: Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi que habr¨ªa de cosechar un ¨¦xito inesperado en las elecciones de 1994. A su lado, Fini, que preparaba ya la transformaci¨®n del MSI en Alianza Nacional, indiferente a la pol¨¦mica interna, que se sald¨® con una escisi¨®n, la de Pino Rauti, que sigui¨® manteniendo la llama del fascismo en su nueva formaci¨®n, Fiamma Tricolore. El Fini de los a?os noventa era, con todo, un pol¨ªtico que votaba contra el Tratado de Maastricht y se intercambiaba mensajes afectuosos con Le Pen. Un pol¨ªtico que defin¨ªa a Benito Mussolini como 'el m¨¢s importante estadista del siglo'. Faltaban muchas piezas de la estrategia reformadora antes de convertirle en el pol¨ªtico moderado que es hoy y uno de los que mejor parados salen en todas las encuestas. Faltaba el congreso de Fiuggi, previo a las elecciones de 1996, en el que Alianza Nacional se despoj¨® de los ¨²ltimos reductos ideol¨®gicos de fascismo y se postul¨® como un partido de derecha civilizada. Rotas las relaciones con Le Pen, los lazos con Rauti, en la Alianza Nacional que celebr¨® en abril pasado su ¨²ltimo congreso, apenas queda huella del pasado fascista. Cierto que en el partido sobreviven corrientes diferentes, la derecha social, con su 'obrerismo' a ultranza, la l¨ªnea dura de Francesco Storace, y los seguidores del proprio Fini. Pero el conjunto del partido aspira a ser admitido en las filas del Partido Popular Europeo alg¨²n d¨ªa, y su dirigente, suceder a Berlusconi al frente del Gobierno italiano. En v¨ªsperas del ¨²ltimo congreso, Fini dio el ¨²ltimo paso hacia la normalizaci¨®n total, rectificando su juicio sobre el Duce. Entre los grandes estadistas del siglo cit¨® a Konrad Adenauer y a Alcide De Gasperi.
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