Si el alcalde lo dice, yo lo hago

El lunes levanto la cabeza y veo una banderola del Ayuntamiento en la que pone: 'Pl. Catalunya a la Pedrera, 11 minuts. A peu ¨¦s m¨¦s a prop'. Puedo decirles, despu¨¦s de haber consultado con diversos cient¨ªficos, que esta afirmaci¨®n 'a peu ¨¦s m¨¦s a prop' no est¨¢ demostrada. Aunque vayas a pie de un punto X a otro punto Y, los puntos X e Y no se mueven, y por tanto es imposible que est¨¦n m¨¢s cerca de lo que est¨¢n normalmente. Es decir, si Josep Maria Espin¨¤s, por citar a un caminante ilustre, va a pie a La Pedrera y luego vuelve a hacer el camino en coche, La Pedrera no modifica su situaci¨®n espacial. Concluyendo: si Espin¨¤s va a pie a La Pedrera desde la plaza de Catalunya, ¨¦sta no se traslada al Zara de la calle de Pelai. El conocido periodista S. R. Thomas Diligente, en su long seller Cien esl¨®ganes geniales para tus cien campa?as municipales geniales, propone: 'A peu ¨¦s m¨¦s r¨¤pid (per¨° no m¨¦s a prop)'.

Cron¨®metro y pod¨®metro son instrumentos muy ¨²tiles para efectuar un test de la campa?a 'Moure's a peu per Barcelona'

El caso es que si mi alcalde me propone que camine, yo lo hago, y si el departamento correspondiente ha calculado los minutos que tardar¨¦, yo enseguida pienso en comprarme un cron¨®metro para tratar de ajustarme a esos minutos. Voy a la tienda de productos de supervivencia Sherman Survival, que es un lugar que siempre te imaginas que estar¨¢ lleno de ex marines pidiendo cat¨¢logos de machetes pero que en realidad es un comercio donde venden artilugios que pueden hacerte muy feliz: linternas para sujetar con la boca, una ducha de campa?a que calienta el agua con energ¨ªa solar (20 litros), un kit para mordeduras de serpiente, munici¨®n para tirachinas o un ahuyenta perros que funciona con ultrasonidos. El cron¨®metro me cuesta 21 euros y supongo que podr¨ªa desgravarlo. Salgo con ¨¦l colgando del cuello y como es l¨®gico a los 2 minutos, 2 segundos y 66 d¨¦cimas, se acaba la pila. Una vez solucionado el incidente (sustituyo la pila del cron¨®metro por la del ahuyenta perros), me dirijo hasta la plaza de Catalunya. Es lunes por la ma?ana y de no ser por esta caminata hubiese sido un lunes aburrido, uno de esos lunes que salen en las canciones de la movida madrile?a; triste y vac¨ªo. El tiempo en el que hago el viaje es de (esperen que lo mire en la memoria del cron¨®metro) 8 minutos, 8 segundos y 81 d¨¦cimas, pero es porque tengo suerte con los sem¨¢foros y porque adelanto a 23 familias que se dan la mano ocupando toda la acera (y luego nos quejamos de las motos). Para volver de La Pedrera a la plaza de Catalunya tardo 7 minutos, 1 segundo y 22 d¨¦cimas. No me paro en ning¨²n escaparate. Por la noche consulto la web de la campa?a bcn.es/apeu, que es muy buena; puedes calcular tiempos de trayectos elegidos por ti. Al d¨ªa siguiente repito el recorrido porque quiero sacar la media de la semana. Sin el entusiasmo de la primera vez me demoro un minuto m¨¢s. Para un experimento cient¨ªfico as¨ª, hay que tener en cuenta algunas variables, como la moral de la tropa o el aburrimiento; el mi¨¦rcoles estoy muy aburrida y lo hago en 6 minutos 4 segundos y 37 d¨¦cimas. La vuelta es todav¨ªa peor, as¨ª que para incentivarme, por la tarde me compro un pod¨®metro, que es un aparato que calcula los pasos que das y las calor¨ªas que gastas. El jueves, con el cron¨®metro y el pod¨®metro, salgo a la calle pero llueve, as¨ª que empeoro mi marca. Los pasos que doy desde la plaza de Catalunya hasta La Pedrera son 1.754. Los que doy al volver no son los mismos, pero es que con la que cae, tengo que ir de soportal en soportal. El viernes hago el recorrido por ¨²ltima vez, pero tardo una hora en la ida, por depresi¨®n. Ver¨¢n, resulta que, para documentarme he pedido al Ayuntamiento el dossier explicativo de la campa?a, que se llama Moure's a peu per Barcelona, y lo recibo justo antes de empezar la caminata. Dentro hay diferentes mapas y folletos, explic¨¢ndote los paseos que puedes dar y los tiempos. Pero no es por leer el dossier por lo que tardo una hora en recorrer el mismo camino que el primer d¨ªa hice en menos de 9 minutos. Es porque en uno de esos folletos, adem¨¢s de incluir consejos y estad¨ªsticas, incluyen tambi¨¦n la tradicional falta de ortograf¨ªa institucional, y al verla me entra mal rollo; o sea, que recorro cabizbaja y rota (por dentro) el paseo de Gr¨¤cia. La encontrar¨¢n en el apartado Els beneficis de caminar, en la l¨ªnea 5?. En fin, podr¨ªa ser peor, s¨®lo es una falta; lo dem¨¢s son dos errores penosillos: aqu¨ª un 'estem a temps' en lugar del correcto y casi extinguido 'som a temps', y all¨¢ un 'els que' en lugar del 'els quals' que algunas amargadas tiquis miquis con insuficiente vida sexual como yo, desear¨ªamos. S¨ª, s¨ª. Ya s¨¦ que quejarse por las faltas de ortograf¨ªa de un folleto institucional parece de facha, y aqu¨ª nadie quiere parecer facha.

El viernes empiezo el recorrido por ¨²ltima vez, pero cuando ya voy por la mitad del camino y ya he gastado 8,2 calor¨ªas, me encuentro a unos conocidos de sexo masculino que tambi¨¦n iban a pie. Me preguntan si quiero consumir con ellos y yo para un hombre nunca tengo un no. Ahora les escribo desde un bar. En el pod¨®metro leo que he recorrido miles de pasos y gastado casi 100 calor¨ªas, pero claro, el pod¨®metro no sabe que la ingesta et¨ªlica es de lo m¨¢s cal¨®rico que existe. Hace dos d¨ªas que estoy volviendo a la plaza de Catalunya. A pie no est¨¢ m¨¢s cerca, pero dir¨ªa que se ve doble.