El planeta Shakespeare
De ning¨²n autor teatral se ha escrito tanto durante los ¨²ltimos cien a?os como de William Shakespeare, y ninguno se ha reeditado tan a menudo, entre otras razones porque su universo dram¨¢tico est¨¢ cortado a la medida del tiempo del hombre moderno. Frente a la producci¨®n de Lope y Calder¨®n, de dimensiones inabarcables para el com¨²n de los mortales, la suya se puede leer y digerir en su integridad. Y a diferencia de los autores contempor¨¢neos, cuyo prestigio depende de los cambios de direcci¨®n de las modas, Shakespeare es un valor definitivamente avalado por una masa cr¨ªtica enorme, una firma que invita al lego a iniciarse en su lectura comenzando por no importa qu¨¦ t¨ªtulo.
Para quienes deseen tener una idea relativamente precisa de sus piezas sin necesidad de haberlas le¨ªdo, Alba Editorial ha publicado la Gu¨ªa de las obras dram¨¢ticas de Shakespeare, del escritor teatral Kenneth MacLeish y el director de escena Stephen Unwin. Los autores de este ameno libro de consulta citan las fuentes de tragedias y comedias, resumen sus argumentos con tino, enumeran los personajes que intervienen en cada una de ellas, dibujan el car¨¢cter y las motivaciones de los que desempe?an un papel protagonista y, finalmente, informan de las principales representaciones celebradas en el ¨¢mbito anglosaj¨®n desde el siglo XVII hasta hoy y de los actores que las protagonizaron.
A todos interesar¨¢ saber que el musical Kess me, Kate, de Cole Porter, es una versi¨®n de La doma de la brav¨ªa, que Dal¨ª hizo los decorados de una puesta en escena de Como gust¨¦is, que a El rey Lear, tragedia entre las tragedias, se le agreg¨® un happy end hasta 1838, y que el m¨ªtico actor David Garrick arregl¨® el final de Hamlet a su conveniencia, tal y como hac¨ªan los productores de los a?os dorados de Hollywood con bastantes pel¨ªculas. En fin, que la costumbre de hacer versiones no es nueva ni exclusivamente espa?ola: el texto original de La tempestad fue sustituido durante 150 a?os por otro (La isla encantada), y algo parecido ocurri¨® con Ricardo III, Sue?o de una noche de verano y Macbeth.
Esta misma editorial ha sacado al mercado Interpretar a Shakespeare, de John Gielgud, uno de los actores que mejor han dicho al dramaturgo isabelino en los escenarios y en el cine. El p¨²blico espa?ol le recordar¨¢ como el rey Enrique IV en Campanadas a medianoche, de Orson Welles, o protagonizando Prospero's Books, de Peter Greenaway. Gielgud (1904-2000), nieto de una hermana de Ellen Terry, hered¨® algunas de las habilidades de la gran actriz: a los 25 a?os descoll¨® como Hamlet y a lo largo de su vida protagoniz¨® montajes memorables de La tempestad, El rey Lear, Medida por medida..., en algunos casos dirigidos por gigantes como Peter Brook, Peter Hall o Harley Grandville-Barker. La enorme experiencia que se filtra a trav¨¦s de cada p¨¢gina, la precisi¨®n que hay tras la sencillez de muchas de las afirmaciones de su autor, pueden ser de verdadera utilidad para el lector familiarizado con el teatro shakespeariano. El libro incluye buenas fotos de Gielgud en acci¨®n, un util¨ªsimo ¨ªndice onom¨¢stico y sendos ap¨¦ndices con notas del actor: las de una de sus dos puestas en escena de Hamlet, y las que tom¨® de Grandville-Barker durante los ensayos de El rey Lear.
Pero si de lo que se trata es de leer a Shakespeare, una opci¨®n son las traducciones que ?ngel Luis Pujante est¨¢ publicando en Austral, fluidas, claras, cercanas. La m¨¢s reciente es la de Antonio y Cleopatra, obra en la que cristaliza en la edad adulta una historia de amor tan apasionada como la de Romeo y Julieta.
Gu¨ªa de las obras dram¨¢ticas de Shakespeare. Kenneth MacLeish y Stephen Unwin. Alba. Barcelona, 2000. 392 p¨¢ginas. 21,64 euros. Interpretar a Shakespeare. John Gielgud. Alba. Barcelona, 2001. 296 p¨¢ginas. 19,53 euros. Antonio y Cleopatra. William Shakespeare. Traducci¨®n de ?ngel Luis Pujante. Espasa Calpe. Madrid, 2001. 200 p¨¢ginas. 4,96 euros.
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