Un peque?o viol¨ªn
Todo comenz¨® cuando, siendo un ni?o, le regalaron un peque?o viol¨ªn mediante el cual se adentr¨® en el mundo de la m¨²sica para llegar a ser un creador polifac¨¦tico y original. Montsalvatge, con una gran dosis de intuici¨®n, llen¨® de colores su m¨²sica, que bebi¨® de las fuentes de la paleta orquestal francesa; en cuanto pudo, muy joven, viaj¨® a Par¨ªs, de donde regres¨® con la clara visi¨®n de un camino que nunca abandon¨® y que los a?os han demostrado pleno de coherencia. Su obra se halla repleta de influencias de todo orden: desde el antillanismo, que le hizo famoso en plena juventud, hasta las vivencias intelectuales m¨¢s diversas que le llevaron a evocar a Manolo Hugu¨¦, a la Lydia de Cadaqu¨¦s, a ?scar Espl¨¤ -a quien llamaba maestro- y a su tierna y querida Yvette...
Le toc¨® vivir una ¨¦poca musicalmente convulsa. Su maestro, Enric Morera, muy influido por el primer wagnerismo, no consigui¨® encuadrarle en el mundo germ¨¢nico, como tampoco consigui¨® reducirle el serialismo, tan en boga en las escuelas europeas -'por el camino que conduce a ninguna parte', como reza el primer tiempo de su obra Laberinto. En ning¨²n caso pudo ninguna corriente romper su independencia y libertad creativas.
El atractivo de la obra de Montsalvatge reside en una personalidad con perfil propio que le ha permitido abordar los m¨¢s distintos g¨¦neros, desde la m¨²sica de c¨¢mara hasta la ¨®pera, pasando por la m¨²sica vocal, para cobla y cinematogr¨¢fica o por el m¨¢s brillante sinfonismo. Todo con su estilo, alguna vez trascendente, casi siempre cargado de iron¨ªa.
He vivido muy de cerca la rebeld¨ªa de Xavier frente a la enfermedad, pues este hombre, que tanto amaba la vida y que compart¨ªa sus ilusiones y sus ¨¦xitos con su esposa Elenita y con su familia, mantuvo viva la creatividad y la clarividencia hasta el ¨²ltimo momento. ?Qu¨¦ pena que no pudiese disfrutar el ¨¦xito de su ¨®pera Babel 46 en el Teatro Real de Madrid en la excelente versi¨®n de Antoni Ros Marb¨¤! Hubiera visto cumplida la que ¨¦l llamaba 'la ¨²ltima ilusi¨®n' de su vida. Las atenciones que como m¨¦dico tuve el honor de prodigarle no consiguieron satisfacer esta ilusi¨®n.
Antes de terminar, debo mencionar la dedicaci¨®n del maestro Montsalvatge a los j¨®venes m¨²sicos, con quienes, a trav¨¦s del Concurso de Juventudes Musicales, del que fue presidente durante a?os, estableci¨® constante contacto y fruct¨ªfera colaboraci¨®n. En su cat¨¢logo hay dos obras que hoy cobran dolorosa actualidad: su m¨²sica inspirada en el Cant espiritual de Joan Maragall y la Sinfon¨ªa de R¨¦quiem, en cuyo Libera me se halla el esp¨ªritu de este gran humanista compositor.
Jordi Roch i Bosch es presidente de honor de Juventudes Musicales Internacionales y m¨¦dico personal de Xavier Montsalvatge
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