No hay freno a la violencia dom¨¦stica
El aumento de las denuncias judiciales por malos tratos no ha hecho disminuir el n¨²mero de v¨ªctimas
El n¨²mero de mujeres que ingresa en las universidades espa?olas es ya mayor que el de hombres. La tendencia va en aumento cada a?o en favor de las mujeres, seg¨²n ha hecho p¨²blico el Ministerio de Educaci¨®n esta semana. Adem¨¢s, el n¨²mero de las jueces reci¨¦n licenciadas supera tambi¨¦n al de jueces. Pero la cantidad de mujeres que ingresa en los cementerios asesinadas por sus parejas no disminuye. Con un factor m¨¢s grave respecto a los a?os anteriores: los malos tratos se extienden tambi¨¦n a las parejas m¨¢s j¨®venes, seg¨²n se?ala la Federaci¨®n de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas. Y con otro factor igual de preocupante: muchas de las fallecidas hab¨ªan denunciado previamente los malos tratos y el acoso del marido.
'Alicia aguant¨® 14 a?os y s¨®lo se separ¨® cuando los hijos ve¨ªan normal lo del padre'
'Para evitar algunas muertes de mujeres bastar¨ªa con ejecutar las leyes que existen'
'No le har¨¦ nada, dej¨¢dmela s¨®lo un rato', dijo el marido de Alicia antes de apu?alarla
'Los maltratadores dicen que quer¨ªan mucho a su mujer', relata un psic¨®logo
El 8 de abril muri¨® Alicia Ar¨ªstegui a los 37 a?os en el pueblo navarro de Villaba (9.500 habitantes). Alicia hab¨ªa denunciado a su marido al menos unas diez veces, seg¨²n la versi¨®n de sus ocho hermanos. El caso de Alicia es especialmente interesante porque en ¨¦l se dan paso a paso casi todos los errores, negligencias y descuidos que suelen concurrir en la muerte de la mujeres previamente maltratadas.
Tan paradigm¨¢tico y preocupante es el caso de Alicia que el propio presidente del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, Rafael Ruiz de la Cuesta, encarg¨® una investigaci¨®n de oficio en la Fiscal¨ªa y los cinco juzgados de Pamplona para ver si se hab¨ªa actuado de forma correcta.
Contra el marido de Alicia pesaba una prohibici¨®n de acercamiento a menos de 500 metros.Tras varios d¨ªas de investigaci¨®n, el pasado mi¨¦rcoles el presidente del Tribunal dictamin¨® que de 'cinco denuncias' presentadas en un plazo inferior a dos meses por la propia Alicia 'no era f¨¢cil deducir una ulterior acci¨®n violenta como la que desgraciadamente tuvo lugar'.
Si los jueces aseguran que actuaron de forma correcta; y la polic¨ªa local de Villaba mantiene que hizo todo lo que estuvo en su mano; y los ocho hermanos de Alicia la apoyaron en todo momento, ?qu¨¦ ense?anzas se puede extraer del caso de Alicia para que el n¨²mero de 16 mujeres asesinadas por sus parejas en lo que va de a?o no ascienda a las m¨¢s de 50 o 60 que van a fallecer en manos de sus c¨®nyuges antes de que termine el a?o, a un ritmo superior al de una muerte por semana?
?Qu¨¦ se puede aprender del caso de Alicia Ar¨ªstregui?
'Primero, que las mujeres maltratadas callan durante demasiado tiempo', se?ala el m¨¦dico forense, autor del libro Mi marido me pega lo normal, Miguel Lorente.
Alicia llevaba 14 a?os casada. Ten¨ªa con su marido un hijo de nueve a?os y otro de 14. Pero s¨®lo empez¨® a contarle a su familia las agresiones que sufr¨ªa hace unos meses. Alicia y su marido, Jes¨²s Gil Pel¨¢ez sal¨ªan con dos matrimonios del pueblo. 'Y los dos matrimonios se llevaron las manos a la cabeza. Les parec¨ªa imposible lo que hab¨ªa ocurrido. Alicia les dec¨ªa a veces: 'Tengo el mejor marido del mundo' relata el alcalde del pueblo, Miguel Alfonso Ucar.
