Alemania busca respuestas para el horror
Los alemanes debaten sobre la excesiva dureza de su sistema educativo en busca de una explicaci¨®n a la matanza de ErfurtLos alemanes debaten sobre la excesiva dureza de su sistema educativo en busca de una explicaci¨®n a la matanza de Erfurt
Un mar de flores cubre las escaleras que conducen al port¨®n del instituto Johannes Gutenberg, en Erfurt. Delante de ¨¦l, decenas de alumnos, padres de familia y profesores del colegio -en el que la v¨ªspera, el d¨ªa de los ex¨¢menes de selectividad, un ex alumno asesin¨® a 16 personas y se quit¨® la vida- se abrazan. Lloran en un silencio sepulcral. Es como si todos apenas ahora se dieran cuenta de la magnitud de la tragedia. '?C¨®mo puede hacer un ser humano tanto da?o a otros?', se lee en un cartel entre las flores. A manera de adi¨®s, all¨ª tambi¨¦n hay un perro de peluche, dejado por alg¨²n ni?o.
'Erfurt, que es una ciudad bastante intacta, est¨¢ sumida en una tremenda confusi¨®n', registra Michael Meinung, jefe durante a?os de la secci¨®n local de uno de los diarios regionales y que ahora trabaja para el Gobierno democristiano que desde aqu¨ª rige los destinos del Estado federado de Turingia. Ha sido una s¨²bita irrupci¨®n de la gran violencia, aquella que s¨®lo se conoc¨ªa de las pantallas de televisi¨®n, en una ciudad de 197.000 habitantes que comparte todos los problemas de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) -una tasa de paro del 17%, p¨¦rdida irremediable de la industria, ocasionales ataques de la extrema derecha- pero, por lo dem¨¢s, es placentera, incluso id¨ªlica en un centro hist¨®rico ya casi completamente restaurado, tranquila. Y ahora, esto. 'No es cierto que lo sucedido tenga que ver con la proliferaci¨®n de armas de la RDA o con problemas sociales', sostiene un chaval de 17 a?os, delante del Ayuntamiento, donde un centenar de ciudadanos hace cola para inscribirse en el libro de p¨¦sames.
Un vistazo alrededor del instituto Johannes Gutenberg y una breve caminata hacia la casa en la que vivi¨® Robert Steinh?user, el asesino, lo confirma: ¨¦ste no es un barrio conflictivo. Clase media alta m¨¢s bien, a la que pertenecen tambi¨¦n los padres del homicida, una dermat¨®loga y un empleado de una gran multinacional. 'El ser humano es m¨¢s que la suma de su entorno social', record¨® uno de los obispos evang¨¦licos de la ciudad, en una misa celebrada ayer tarde a la que asisti¨® el canciller, Gerhard Schr?der.
Tambi¨¦n el instituto era ejemplar, con programas para la prevenci¨®n de la violencia que incluso le valieron una invitaci¨®n del presidente de la Rep¨²blica, Johannes Rau. 'No me lo explico', afirma tambi¨¦n un vecino y padre de familia, Mario Pickel, de 43 a?os, obrero. 'A no ser que el muchacho se hubiera desesperado por haber suspendido la selectividad y haber perdido la esperanza tras ser expulsado'. Turingia cuenta con uno de los reg¨ªmenes educativos m¨¢s estrictos de Alemania. Quien suspende en dos ocasiones consecutivas la selectividad, ya no tiene oportunidad de intentarlo una vez m¨¢s. Queda en la calle, sin t¨ªtulo, pese a haber estudiado 12 a?os.
'Esto de la selectividad no puede seguir as¨ª', arremete Carsten Schneider, parlamentario socialdem¨®crata de Erfurt, de apenas 26 a?os. 'Hace unos meses, cuando salieron los resultados PISA, nos ped¨ªan que fu¨¦semos m¨¢s estrictos. Entonces, ?en qu¨¦ quedamos?', replica el portavoz del ministerio de Cultura. PISA, cuatro letras y un trauma para este pa¨ªs: es el estudio comparativo de las capacidades acad¨¦micas de los alumnos de 31 pa¨ªses, en el que los alemanes quedaron relegados a los ¨²ltimos puestos, al igual que los espa?oles.
Pero puede tambi¨¦n que el problema educativo y la inmensa presi¨®n a la que se ven sometidos muchos estudiantes no tenga que ver con esta matanza. Que mucho m¨¢s importante haya sido la facilidad con la que Steinh?user pudo hacerse con las armas, sus supuestos problemas familiares, su fascinaci¨®n por violentos v¨ªdeos y juegos de ordenador, su trasfondo pol¨ªtico: de derechas, seg¨²n algunos; de izquierdas, seg¨²n otros. En Erfurt hay argumentos y versiones para todos los gustos, y lo que dice el jefe de la polic¨ªa no tiene por qu¨¦ coincidir con lo que sostiene el primer ministro, Bernhard Vogel.
Esta ciudad est¨¢ sumida en un shock, como tambi¨¦n lo est¨¢n los padres de Steinh?user, seg¨²n cuentan periodistas locales: a veces, s¨®lo a veces, parecen despertar de este estado y dicen algo coherente. 'La vida tiene que seguir', inst¨® ayer el primer ministro, Bernhard Vogel, en rueda de prensa. Pero 24 horas despu¨¦s de la matanza, Erfurt a¨²n no est¨¢ preparada para ello. 'Esto es como un 11 de septiembre, s¨®lo que aqu¨ª, en casa', afirma una se?ora delante del Ayuntamiento.
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