El teatro de los sentimientos

Antes de acabar el a?o 2001, Marcos Ord¨®?ez publicaba una novela corta, Tarz¨¢n en Acapulco, una obra de c¨¢mara que resum¨ªa su cari?o por el cine y a uno de sus mitos, sin descuidar su hechura art¨ªstica, resuelta con un eficaz criterio de concisi¨®n y altura metaf¨®rica. Toda la contenci¨®n sint¨¢ctica y compositiva de esa obra contrasta con el despliegue argumental e imaginativo de Comedia con fantasmas, su ¨²ltima novela. El proceso de construcci¨®n de esta obra es bastante sencillo. Se imposta unas memorias, las que escribe Pep¨ªn Mendieta desde su vejez en Madrid, y se aprovecha este truco para hacer un paseo por el teatro espa?ol de gran parte del siglo veinte. La funci¨®n del narrador en primera persona, como corresponde a todo texto autobiogr¨¢fico, es desmenuzar el pasado. Pero adem¨¢s, Pep¨ªn Mendieta funciona perfectamente como una voz novelesca, mezclado con seres reales e imaginarios, gente de teatro que reconocer¨¢ el lector y otros que se ir¨¢n consolidando a lo largo del relato con esa entidad verdaderamente contagiosa de afectos y rechazos que generan los buenos personajes de ficci¨®n.

En una novela concebida con estos materiales, materiales de la historia y la documentaci¨®n, resulta necesario una apropiada incrustaci¨®n de datos intrahist¨®ricos, reconstrucciones existenciales cre¨ªbles, am¨¦n de un ritmo narrativo comprometido con el inter¨¦s humano que han de acreditar todas sus criaturas. Marcos Ord¨®?ez no traiciona ninguna de las leyes que hace confluir en su novela, ni las de la obediencia al tramo hist¨®rico y art¨ªstico que abarca ni a las de la organizaci¨®n de las vidas imaginarias que pone en escena. S¨®lo el inter¨¦s en algunas de sus partes languidece, como si de pronto descubri¨¦ramos que gran parte de ¨¦l se sostiene sobre determinados personajes. Mientras vemos progresar al narrador al lado de su maestro Ernesto Pombal, incluso al lado de Tanito Monroy, dos personajes muy bien construidos, la novela aquilata su inter¨¦s psicol¨®gico y su capacidad para hacer vislumbrar detr¨¢s de su tejido argumental una parte sustancial de la Espa?a de los a?os veinte y la posterior a la de la guerra. Comedia con fantasmas es una buena novela de iniciaci¨®n. El dibujo que hace Ord¨®?ez del primer asombro, de la primera experiencia sexual, del lento descubrimiento de c¨®mo las gasta la vida, siempre es convincente y personal¨ªsimo. En esto coincide, tambi¨¦n por su esp¨ªritu de l¨²cida nostalgia y sentidos homenajes, con El guitarrista, de Landero. Pero adem¨¢s, para quienes profesen un incondicional amor al teatro y a sus leyendas y mitos, y, sobre todo, a quienes amen al maestro de los maestros de la dramaturgia universal, les garantizo que pasar¨¢n un buen rato con la novela de Marcos Ord¨®?ez.