'El tipo ten¨ªa una doble cara', comenta el alcalde. 'En la calle se comportaba de una manera y de puertas adentro era otro totalmente distinto. Y esa doble cara se reflej¨® hasta en la forma de asesinarla, seg¨²n nos contaron los testigos'.
Alicia call¨® durante mucho tiempo, tap¨® las agresiones del marido 'porque esperaba cambiarle', seg¨²n cuentan los hermanos de ella. ?Pero qu¨¦ m¨¢s se puede hacer para evitar tanta muerte anunciada? ?Cambiar las leyes? ?Crear una ley general sobre violencia dom¨¦stica?
Pilar D¨¢vila del Cerro, presidenta del Instituto de la Mujer cree que una ley general no ser¨ªa ninguna panacea. 'Es muy probable que este a?o entren en vigor los juicios r¨¢pidos. Y eso va a ser determinante', se?ala D¨¢vila. 'El agresor ser¨¢ castigado de inmediato y la v¨ªctima podr¨¢ sentirse m¨¢s protegida'.
'Basta con hacer cumplir las leyes que existen', sentencia Carmen Larramendi, coordinadora del servicio de atenci¨®n a la mujer del colegio de abogados de Pamplona. 'No hay una soluci¨®n m¨¢gica a este problema. Pero ?por qu¨¦ nunca los fiscales y abogados pedimos dos o tres a?os de prisi¨®n para los maltratadores que incumplen las sentencias de alejamiento. Los jueces se quedan en condenas inferiores a dos a?os, y claro, en el derecho espa?ol si no tienes antecedentes, te suspenden la pena y no vas a prisi¨®n'.
'Un forense debe entrevistar al maltratador tras la primera denuncia y determinar si es peligroso', propone el forense Miguel Lorente.
'Nosotros vimos desde el d¨ªa en que lleg¨® Alicia con su primera denuncia al Ayuntamiento que ella estaba en situaci¨®n de peligro', comenta el jefe de la polic¨ªa local Javier Aoiz. 'Y le dijimos: 'En cuanto veas la m¨ªnima duda, nos llamas y te ponemos escolta las 24 horas del d¨ªa. Pero nunca nos llam¨®'.
'Es verdad que nos result¨® muy raro', comenta otra fuente del Ayuntamiento, 'que la polic¨ªa local se enterase por la propia v¨ªctima. Cuando ella ya hab¨ªa acudido a los juzgados de Pamplona. Los juzgados tendr¨ªan que haber alertado a la Polic¨ªa Nacional y los nacionales a los municipales'.
Otra lecci¨®n: se necesita m¨¢s coordinaci¨®n entre las autoridades afectadas: fiscales, jueces, polic¨ªas... Pero del caso de Alicia a¨²n se pueden extraer m¨¢s ense?anzas. 'Ella no se atrevi¨® a separarse antes porque se ve¨ªa incapaz de sacar la situaci¨®n adelante. A pesar de que ten¨ªa trabajo como limpiadora, y hab¨ªa medios para vivir. Pero ¨¦l le ten¨ªa minada su autoestima', contin¨²a su hermano Eugenio.
'El gran error consiste en pensar que la violencia empieza con las agresiones, en vez de asumir que la violencia se inicia cuando el hombre le dice a la mujer una y otra vez 'no vales para nada' y comienza a faltarle al respeto', se?ala el m¨¦dico forense Miguel Lorente, autor del libro Mi marido me pega lo normal. 'La violencia psicol¨®gica es m¨¢s sutil que la f¨ªsica, y si cabe, m¨¢s da?ina. Paraliza a la v¨ªctima', a?ade la abogada Ana del Campo, de la Federaci¨®n de Separadas y Divorciadas.
