Grisham contra los abogados
Hay un testamento al principio de la ¨²ltima novela de John Grisham (Arkansas, 1955), La citaci¨®n (The Summons, 2002), un testamento y un moribundo, el juez Atlee, viejo y legendario, cabeza de una familia en ruinas, alguna vez due?a de algodonales, esclavos y bancos en alg¨²n lugar de Misisip¨ª. La casa solariega se derrumba, como la familia, s¨®lo dos hijos d¨ªscolos, uno bueno y otro malo, huidos de sus or¨ªgenes, desobedientes: Ray, honorable profesor de Derecho Financiero en Virginia, que se neg¨® a ejercer de abogado como el padre exig¨ªa, y Forrest, ayudante y guardaespaldas de abogados, multidrogodependiente, palabra en la que casi caben una bodega y dos botiquines. Grisham construye con frases rutinarias una atm¨®sfera rom¨¢ntica, b¨ªblica, de Ca¨ªn y Abel, en un Sur literario y siempre derrotado en la guerra de Secesi¨®n.
LA CITACI?N
John Grisham Traducci¨®n de Mar¨ªa Antonia Menini Ediciones B. Barcelona, 2002 414 p¨¢ginas. 21 euros
Los hijos del juez son hijos sin hijos, como dir¨ªa Enrique Vila-Matas, sin mujer, porque las mujeres los abandonan o los tratan como a hijos, cuarentones. No tienen nada en com¨²n, salvo el padre y el apellido. A Ray le gustan los aeroplanos y los casinos, a Forrest la autodestrucci¨®n qu¨ªmica. Acudir¨¢n a la llamada del padre, para discutir su herencia, y encontrar¨¢n muerto al juez. Y entonces Ray, el hijo honrado, descubre m¨¢s de tres millones de d¨®lares en las cajas de papel timbrado del juez insobornable e intachable.
El ¨²ltimo Grisham escribe novelas de intriga sin soluci¨®n policial. ?Qu¨¦ haces si te encuentras tres millones en el despacho de tu padre muerto? ?Es falso el dinero? ?Te lo quitar¨¢n? Cuando tienes una fortuna que no te pertenece, todo el mundo parece vigilarte, y amenazarte: huyes con tu bot¨ªn como un asesino con la v¨ªctima escondida en el maletero del coche, dice el narrador. Ray recuerda, para guiarse en su laberinto, una novela popular, real, que Grisham cita sin dar t¨ªtulo ni autor: la espl¨¦ndida Un plan sencillo, de Scott Smith, antecedente de La citaci¨®n. Ray duda: ?entregar¨¢ la mitad de la fortuna a un drogadicto para que se mate drog¨¢ndose, un drogadicto que es su hermano?
Aunque tambi¨¦n existe un misterio (?de d¨®nde sali¨® el dinero?), lo fundamental en La citaci¨®n es el planteamiento de un dilema moral, la angustia de decidir entre distintos caminos, con el juego de fondo entre los dos hermanos: la historia en tercera persona, pero contada desde el punto de vista de Ray, termina por ser enfocada desde los ojos de Forrest. Y Grisham aprovecha para lanzar un alegato contra los h¨¦roes habituales de sus novelas, los abogados, impopular especie, abundante y codiciosa, que se alimenta del dolor de los destrozados por las emanaciones de una f¨¢brica o por alg¨²n medicamento nocivo. 'A los abogados se les ense?a a quedarse con todo lo que encuentran, a robar a sus hermanos, a quedarse con los bienes que est¨¢n obligados a proteger, a no cumplir los juramentos', dice un personaje de La citaci¨®n, y, si se atiene a los hechos que aqu¨ª relata Grisham, el lector asentir¨¢.
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