El adi¨®s de un hist¨®rico socialista
Juan Zarr¨ªas presenci¨® el fusilamiento de su padre en la c¨¢rcel
La imagen que persigui¨® toda la vida a Juan Zarr¨ªas (Algeciras-1918; Sevilla-2002) fue la del fusilamiento de su padre Gaspar. Ocurri¨® una ma?ana en la prisi¨®n de Ja¨¦n cuando los guardias llamaron a Zarr¨ªas -'?Cu¨¢l de los dos?' 'El padre'-, le sacaron de la celda, le pusieron contra la pared y le dispararon ante los ojos de su hijo. Si Juan Zarr¨ªas ten¨ªa ya inter¨¦s por la pol¨ªtica, en aquel momento su convicci¨®n socialista se acrecent¨®. La ha mantenido durante toda su vida, hasta el pasado viernes en que falleci¨® con 84 a?os tras una larga enfermedad.
Muri¨® un hist¨®rico militante socialista que ayud¨® en la refundaci¨®n del PSOE despu¨¦s de la guerra civil, en plena dictadura. Form¨® parte de la ejecutiva federal, fue pieza clave de los socialistas andaluces, senador por Ja¨¦n y alcalde de Cazalilla. Su ¨²nico hijo, Gaspar Zarr¨ªas Ar¨¦valo, sigue sus pasos en la pol¨ªtica: en la actualidad es Consejero de la Presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa.
Por la casa de Juan Zarr¨ªas pasaron todos los hist¨®ricos del PSOE, Enrique M¨²gica, Alfonso Guerra o Felipe Gonz¨¢lez, entre otros. Su afici¨®n fue siempre la pol¨ªtica y el partido por el que luch¨®, por el que fue encarcelado cuatro veces y por el que pas¨® 12 a?os en prisi¨®n (de los 18 a los 30).
La c¨¢rcel marc¨® profundamente a Juan Zarr¨ªas. En una vio morir a su padre, y en otra, en Madrid, conoci¨® a la que ser¨ªa su mujer. Ella visitaba a su padre, tambi¨¦n encarcelado, y atendi¨® la llamada de unos presos que le ped¨ªan que visitase a un joven que estaba solo. Era Juan. Se conocieron, se enamoraron y se casaron.
Los tiempos m¨¢s duros para ¨¦l fueron los de la lucha contra el franquismo, m¨¢s incluso que los d¨ªas en los que estall¨® la Guerra Civil, cuando decidi¨® irse voluntario en el primer batall¨®n de Ja¨¦n, y lleg¨® a mandar una compa?¨ªa de ingenieros. En 1947 ya era secretario general del PSOE de Ja¨¦n, ciudad de la que fue desterrado por orden judicial.
Leal, disciplinado, austero, meticuloso y ordenado, inculc¨® dos ideas b¨¢sicas a su hijo: No valen los rencores (¨¦l ve¨ªa por la calle a los que hab¨ªan sido sus torturadores y nadie recuerda que Juan Zarr¨ªas les dirigiese ni un solo reproche) y atiende siempre a los dem¨¢s. 'Si la gente, te busca tiene que encontrarte; si est¨¢s en un cargo p¨²blico, tienes que estar a cualquier hora a disposici¨®n de la gente. Si eso no te gusta, ded¨ªcate a otra cosa', le dec¨ªa a su hijo Gaspar.
Ambos coincidieron en el Senado entre 1990 y 1993. Fueron el primer padre e hijo que en ¨¦poca democr¨¢tica compart¨ªan esca?o. Pero Juan Zarr¨ªas ya ten¨ªa experiencia como senador ya que form¨® parte de la legislatura constituyente. Desde entonces trabaj¨® con Ram¨®n Rubial para que se reconocieran pensiones a los combatientes republicanos. A partir de 1993, se alej¨® de la vida pol¨ªtica por problemas de salud.
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