'Antes de irse de su casa el 1 de diciembre de 2001, mi hermana hab¨ªa ca¨ªdo dos veces por depresi¨®n en el hospital', relata Eugenio Ar¨ªstregui. 'Estaba en tal estado depresivo que no reconoc¨ªa a la familia. El psiquiatra dijo que ella ten¨ªa un sufrimiento derivado de su convivencia. Pero Alicia lo ocultaba todo. Y lo ¨²nico que la llev¨® a decidirse, lo ¨²nico que de verdad la llev¨® a dar el paso de la separaci¨®n fueron sus dos hijos de nueve y 14 a?os. Ella vio que los ni?os estaban reproduciendo la conducta del padre. Le llamaban loca y lo ¨²nico que les faltaba ya era agredirla'.
El marido de Alicia sigui¨® el camino marcado por tantos maltratadores asesinos: 'Cuando ella se separ¨® de ¨¦l, el tipo se despidi¨® del trabajo, con tal de no pasarle la manutenci¨®n', comenta Eugenio. 'Ella ten¨ªa la custodia de los chiquillos, pero ¨¦l los ten¨ªa comprados . Cuando no era con una bici con el m¨®vil de ¨²ltima generaci¨®n'.
Hasta un mes despu¨¦s de mudarse ella a la casa de su madre, de 73 a?os, Alicia no empez¨® a contar el gran trauma de sus 14 a?os de matrimonio: 'Que le pegaba, que ni la dejaba ir con la familia, ni con las amigas, que a veces dorm¨ªa en el balc¨®n...'
'El 9 de enero ¨¦l llam¨® a mi hermana con el pretexto de que quer¨ªa arreglar las cosas por las buenas [de nuevo se repite el gui¨®n]. La llev¨® al camino de Urbi, un sitio apartado del pueblo. Le dijo que quer¨ªa el piso y la custodia de los hijos. Le dijo: 'Y si no, mato a tu madre, te mato a ti y despu¨¦s me pego un tiro'.
'Los maltratadores', explica el m¨¦dico forense Jos¨¦ Miguel Lorente, 'amenazan con un fin claro: que la mujer vuelva. Ellos, en su fuero interno creen que ella volver¨¢, que no se vale por s¨ª misma. Y cuando comprueban que no es as¨ª, es cuando pasan a la agresi¨®n directa. Por eso, la mayor parte de las asesinados lo son en el momento de la separaci¨®n. Esos meses en que el proceso judicial se alarga eternamente'
'?se mismo d¨ªa en que amenaz¨® a mi hermano, se llev¨® a los ni?os por la tarde y le sac¨® a un hermano nuestro un cuchillo. Entonces mi hermana acudi¨® por primera vez a la polic¨ªa y entonces s¨ª, entonces lo cont¨® todo, el martirio de su convivencia. El juez decret¨® los 500 metros de distanciamiento. Lo detuvieron y a los tres d¨ªas lo dejaron en libertad. A los tres d¨ªas, ¨¦l ya estaba merodeando alrededor de Alicia'.
'El 16 de enero ella le puso la primera denuncia porque incumpli¨® lo del distanciamiento. Despu¨¦s vinieron otras tres o cuatro por el mismo motivo, cinco o seis por la custodia de los ni?os que se los llevaba o tra¨ªa, tres o cuatro que le pusimos los hermanos por amenazas de muerte que nos hac¨ªa. Una vez ¨¦l acudi¨® al pueblo de al lado, a un kil¨®metro de Villaba, y se quiso acercar a ella disfrazado de encofrador, con un martillo de esos grandes, con la clara intenci¨®n de matarla. Pero al ver a uno de nuestros hermanos sali¨® corriendo' relata Jos¨¦ Mari Ar¨ªstregui.
'Ella ten¨ªa un p¨¢nico de pel¨ªcula de miedo', contin¨²a Jos¨¦ Mari. '?l tiene un Seat Toledo granate. Y cada vez que mi hermana ve¨ªa un coche de esos se encog¨ªa, se paralizaba y se te pegaba al brazo. Tres d¨ªas antes de morir le dijo a uno de los hermanos que si le pasaba algo a ella que si hiciera cargo de sus hijos'.
En las pel¨ªculas de terror el homicida suele atormentar a la v¨ªctima de d¨ªa y perseguirla hasta matarla de noche. En el caso de Alicia, el crimen sucedi¨® en plena calle, en una estaci¨®n de autob¨²s, y a las nueve de la ma?ana.
