Club fiscal

En 1982 el f¨²tbol dej¨® de ser una forma nacional y castiza de pasar los domingos por la tarde para convertirse en instrumento financiero privilegiado. En torno al f¨²tbol se concentr¨® una especie dineraria que todav¨ªa da juego en juzgados y tribunales. El caso Gil y su relaci¨®n con el Atl¨¦tico de Madrid es un ejemplo, pero no el ¨²nico. Desde 1982, cuando los presupuestos p¨²blicos financiaron las obras de remodelaci¨®n de los campos, el f¨²tbol entr¨® en la tecnopol¨ªtica. Poco despu¨¦s vino la ley de transformaci¨®n de los clubes en sociedades an¨®nimas, con la ilusa pretensi¨®n de que dichas instituciones se iban a financiar ellas mismas sus proyectos. Al calor de aquellas sociedades an¨®nimas deportivas y del valor a?adido del f¨²tbol televisado un grupo de emprendedores sociales y amantes del dinero se han hecho con las riendas del f¨²tbol. Y pretenden adem¨¢s que sus deudas las paguemos los contribuyentes normales y corrientes.

El f¨²tbol desencaden¨® la gran crisis socio-pol¨ªtica del primer gobierno Aznar. ?Recuerdan lo de las plataformas digitales y los derechos del f¨²tbol televisado? Aquello qued¨® en un juez expulsado y en una pretendida calma chicha. Sin llegar a tanto, por dinero y por medios, en Sevilla se ha producido un asunto que, cuanto menos, supone el mismo esc¨¢ndalo pol¨ªtico que el de ?lvarez Cascos dirigiendo la televisi¨®n digital. Resulta que el Ayuntamiento hispalense, gobernado por socialistas y andalucistas, ha aprobado un acuerdo de condonaci¨®n de parte de la deuda que el Sevilla FC y el Real Betis Balompi¨¦ tienen con la hacienda municipal. Todo a cambio de un torneo que, de veras as¨ª aparece reflejado en el convenio, ambos equipos jugar¨ªan en el a?o 2012. Esta ciudad no s¨®lo perdona a los militares, curas, nazarenos y hermandades sus obligaciones impositivas por el uso de la calle sino que se permite el descaro de perdonar a dos sociedades an¨®nimas mercantiles sus deudas reconocidas con el fisco. Ha tenido adem¨¢s el inmenso sentido de la oportunidad de aprobar dicho acuerdo en los d¨ªas en que todos los espa?oles estamos al loro de lo que pasa con la Hacienda p¨²blica y determinados banqueros. Definitivamente, alguien debe llamar la atenci¨®n al se?or concejal de Hacienda.