Gamma-ray bursts, Eta Carinae y la amenaza de la vida terrestre
A?O 1995: LOS ASTR?NOMOS MICHAEL MAYOR y Didier Queloz anuncian el descubrimiento del primer planeta extrasolar, en ¨®rbita alrededor del sistema estelar 51 Pegasi. Poco despu¨¦s, nuevos planetas ser¨ªan descubiertos en los sistemas 47 Ursae Majoris y 70 Virginis. El n¨²mero total de planetas descubiertos hasta la fecha, allende las fronteras del Sistema Solar, se sit¨²a en torno al medio centenar. ?Habitados? Qui¨¦n sabe...
La posible existencia de inteligencias extraterrestres ha suscitado acalorados debates en el seno de la comunidad cient¨ªfica. Diversas iniciativas, encaminadas a la detecci¨®n de signos de vida inteligente fuera de nuestras fronteras (con el c¨¦lebre proyecto SETI a la cabeza), parecen haber fracasado estrepitosamente. La pregunta parece obvia: ?Estamos solos en el universo? Y si no lo estamos, ?por qu¨¦ las formas de vida alien¨ªgenas se resisten a ser detectadas? ?No parece razonable imaginar una V¨ªa L¨¢ctea rebosante de razas tecnol¨®gicamente avanzadas, poblada por seres como el entra?able E.T., el extraterrestre, cuyo sino ser¨ªa la colonizaci¨®n de toda la galaxia?
Una reciente e imaginativa respuesta a tal espinosa cuesti¨®n (la llamada paradoja de Fermi) es la planteada por los f¨ªsicos Arnon Dar y Alvaro de R¨²jula, en una serie de art¨ªculos remitidos al servidor internacional de pre-prints astro-ph, disponible en la web xxx.lanl.gov, que tienen como escenario determinados cataclismos c¨®smicos conocidos como gamma-ray bursts (GRB).
Se trata de erupciones de rayos gamma de alta energ¨ªa, corta duraci¨®n (entre mil¨¦simas de segundo y mil segundos) y extraordinaria frecuencia (diariamente, se detectan unas tres explosiones de estas caracter¨ªsticas).
Descubiertos de forma accidental por los sat¨¦lites Vela en 1967, lanzados con intenci¨®n de detectar las posibles violaciones del tratado de prohibici¨®n de pruebas nucleares en la atm¨®sfera terrestre, su origen es todav¨ªa fuente de controversia. Entre los candidatos se cuentan diversos procesos f¨ªsicos asociados con la formaci¨®n de estrellas de neutrones y agujeros negros, t¨ªpicamente a distancias cosmol¨®gicas.
El impacto potencial de un GRB en las formas de vida terrestre est¨¢ ¨ªntimamente ligado al flujo de fotones y part¨ªculas de alta energ¨ªa que impactar¨ªan con nuestra atm¨®sfera. De hecho, se ha llegado a especular con la posibilidad de que los elevados flujos esperados, para el caso de una explosi¨®n cercana, da?ar¨ªan seriamente la capa de ozono e incluso podr¨ªan ser responsables de alguno de los episodios de extinci¨®n masiva que han sacudido la Tierra, peri¨®dicamente, cada 100 millones de a?os aproximadamente.
Un objeto estelar extraordinariamente peculiar ha llamado la atenci¨®n de la comunidad cient¨ªfica a este respecto. Se trata de Eta Carinae, una estrella variable, catalogada por Edmond Halley en 1677, cuatro millones de veces m¨¢s luminosa que el Sol y situada a unos 7.500-10.000 a?os luz de la Tierra, en la constelaci¨®n de Carina. Dada su enorme masa, unas 100 veces la masa del Sol, se espera que Eta Carinae explote como supernova en un periodo de tiempo inferior a los 100.000 a?os, originando el colapso de su estructura central en forma de agujero negro, y eventualmente un GRB. Determinados modelos de explosi¨®n de un GRB propuestos por Dar y De R¨²jula sugieren una ingente emisi¨®n de part¨ªculas cargadas (rayos c¨®smicos) cuyo efecto sobre la atm¨®sfera y, consecuentemente, sobre las formas de vida terrestres, ser¨ªa catastr¨®fico, incluso a nivel subterr¨¢neo o submarino.
La probabilidad de que un evento de estas caracter¨ªsticas ocurra en nuestra galaxia, dando como resultado un flujo de radiaci¨®n predominantemente dirigido hacia la Tierra, se estima en 1 cada 70 millones de a?os... Cifra peligrosamente pr¨®xima a la del promedio entre extinciones masivas que ha sufrido la Tierra. ?Mera casualidad num¨¦rica? O como sostienen Dar y De R¨²jula, ?raz¨®n por la que no hay nadie m¨¢s ah¨ª fuera? En ese supuesto, los GRB constituir¨ªan una fuente de esterilizaci¨®n de planetas 'infestados' por el virus de la vida...
As¨ª, la vida, impulsada por explosiones de supernova, fuente de gran parte de los elementos qu¨ªmicos que integran el cuerpo humano, tendr¨ªa un final igualmente violento. Tan azarosos or¨ªgenes y destinos quiz¨¢ expliquen el porqu¨¦ de la insaciable tendencia humana a la guerra.
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