Javier Aoiz, jefe de la Polic¨ªa Local de Villaba resume los hechos: 'Ella estaba en la parada con un matrimonio amigo. A pesar de que ¨¦l ten¨ªa prohibido acercarse a m¨¢s de 500 metros, se acerc¨® amenazante, con un cuchillo. Ella se meti¨® en el coche del marido de la amiga. Y la amiga lo agarr¨® a ¨¦l por el brazo', a?ade el alcalde. 'Y aqu¨ª es d¨®nde se ve la doble cara que siempre mantuvo ¨¦l con la gente. Hubo un momento en que Patricia, la amiga de Alicia, le dijo: 'Jes¨²s, suelta el cuchillo que te vas a perder'. Y ¨¦l, entonces, dej¨® de forcejear y de intentar sacarla del coche, cambi¨® la cara por completo, como si no pasara nada y dijo: 'Si no le voy a hacer nada, dej¨¢dmela s¨®lo un rato'. Entonces el marido de Patricia le dijo: 'Vale, pero sin cuchillo'. Y ah¨ª fue cuando el tipo le peg¨® un empuj¨®n a Patricia, sac¨® a Alicia del coche y le peg¨® tres pu?aladas. Ahora todo el mundo estamos pregunt¨¢ndonos si pudimos hacer algo m¨¢s. Desde el marido de Patricia, hasta la propia amiga y nosotros en el Ayuntamiento'.
'Nosotros tambi¨¦n', comenta Eugenio, uno de los hermanos de Alicia: 'nos preguntamos si pod¨ªamos haber hecho m¨¢s. Hab¨ªamos planeado poner carteles por las calles para que la gente lo reconociera y estuviese alerta. Pensamos en ir a la tele'.
Los maltratadores suelen asegurar que quieren mucho a sus parejas y a sus hijos, pero entonces ?por qu¨¦ llegan a matarlas y dejar hu¨¦rfanos a sus hijos? Para responder a ¨¦sa y a otras preguntas Instituciones Penitenciarias est¨¢ elaborando un estudio que emprendi¨® en octubre en ocho c¨¢rceles con decenas de maltratadores. 'Les hacemos escribir una carta a la v¨ªctima en la que ellos traten de explicarse ante la mujer', explica una de las psic¨®logas a cargo de la investigaci¨®n. 'Y todos concluyen en que quer¨ªan a sus mujeres y siguen queri¨¦ndola. Un amor patol¨®gico, err¨®neo, pero no reflejaban nada de odio, al rev¨¦s. Todos dicen que han sufrido much¨ªsimo. Y que han han estado sin dormir cantidad de noches y llorando como una magdalena despu¨¦s de escribir la carta. No se justificaban en ning¨²n momento. Part¨ªan de que ellos ten¨ªan la culpa'.
?Y creen los psic¨®logos que cuando salgan de la c¨¢rcel, los maltratadores no van a seguir maltratando a sus nuevas parejas?
'No podr¨ªa asegurar que no', comenta uno de los psic¨®logos penitenciarios de Nanclares de Oca. 'Porque hay falta de autocontrol, ideas equivocadas sobre la mujer, autoestima muy baja. Pero, de todas formas es una mejora, una ventaja. A alguno seguro que le surte efecto este programa'.
La mayor¨ªa de los expertos en violencia dom¨¦stica aseguran que el machismo milenario perdurar¨¢ durante a?os y no ser¨¢ f¨¢cil evitar los malos tratos a corto plazo. ' A lo mejor el hombre no va cambiar de forma r¨¢pida y visible su conducta, pero lo que s¨ª podemos cambiar es que la mujer soporte cada vez menos la violencia. Porque con la violencia sucede los que escribi¨® George Arnaud en un libro de viajes: 'Que nadie busque en este libro referencias geogr¨¢ficas exactas. Por ejemplo: Guatemala. No existe. Lo s¨¦. He vivido all¨ª'. Y hay que lograr que se denuncie, que no tapen a los maltratadores a?os y a?os'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.