?Amanece en Birmania?
Si alguien merece dignamente el apelativo de dama de hierro ¨¦sa es Aung Sang Suu Kyi, la l¨ªder opositora birmana y Nobel de la Paz liberada, te¨®ricamente sin condiciones, por la junta militar tras sus ¨²ltimos 19 meses de arresto domiciliario. Est¨¢ por verse si el gesto de la dictadura castrense, que ha aislado al pa¨ªs durante 40 a?os de poder absoluto, representa la 'nueva p¨¢gina para Myanmar' que anuncian sus jerifaltes. S¨ª es evidente que la decisi¨®n, adoptada tras a?o y medio de discretas conversaciones entre la Junta y Suu Kyi y que sigue a la liberaci¨®n de otros 200 presos pol¨ªticos, responde a un intento de la dictadura birmana por sacudirse las sanciones internacionales, sobre todo de la Uni¨®n Europea y Estados Unidos, que han tronchado econ¨®micamente a este pa¨ªs de 50 millones de habitantes, uno de los m¨¢s abandonados del mundo. Unas sanciones que en lo fundamental deben mantenerse mientras se verifica el alcance real del paso dado por el r¨¦gimen de Rang¨²n.
El foso entre los generales y la indomable Suu Kyi, que representa desde 1988 las aspiraciones democr¨¢ticas de su pueblo, sigue siendo enorme. La hija del h¨¦roe independentista, que ganara arrolladoramente las elecciones de 1990 (s¨®lo para continuar detenida en su casa hasta 1995), ha dicho que todo lo importante est¨¢ por discutir y negociar, desde los resultados nunca respetados de aquellos comicios hasta la redacci¨®n de una nueva Constituci¨®n. La liberaci¨®n de Suu Kyi ha sido celebrada internacionalmente. Pero es prematuro echar las campanas al vuelo. Pese al carisma y simbolismo de la dirigente birmana, los generales mantienen todav¨ªa en un pu?o a Myanmar. El gran desaf¨ªo de Suu Kyi, que merece la ayuda de los pa¨ªses democr¨¢ticos, es intentar traducir su libertad en mejoras concretas para un pueblo demasiado tiempo oprimido y humillado por sus militares.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.