Un cr¨¢ter que anuncia el mar
La playa de Genoveses es uno de los rincones m¨¢s bellos del parque natural de Cabo de Gata-N¨ªjar
Humilde y recogido, el Pozo de los Frailes es un interesante n¨²cleo de poblaci¨®n cercano a la costa que debe su nombre a una gran noria comunal de origen nazar¨ª que permiti¨® en sus or¨ªgenes abastecer las huertas de la zona. Merece la pena arrancar en este punto una ruta que puede llevar al visitante hasta la playa de Genoveses, pasando por el blanco y coqueto San Jos¨¦, uno de los enclaves tur¨ªsticos m¨¢s visitados del parque natural de Cabo de Gata-N¨ªjar.
El Pozo de los Frailes comenz¨® a establecer su caser¨ªo y a gozar de estabilidad en el siglo XVIII. Hoy sus pocos habitantes pueden presumir de contar con uno de los monumentos populares m¨¢s conocidos del parque, la noria que se instal¨® sobre el antiguo pozo comunal cuando despuntaba el siglo XX. Abandonada en 1983, la noria actual es una reconstrucci¨®n realizada por artesanos de la zona en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo pasado.
El entorno de esta singular noria se presenta como una suerte de sencillo parque que brinda la oportunidad de pasar un rato admirando el paisaje circundante antes de retomar el camino hacia el n¨²cleo de San Jos¨¦, del que Juan Goytisolo dijo, cuando lo visit¨® a mediados del siglo XX, que era 'un pueblo triste, azotado por el viento, con la mitad de las casas en alberca y la otra mitad con las paredes cuarteadas'.
De la impresi¨®n que le caus¨® al escritor aquel San Jos¨¦ que arrastraba las secuelas de la crisis minera -motor, junto a la pesca, del desarrollo de la zona- hasta la estampa que ofrece actualmente este rinc¨®n, enfocado sin remilgos hacia la atenci¨®n al turista, muchos son los retoques que ha sufrido la foto. Si entonces Goytisolo hablaba de un 'pueblo triste', hoy probablemente reescribir¨ªa esas l¨ªneas para dar fe de la alegr¨ªa y el bullicio vital que se ha instalado en San Jos¨¦ con el pasado de los a?os.
Bordeando el pueblecito por su parte m¨¢s alta, la ruta lleva hasta el Campillo de los Genoveses. Se trata de una generosa explanada, pintada de verde en estas fechas, en la que algunos ven lo que pudo ser el cr¨¢ter de un antiguo volc¨¢n y que brinda, al fondo el azul intenso de la playa del mismo nombre.
Este es uno de los rincones m¨¢s bellos del parque natural y provoca en el visitante la aguda sensaci¨®n de haber pasado, en apenas unos minutos, del ajetreo urbanizado de San Jos¨¦ a la tranquilidad de un lugar casi virgen.
Antes de descender hasta el Campillo de los Genoveses, el visitante dejar¨¢ a la izquierda, erguido sobre un cerro, orgulloso y solitario, el molino de Genoveses, tambi¨¦n conocido como el molino del Collao. Se trata de una torre circular de mamposter¨ªa revocada y blanqueada de 4,5 metros de altura. Desde su privilegiada posici¨®n este molino harinero parece custodiar la belleza de la llanura que se rinde a sus pies.
Pinos, cipreses, eucaliptos, ¨¢gaves y una explosi¨®n de verdes chumberas se citan en esta gran explanada que, ahora en primavera, rivaliza en color, con el atractivo azul cuyo brillo anuncia la presencia, al fondo, de la playa de los Genoveses, la segunda m¨¢s extensa del parque natural.
Cuenta una tradici¨®n que la zona adopt¨® el nombre con el que hoy se la conoce por haber servido de refugio a la flota genovesa que particip¨® en 1147 en el asalto a Almer¨ªa, en el que tambi¨¦n intervinieron navarros, castellanos y catalanes, entre otros. M¨¢s cerca en la historia, hacia 1775, el Campillo de los Genoveses fue convertido en una dehesa yeguar, y ya en el siglo XIX las labores agr¨ªcolas y la tradici¨®n ganadera se hab¨ªan asentado en el lugar.
Para acceder desde el Campillo hasta la playa de Genoveses es obligatorio prescindir del coche. Hay un aparcamiento habilitado para las decenas de veh¨ªculos que cada d¨ªa de verano se citan en esta zona. Una verja cerrada impide el tr¨¢fico rodado por la vereda que da acceso a la playa, un atractivo pasillo cuajado de ¨¢rboles y chumberas.
Caminar por esa senda, de unos 500 metros, a cuyos lados se agolpan desde generosos ¨¢rboles hasta coquetas margaritas y amapolas provoca la sensaci¨®n de caminar m¨¢s hacia un incipiente bosque que hasta el rumor del agua salada. Pero, al final, los troncos de los ¨¢rboles, aunque casi juguetean con las olas, no se atreven a avanzar m¨¢s all¨¢ y dejan paso a una fin¨ªsima arena que sirve de antesala a las aguas limpias de este rinc¨®n del Mediterr¨¢neo.
Una amplia oferta
- D¨®nde: Para llegar desde Almer¨ªa hasta el Pozo de los Frailes una posibilidad es tomar la autov¨ªa (direcci¨®n Murcia) y coger despu¨¦s la salida que lleva hacia el parque natural de Cabo de Gata-N¨ªjar. Siguiendo la carretera, tras el cruce que conduce a Escullos, La Isleta y Rodalquilar, aparece el Pozo de los Frailes. Unos kil¨®metros m¨¢s adelante est¨¢ San Jos¨¦ y, ya dentro de San Jos¨¦, unos carteles se?alizan el camino a seguir para acceder hasta Los Genoveses. - Cu¨¢ndo: En verano los ba?istas y en primavera quienes prefieran m¨¢s tranquilidad. - Alrededores: Si se sigue la ruta desde Los Genoveses, se accede a otra de las m¨¢s bellas estampas que proporciona el parque natural. Se trata de la playa de M¨®nsul, famosa por las dunas que parecen querer sumergirse lentamente bajo el agua. Para disfrutar de una buena comida tradicional merece la pena regresar hasta la entrada de San Jos¨¦. En uno de los m¨¢rgenes de la carretera que da acceso a ese n¨²cleo de poblaci¨®n est¨¢ el Cortijo del Sotillo, un edificio del siglo XVIII reconvertido en restaurante y hotel de cuatro estrellas. Otra opci¨®n es elegir entre alguna de las decenas de establecimientos de San Jos¨¦. - Y qu¨¦ m¨¢s: Hay numerosas gu¨ªas del parque natural.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.