La Tate Modern de Londres explora la relaci¨®n art¨ªstica entre Matisse y Picasso
La exposici¨®n descubre a trav¨¦s de 180 obras los paralelismos y diferencias de los dos genios
Demostrar la interrelaci¨®n entre los dos artistas m¨¢s influyentes del siglo XX es el prop¨®sito de la ¨²ltima exposici¨®n de la Tate Modern, Matisse Picasso, que se inaugura al p¨²blico ma?ana. A trav¨¦s de unas 180 obras, pinturas en su mayor¨ªa, enfrentadas en grupos tem¨¢ticos o lienzo por lienzo, el visitante descubre los paralelismos y diferencias entre ambos genios, cuya amistad y rivalidad se prolong¨® durante 50 a?os. Desde su punto de partida en Londres, la muestra viajar¨¢ a Par¨ªs en el mes de septiembre y a Nueva York el pr¨®ximo mes de febrero.
La exposici¨®n Matisse Picasso arranca con dos autorretratos de 1906, el mismo a?o en que Henri Matisse y Pablo Picasso iniciaron lo que ser¨ªa una larga y fruct¨ªfera relaci¨®n tanto personal como creativa. Se trata de dos pinturas opuestas en t¨¦cnica y percepci¨®n, como tambi¨¦n eran contradictorias las personalidades de sus respectivos autores. 'Eran tan complementarios como el rojo y el verde, tan opuestos como el blanco y el negro. Conformaban los dos lados de una moneda', describi¨® Fran?oise Gilot, pintora y compa?era sentimental del genio malague?o.
El artista y experto en arte cubista John Golding considera la relaci¨®n entre ambos creadores como 'una de las m¨¢s importantes historias de amor de todos los tiempos'. 'Eran totalmente complementarios y cada uno se dio cuenta instintivamente de la necesidad que ten¨ªa del otro', se?ala en el cat¨¢logo de la exposici¨®n. Golding intenta desenmara?ar estos lazos contraponiendo obras de Matisse y Picasso en las que salen a relucir el di¨¢logo entre uno y otro, la forma en que se alimentaban mutuamente y reaccionaban el uno contra el otro.
Golding es el principal inspirador de esta ¨²nica muestra, que re¨²ne bajo un mismo techo trabajos valorados por encima de los 1.600 millones de euros, y que ha requerido la colaboraci¨®n de tres grandes instituciones -la Tate, el Centro Pompidou de Par¨ªs y el Museo de Arte Moderno de Nueva York-, adem¨¢s de otros museos y galer¨ªas. Seis comisarios, incluido el propio Golding, han trabajado en la selecci¨®n de las obras, pinturas mayoritariamente, pero, tambi¨¦n, con una fuerte presencia de esculturas, dibujos y grabados. Todos ellos hacen su contribuci¨®n en el cat¨¢logo que complementa la muestra.
Temas
Las obras de Matisse y Picasso se agrupan por temas, sin especial atenci¨®n a la fecha de ejecuci¨®n, al mezclar, seg¨²n la comisaria brit¨¢nica Elisabeth Cowling, tanto trabajos contempor¨¢neos de ambos artistas como composiciones de periodos anteriores. As¨ª, en una sala se exploran sus respectivas respuestas al cuerpo desnudo en Desnudo azul: recuerdo de Biskra, y Un ¨¤ l'¨¦charpe blanche, de Matisse, y Figura con brazos elevados y La ba?ista, de Picasso. Los colores c¨¢lidos, optimistas de los matisses contrastan con los tonos sombr¨ªos de los lienzos de su colega, quien comenzaba ya el crucial viaje hacia la abstracci¨®n geom¨¦trica.
De este periodo, 1907-1908, se echa en falta en la Tate una obra maestra de Picasso, Las se?oritas de Avi?¨®n, cuya exhibici¨®n est¨¢ prevista, sin embargo, en Nueva York. Tampoco ha sido posible reunir en Londres La danza II, de Matisse, propiedad del Museo Pushkin de Mosc¨², que los comisarios quer¨ªan cotejar con Tres bailarinas, de Picasso. No obstante, su ausencia no empobrece ni debilita el objetivo revisionista de la exposici¨®n y el deseo por continuar el intenso di¨¢logo iniciado por los dos creadores del siglo XX. Por algo los comisarios celebran haber reunido el 80% de las obras originalmente seleccionadas hace seis a?os.
Especialmente atractiva es la secci¨®n dedicada a la reacci¨®n de Matisse respecto al cubismo, un lenguaje art¨ªstico en principio contrario a su afianzado colorismo y su tendencia al arte basado en la naturaleza. Divertida resulta la respuesta burlona de Picasso a la afici¨®n de su amigo franc¨¦s por las composiciones dentro del estudio. En El pintor y su modelo, de 1928, el espa?ol estructura el cuadro verticalmente y, entre sus formas geom¨¦tricas, introduce la figura del artista e, incluso, el caballete. Cowling interpreta este lienzo como 'un comentario ir¨®nico sobre la tradici¨®n naturalista, cuyo m¨¢ximo exponente era Matisse'. 'Se puede entender tambi¨¦n como una cr¨ªtica a esta forma de trabajar frente a la abstracci¨®n y conceptualizaci¨®n que propon¨ªa Picasso', se?ala. De una intensa rivalidad entre 1906 y 1917, cuando ambos crearon sus grandes obras maestras, la relaci¨®n qued¨® interrumpida con el traslado de Matisse al sur de Francia. A pesar de todo, siguieron manteniendo contactos e incluso se intercambiaron cuadros durante la II Guerra Mundial, que vivieron entre Niza y Par¨ªs, respectivamente. La relaci¨®n art¨ªstica entr¨® en su recta final tras la guerra y continu¨® hasta la muerte de Matisse, en 1954.
En homenaje a su viejo amigo, Picasso se enfrasc¨® en una serie, Mujeres de Argelia a partir de Delacroix, que recupera la odalisca como motivo pict¨®rico. 'Cuando Matisse muri¨®', dijo en una ocasi¨®n, 'me dej¨® sus odaliscas en legado'. Era el reconocimiento a la deuda mutua entre ambos.
Matisse Picasso estar¨¢ abierta al p¨²blico hasta el 18 de agosto en la Tate Modern de Londres. Las entradas, al precio de 10 libras (unos 16 euros), se pueden reservar en el tel¨¦fono 00 44 870 166 8283 o en Internet en www.tate.org.uk/matissepicasso.
La p¨¢gina www.matissepicasso.com contiene informaci¨®n sobre la exposici¨®n en las tres sedes sucesivas: la Tate Modern de Londres; el Grand Palais de Par¨ªs, del 25 de septiembre al 6 de enero, y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, del 13 de febrero al 19 de mayo de 2003.
Babelia
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