En torno a la idea de realidad
La realidad es un estado de la mente por lo que pueden existir a la vez tantas realidades como mentes capaces de imaginar una historia, un espacio o una situaci¨®n vital. Los pintores suelen trabajar con esta materia mental generando im¨¢genes de las respectivas realidades subjetivas y cambiantes en las que viven. El arte del pintor no radica en la solvencia con que ¨¦ste pueda reflejar la convenci¨®n de realidad, sino, justo al contrario, en la capacidad que posea para mostrar realidades de mundos ignotos e improbables. Los surrealistas encontraron esa facultad desinhibiendo sus mentes y dejando que sus manos trazaran o escribieran aquello que surge sin control cuando se deja que el psiquismo aflore autom¨¢ticamente sobre el papel.
Roberto Matta (Santiago de Chile, 1911), que particip¨® activamente en el movimiento surrealista entre los a?os 1938 y 1949, ha creado unas morfolog¨ªas psicol¨®gicas y unos espacios indefinidos que construyen un cosmos ca¨®tico que ha poblado de figuras er¨®ticas y de criaturas movidas por la po¨¦tica del deseo. A sus a?os, nada menos que 91, sigue sorprendiendo por esa vitalidad colorista con la que construye unas realidades luminosas y fluidas. Con pincelada ¨¢gil y colores vivos, con una econom¨ªa de trazo encomiable, este testigo del siglo XX sigue infatigablemente trabajando en la configuraci¨®n de esa realidad surreal que con ¨¦l sobrevive al paso de las modas porque el deseo y la sexualidad son tan reales como eternos y universales.
Veintitr¨¦s a?os m¨¢s joven que Matta, Luis Gordillo (Sevilla, 1934) comenz¨® su trabajo pl¨¢stico explorando esas formas azarosas que surgen del dibujo autom¨¢tico, de esos garabatos que traza distra¨ªdamente la mano y a trav¨¦s de los cuales emerge el inconsciente. Someti¨¦ndolos a un proceso de an¨¢lisis y seriaci¨®n, troce¨¢ndolos, repiti¨¦ndolos y superponi¨¦ndolos, Luis Gordillo convierte estos entes abstractos y absurdos que huyen del inconsciente en objetos de una realidad cierta. Sirvi¨¦ndose de la imagen fotogr¨¢fica (testigo visual de lo real) que es invadida por formas fragmentadas, superpuestas e inveros¨ªmiles, logra dar entidad a unos espacios que, aun partiendo del azar incontrolado, no son casuales. Aunque carentes de esa sensaci¨®n de profundidad que, desde el Renacimiento, caracteriza la imitaci¨®n del mundo, las pinturas de Gordillo, gracias a la seriaci¨®n, muestran una imitaci¨®n fidedigna de un modelo irreal.
Por ¨²ltimo, podemos contemplar en Madrid la obra de un tercer pintor, Jes¨²s Mari Lazkano (Vergara, 1960), nacido 26 a?os despu¨¦s que Gordillo, que se sirve de las t¨¦cnicas m¨¢s sutiles de representaci¨®n del mundo visual, pero no por ello se acerca a la realidad. Como si hubiera invertido la voluntad de los pintores anteriormente citados, Lazkano reproduce, con fidelidad fotogr¨¢fica, im¨¢genes perfectamente reconocibles. Los muros, las cristaleras, las sillas y los pilares de las arquitecturas de Mies van der Rohe se muestran ante nuestros ojos en sus cuadros, pero nada est¨¢ en ellos en su sitio conocido. La fidelidad al modelo y la precisi¨®n en los detalles nos conduce, m¨¢s bien, al mundo de lo irreal, al territorio de lo imposible.
El procedimiento empleado por Lazkano no es sustancialmente muy diferente al utilizado por Gordillo. Ambos fragmentan, serian y reubican sus modelos, pero los resultados son antag¨®nicos. Mientras que Gordillo hace que lo improbable cobre cuerpo de realidad, las im¨¢genes realistas de Lazkano nos trasladan al mundo de los sue?os, a espacios que se aproximan a los de Matta, donde los horizontes huyen, donde el tiempo parece retroceder. Al vertiginoso dinamismo de Matta se opone, en la pintura de Lazcano, un estatismo que provoca el mal de altura, el v¨¦rtigo del abismo, de un mundo especular del que no se sabe a que lado est¨¢ la realidad, porque se sospecha que todo es ficci¨®n.
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