Los frailes escond¨ªan una fuente secreta
Los monjes cuentan las trampas y penurias con las que lograron soportar los 39 d¨ªas de asedio
'Lo peor han sido los ¨²ltimos cuatro d¨ªas', declar¨® ayer el sacerdote franciscano Amjab Sabara, uno de los 19 religiosos cat¨®licos que desde el pasado 2 de abril han permanecido en el templo de la Natividad, en Bel¨¦n, cercado por el Ej¨¦rcito de Israel y con una treintena de milicianos palestinos armados en el interior. Sabara, quien ejerce de p¨¢rroco en la iglesia cat¨®lica que forma parte del complejo de la Natividad, relat¨® en conversaci¨®n telef¨®nica las duras condiciones de las ¨²ltimas jornadas -en las que parec¨ªa pronto un desenlace pac¨ªfico que se frustraba en el ¨²ltimo momento- de los 39 d¨ªas de asedio.
En este tiempo, el franciscano ha podido comunicarse con su familia en Jerusal¨¦n gracias a un tel¨¦fono m¨®vil que manten¨ªa desconectado la mayor parte del tiempo. S¨®lo hablaba con uno de sus hermanos cada d¨ªa, pactando la hora de la llamada el d¨ªa anterior. Conversaciones muy breves. 'Dile a todos que estamos bien', era la frase m¨¢s repetida. Ayer, junto a los otros 18 franciscanos, cuatro monjas cat¨®licas y una docena de cl¨¦rigos ortodoxos y armenios, pudo asomarse por primera vez en m¨¢s de un mes sin miedo a la plaza del Nacimiento. All¨ª permanecieron todos varias horas mientras los equipos estadounidenses inspeccionaban el interior de la bas¨ªlica y los edificios adyacentes.
'Los musulmanes fueron m¨¢s respetuosos que los pacifistas cristianos que entraron'
El aspecto que presentaba ayer el interior del templo cristiano, en el que seg¨²n la tradici¨®n naci¨® Jes¨²s, era ca¨®tico. Colchones, mantas y alfombras cubr¨ªan el suelo, junto a sillas tiradas, zapatos, ropas y otros utensilios. En los altares se pod¨ªan ver platos con restos de comida, vasos, botellas y botes de refrescos vac¨ªos. A pesar de esto, las autoridades religiosas se apresuraron a declarar que los da?os 'han sido menores' y que la Gruta de la Natividad -el lugar exacto del nacimiento- 'est¨¢ intacta'.
Un sacerdote ortodoxo se mostr¨® especialmente cr¨ªtico con el comportamiento de los 10 pacifistas que la semana pasada burlaron el cerco israel¨ª y entraron en el templo en solidaridad con los palestinos. 'No han tenido ning¨²n respeto, han fumado y han bebido en los altares. Los no cristianos se han mostrado mucho m¨¢s respetuosos'. Los franciscanos tambi¨¦n se?alaron otros desperfectos de menor importancia en puertas y despensas. 'Algo normal dada la necesidad de comida'. 'Lo m¨¢s da?ado ha sido un mosaico al que han alcanzado las balas', se?alaron fuentes de la orden religiosa en Jerusal¨¦n.
Durante todo el asedio, los monjes y los palestinos dispusieron de una peque?a fuente cuya existencia desconoc¨ªan los israel¨ªes y que no revelaron por temor a que pudiera ser cortada por los soldados, como ya hab¨ªan hecho con las conducciones generales. 'Esa agua se utilizaba exclusivamente para beber; no era ni para lavarse, ni para los ba?os, pero beber ya era bastante', explic¨® un hermano de Sabara.
De la misma forma, aunque los israel¨ªes cortaron la electricidad desde el primer momento, hubo partes del complejo de la Natividad en los que hubo corriente un par de semanas m¨¢s. La raz¨®n es que la Natividad tiene zonas exclusivas para los ortodoxos, los cat¨®licos y los armenios desde finales del siglo XIX, y a lo largo de los a?os cada comunidad ha ido realizando arreglillos y conexiones por su cuenta hasta formar una verdadera mara?a. Este fluido el¨¦ctrico permiti¨® la recarga de tel¨¦fonos m¨®viles tanto de los frailes como de los palestinos. Cuando tambi¨¦n se cort¨®, los franciscanos lograron que algunos soldados israel¨ªes se prestaran a recargar los tel¨¦fonos.
Las cuatro monjas encargadas de la cocina pusieron desde el primer d¨ªa normas de racionamiento en las comidas. Fueron ellas quienes, cinco d¨ªas antes de que los palestinos entraran en la Natividad, hab¨ªan realizado un gran acopio de alimentos. 'Adem¨¢s, durante el asedio se descubri¨® una reserva de arroz que estaba medio olvidada', se?al¨® un franciscano desde Jerusal¨¦n. En el complejo de la Natividad hay una hospeder¨ªa -llamada Casa Nova- con capacidad para unas cien personas. De all¨ª han salido los colchones, mantas y almohadas, con los que han podido dormir los asediados. Otro elemento con el que no contaban los israel¨ªes era un grupo de gallinas que ten¨ªan los monjes ortodoxos. Los animales no fueron sacrificados gracias a que eran buenos ponedores.
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