Miedo, alerta total y calles vac¨ªas
M¨¢s de 100 israel¨ªes han muerto desde diciembre por atentados suicidas palestinos
'?Lleva usted un arma?' Esta pregunta se ha hecho habitual a los o¨ªdos de los ciudadanos israel¨ªes en los ¨²ltimos meses y no s¨®lo como una f¨®rmula ret¨®rica al tratar de acceder a un edificio oficial o a un aeropuerto, sino para acciones tan normales como entrar en un restaurante o ir de compras por el interior de un centro comercial.
La psicosis generada por los atentados suicidas ha hecho que, en determinados negocios, el poseer un guardia de seguridad no sea una cuesti¨®n voluntaria. Sus propietarios pueden ser multados por las autoridades en caso de que cualquiera pueda franquear sin ning¨²n control las puertas de sus establecimientos.
'Abrase el abrigo'. 'Mu¨¦streme qu¨¦ lleva en la bolsa'. '?Puede identificarse?'. Mordejai, un hombre de unos 50 a?os, controla a decenas de personas que acceden a un centro comercial en el barrio de Tel Piut, en Jerusal¨¦n. 'Cuando son jud¨ªos les registro las bolsas y, si llevan armas, les hago dejar los cargadores en una consigna. Si son ¨¢rabes, llamo a otra persona y comprobamos que todos sus datos sean verdaderos. Sus documentos, d¨®nde viven...'. La otra persona es Sara, una jud¨ªa de origen yemen¨ª y amplia sonrisa equipada con un chaleco antibalas y una ametralladora Uzi. Sara se retira varios metros de la puerta del centro junto a las personas cuya identidad comprueba, habitualmente obreros de la construcci¨®n que trabajan por la zona y aprovechan un descanso para hacer compras. ?Qu¨¦ ocurre si descubre que tiene frente a ella a un suicida? 'Tengo que apuntarle a la cabeza y tratar de que no se mueva porque entonces puede hacer estallar la bomba que lleva. Si intenta hacer alg¨²n movimiento, disparo', responde.
Desde el diciembre se han producido m¨¢s de 100 muertos israel¨ªes y 700 heridos por atentados suicidas. La mec¨¢nica suele ser siempre la misma: un hombre o una mujer se coloca en un lugar concurrido y, o bien tirando de un dispositivo o bien mediante una llamada de tel¨¦fono m¨®vil, estalla. El lugar es diferente: restaurantes, autobuses, centros comerciales y mercados. La prensa israel¨ª se ha llenado en los ¨²ltimos meses con historias de j¨®venes mutilados y familias rotas. Seg¨²n la polic¨ªa israel¨ª, tambi¨¦n se han producido, al menos, otros 35 intentos de atentados suicidas.
En el Oeste de la ciudad el miedo es palpable. El turismo ha ca¨ªdo en picado. Las terrazas est¨¢n vac¨ªas y en la entrada de casi todos los locales p¨²blicos un hombre controla a los clientes que llegan. Muchos restaurantes tienen sus puertas cerradas con llave y para acceder hay que llamar y esperar el escrutinio del vigilante. 'Antes ten¨ªa unos 100 clientes a la hora', recuerda Shevesh, el propietario del restaurante Ene, en la calle Ben Yuhuda, donde se han producido varios atentados suicidas. 'Ahora no hay nadie. He tenido que contratar a una persona que me cuesta 1.000 d¨®lares (unos 1.100 euros). Cuando hay trabajo esto no es nada, pero ahora es mucho dinero', dice desde una mesa de su negocio. Ninguna otra est¨¢ ocupada. 'Hace dos a?os cerr¨¢bamos a las dos de la madrugada, no paraba de llegar gente. Ahora lo hacemos a medianoche. ?Para que seguir abiertos si las calles est¨¢n vac¨ªas?'.
'Es una locura', opina el director de una empresa de seguridad en Haifa. 'Todo el mundo quiere un guardia de seguridad y, adem¨¢s, armado. Nosotros ya no disponemos ni de gente ni de armas. Jam¨¢s ha habido tantos guardias armados en las calles, en los bares, en todas partes'. El trasiego de armas por las calles de Israel es muy intenso. Aparte de numerosos soldados que, fuera de servicio, se dirigen o vuelven de sus misiones, muchos civiles, especialmente colonos, van armados con fusiles autom¨¢ticos. En la ciudad vieja de Jerusal¨¦n no es infrecuente ver a mujeres hacer sus compras acompa?adas de j¨®venes guardaespaldas armados, generalmente originarios de pa¨ªses del este de Europa. 'Llevamos as¨ª dos o tres a?os', se?ala el propietario del restaurante. '?Cu¨¢nto m¨¢s se puede aguantar as¨ª?'.
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