Los impagos del Gobierno dificultan la proyecci¨®n exterior de la ciencia espa?ola
Los investigadores reclaman una planificaci¨®n estable y una continuidad en la gesti¨®n
Los investigadores espa?oles afectados por el impago de las subvenciones del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa est¨¢n sufriendo ya graves efectos, como tener que renunciar a colaboraciones con equipos internacionales, acumular deudas con la industria o publicar en revistas cient¨ªficas de inferior nivel por no poder pagar las tarifas de las m¨¢s prestigiosas. El ministerio dej¨® de gastar el a?o pasado un 70% de lo presupuestado en las principales partidas de investigaci¨®n y muchos grupos siguen a¨²n sin cobrar. Los cient¨ªficos reclaman una gesti¨®n y planificaci¨®n estables.
'El a?o pasado el ministerio no pag¨® nada de lo aprobado en 2001 para el Plan Nacional del Espacio', comenta Rafael Rodrigo, director del Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa (IAA). Este centro ha adelantado fondos a investigadores afectados por los impagos y los retrasos, que acumulan una deuda de entre 900.000 y 1,2 millones de euros, pese a que en el Plan Especial de Astronom¨ªa y Astrof¨ªsica se est¨¢n realizando los pagos.
'En mi caso, debo 300.000 euros a dos empresas que adelantaron los trabajos del proyecto que dirijo (desarrollo de componentes de la futura sonda Rosetta, de la Agencia Europea del Espacio)', explica Rodrigo. 'Tal y como est¨¢n las cosas hemos renunciado a colaboraciones internacionales que nos han propuesto porque tememos no poder hacer frente a los compromisos'.
Otros equipos de trabajo siguen adelante s¨®lo gracias a que tienen financiaci¨®n de diversas fuentes. Es el caso de Luis Enjuanes, del Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa (del CSIC). 'Hice la solicitud del proyecto -210.000 euros- en 2000, fue evaluado en 2001 y me comunicaron que estaba concedido en septiembre del a?o pasado; pero no he recibido el dinero', comenta.
'Afortunadamente tengo otros ingresos en mi laboratorio, sobre todo proyectos de la UE y uno de una empresa', contin¨²a. 'Lo grave es que hemos perdido completamente la confianza en el ministerio. Antes pod¨ªa retrasarse la renovaci¨®n de una beca y luego se ahorraban un mes... eso era tercermundista, pero ahora el ministerio te puede hacer cualquier cosa. Nunca he querido hacer declaraciones p¨²blicas, pero esto ha superado mi paciencia; un grupo de investigaci¨®n no puede aguantar siete meses sin la financiaci¨®n prevista'.
Lo sorprendente para Enjuanes es que la parte m¨¢s lenta de la gesti¨®n de los proyectos, su evaluaci¨®n y concesi¨®n, se ha sacado adelante, mientras que el pago, 'que tendr¨ªa que ser autom¨¢tico', no ha funcionado. 'Es como si el ministerio se hubiera ido de vacaciones', dice.
Los cinco astrof¨ªsicos que colaboran en una investigaci¨®n de formaci¨®n estelar bajo la direcci¨®n de Guillem Anglada (IAA) est¨¢n pendientes de la tercera y ¨²ltima anualidad de su proyecto, 7.200 euros, que ten¨ªan que haber recibido en diciembre de 2001. 'No se ha pagado nada', se queja Anglada. 'He regresado de trabajar en EE UU, necesito un ordenador y no he podido comprarlo'. Otro ejemplo de sus penurias: Anglada ten¨ªa que asistir con otro colega del grupo a un congreso sobre interferometr¨ªa en Taiwan el mes pr¨®ximo. 'Tenemos que confirmar nuestra asistencia y no sabemos qu¨¦ hacer ya que si no recibimos los fondos no podemos ir'.
Cambios bruscos
Pere Puigdom¨¦nech, director del Instituto de Biolog¨ªa Molecular (CSIC), en Barcelona, se?ala dos cosas preocupantes. Una es la constataci¨®n de que 'en cifras absolutas', el nivel de financiaci¨®n de la ciencia no ha aumentado en los ¨²ltimos a?os. La segunda es el problema de estructura interna que padece el MCYT, lo que explica que haya desfases en los pagos de proyectos. Esto, argumenta, en el fondo se debe a los 'cambios bruscos y radicales' que se han dado en los ¨²ltimos diez a?os: 'Cada dos a?os ha cambiado la orientaci¨®n de la pol¨ªtica cient¨ªfica de modo que el responsable entrante se ha preocupado m¨¢s de impulsar un nuevo modelo y destruir el anterior que de consolidar lo que hab¨ªa'.
Al analizar la situaci¨®n de la pol¨ªtica cient¨ªfica, Jordi Cam¨ª, director del Instituto Municipal de Investigaciones M¨¦dicas (Barcelona), destaca que es preocupante que dos ministerios (Sanidad y Ciencia y Tecnolog¨ªa) tiren cada uno por su lado sin ning¨²n tipo de coordinaci¨®n. 'En uno [Sanidad] hay dinero o saben c¨®mo conseguirlo, en el otro [Ciencia] ni hay dinero ni saben c¨®mo conseguirlo', dice.
Jes¨²s ?vila, director del Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa, se declara 'afortunado' porque su programa recibi¨® casi todo el dinero al inicio del mismo, hace tres a?os. Pero se?ala: 'El sistema de ciencia tendr¨ªa que funcionar con estabilidad, con fechas y plazos autom¨¢ticos, y no con esta incertidumbre, que nunca sabes lo que va a pasar. Tendr¨ªa que haber un plan estrat¨¦gico a largo plazo que siguiera adelante independientemente de los avatares pol¨ªticos'.
Pedir prestado para publicar
Los cient¨ªficos tienen que publicar sus hallazgos en las revistas especializadas, tras ser evaluados por expertos. Pero muchas de estas revistas tienen tarifas altas. 'Vas a publicar y no puedes porque no tienes para pagar', comenta Guillem Anglada, del IAA. 'El a?o pasado tuvimos que suplicar al NRAO [observatorio nacional de radioastronom¨ªa de EE UU] una ayuda para pagar un art¨ªculo en Nature'. Luis Enjuanes, del CNB, suele publicar en la revista m¨¢s prestigiosa de su ¨¢rea, Journal of Virology. 'Tres art¨ªculos al a?o suponen unos 6.000 euros. Nos aceptan nuestras publicaciones sin problema, pero ahora nos estamos planteando cambiar a otras revistas de menor ¨ªndice de impacto que no cobran', explica. El ¨ªndice de impacto de las revistas en que se publica es clave no s¨®lo en la carrera del cient¨ªfico sino tambi¨¦n en la evaluaci¨®n del ¨¦xito de las instituciones e incluso de los pa¨ªses.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.