Otro juicio
Lo extra?o del fiscal apartado del caso entre el alcalde y la concejal de Ponferrada es que haya ejercido tantos a?os: no vale. O ha degenerado mucho. Quienes le hemos visto y o¨ªdo no le comprendemos con las pu?etas puestas. Es 'sorprendente', dice el fiscal general, y, aplaudi¨¦ndola, tambi¨¦n sorprende la expulsi¨®n por primera vez de un fiscal en medio de un juicio, como por primera vez Jes¨²s Cardenal suspendi¨® una sala entera por dejar escapar a un traficante de drogas: ¨¦l es sorprendente.
Sin embargo, parecer¨ªa m¨¢s oportuna la suspensi¨®n del juicio y la formaci¨®n de una nueva sala; todo ha quedado lleno de sospechas, y la sentencia parece que s¨®lo puede tener una direcci¨®n, de modo que aunque justa, siempre parecer¨¢ influida por esos incidentes. Y por la presi¨®n p¨²blica. No entro en el caso: no lo conozco m¨¢s que por los peri¨®dicos. Ni siquiera me adhiero a las tesis feministas de que ofende a la mujer en general: ofende al demandante en general, de cualquiera de los cuatro sexos conocidos, y hasta ser¨¢ reprobable contra un acusado. No deb¨ªa, por lo tanto, entrar en el caso, para no aumentar alguna de las presiones; pero es l¨®gico que entre en lo ya fallado como evicci¨®n del fiscal, que se a?ade a las sospechas sobre la Administraci¨®n de justicia que forman parte del conocimiento popular espa?ol (folclor, en la Academia) desde mucho antes de Alfonso X el Sabio y hasta nuestros d¨ªas, aunque la cr¨ªtica haya sido acallada por ella misma, por el delito de desacato, y las censuras del Estado. Aunque ha quedado en el folclor -repito- la maldici¨®n cl¨¢sica: '?Tengas pleitos y los ganes!'. Daba miedo o¨ªr a este hombre en el acto del juicio, cuyas grabaciones ahora se repiten, y los textos brutales se publican; daba asco, repugnancia ¨¦tica y humana o¨ªrle en sus exculpaciones posteriores.
Desde mi cristianismo infantil -que a¨²n perdura-, el oficio de fiscal me molesta; no s¨¦ si por el inveros¨ªmil juicio contra Jes¨²s (a) 'el Nazareno', lo cual no me ha impedido tener buenos amigos en la carrera. Un pecado del periodismo -de la opini¨®n p¨²blica, a la que pertenece- es generalizar: me salgo de ¨¦l para insistir en que no es un problema de los fiscales, ni del machismo, sino de este hombre en particular. Ah, pero caigo en ¨¦l para repetir: '?C¨®mo est¨¢ la Justicia!'. Con may¨²scula: la justicia no ha existido nunca.
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