Gij¨®n, con nuevas perspectivas

Un esp¨ªritu dinamizador invade la ciudad de Jovellanos, que quiere ser algo m¨¢s que un enclave marinero y recuperar el esplendor que conoci¨® en la posguerra, cuando la miner¨ªa y la industria sider¨²rgica la convirtieron en uno de los lugares m¨¢s florecientes de Espa?a, pero que tambi¨¦n la hicieron v¨ªctima de la especulaci¨®n urban¨ªstica m¨¢s despiadada. Nada que ver con la capital, la vetusta Oviedo, su tradicional rival. Aislada tras los distintos montes que le dotan de la forma de un anfiteatro, y frenada al norte por el Cant¨¢brico, Gij¨®n (actualmente con unos 267.000 habitantes) ha estado en los ¨²ltimos a?os fuera de los destinos habituales del turismo. Para cambiar esta situaci¨®n, el Ayuntamiento y los hosteleros han creado la Sociedad Mixta, que lucha por ofrecer la imagen de un lugar id¨®neo para unas vacaciones tranquilas. A los atractivos m¨¢s cl¨¢sicos se suman otros que le auguran un futuro seductor: un planteamiento urban¨ªstico contempor¨¢neo combinado con la recuperaci¨®n de espacios hist¨®ricos, una mayor oferta cultural, la creaci¨®n de un gran jard¨ªn bot¨¢nico y el gancho de dos campos de golf y un club n¨¢utico que est¨¢ en el centro mismo de la ciudad.

Para conocer Gij¨®n hay que hacerlo desde Cimadevilla, un istmo que divide la l¨ªnea de la costa en dos y en cuya c¨²spide, el cerro de Santa Catalina, se alza el Elogio del horizonte, de Chillida, una escultura de hormig¨®n de grandes dimensiones que atrapa el sonido del mar y lo amplifica. No es la ¨²nica. Desde 1990 se han instalado en los parques abiertos por toda la ciudad obras de otros autores contempor¨¢neos, como Miquel Navarro, cuyo Andar¨ªn parece recorrer de arriba abajo el paseo del Arbeyal.

En la historia de Gij¨®n hay en verdad un ¨²nico protagonista: el mar, con su gran playa natural, la de San Lorenzo, que recibe su nombre de la capilla del siglo XVII que se alza en el paseo y cuya portada est¨¢ difuminada por el desgaste del viento y la arena. No es la ¨²nica posibilidad para los ba?istas: a base de arena y diques, Gij¨®n ha ganado en los ¨²ltimos a?os dos nuevas playas al Cant¨¢brico, la de Poniente y la del Arbeyal, en la zona donde antes hab¨ªa viejos astilleros.

En la base de Cimadevilla se encuentra la iglesia de San Pedro, donde los playos (as¨ª llaman a los habitantes de esta zona de Gij¨®n) reciben su primer bautizo. El segundo, no podr¨ªa ser de otra forma, en el mar. Aqu¨ª tambi¨¦n est¨¢n las antiguas termas romanas, de las que se conservan restos de los mosaicos y que se distinguen por el buen estado en que se conserva el hipocaustum, sistema de circulaci¨®n de aire con el que se caldeaba el ambiente. Por la noche, la vieja Cimadevilla se transforma; en los bajos de los edificios se abren bares de copas de todos los estilos y para todos los gustos.

El tir¨®n modernizador se extiende tambi¨¦n m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de la ciudad. All¨ª, en la zona de Cabue?es, se levanta un edificio imposible, de proporciones exageradas, con el marchamo inconfundible de su concepci¨®n fascista: la Universidad Laboral. Quer¨ªan con ella dotar a Gij¨®n de una escuela de oficios; sin embargo, su fachada principal mira al monte, dando la espalda a la ciudad. Proyectada en 1948, se inaugur¨®, a¨²n sin terminar, en 1956. La Laboral es una mole de granito concebida por Luis Moya, que mezcla todos los estilos, desde los templos griegos hasta el racionalismo, pasando por su mayor referente, el herreriano monasterio de El Escorial. Un conjunto colosal y sombr¨ªo con la mayor parte de sus espacios desaprovechados y deterior¨¢ndose a marchas forzadas. Su teatro, del que los gijoneses gustan decir que posee mejor ac¨²stica que el auditorio de Oviedo, tiene los frescos desprendidos por las goteras, y los sillones, tapizados con piel de camello africano, est¨¢n desvencijados cuando no ca¨ªdos. El futuro es prometedor, sin embargo, para la Laboral. Todas las administraciones p¨²blicas est¨¢n dispuestas a hacer de ella una parte del futuro de Gij¨®n, recuperando su teatro, ubicando all¨ª las escuelas de ingenier¨ªa, un hotel de cinco estrellas, una academia de hosteler¨ªa o, incluso, un archivo municipal. El regreso al esplendor perdido.