'Cumbre' de pobres en La Castellana
Un grupo de europeos excluidos debate su papel en la nueva UE
En el para¨ªso tambi¨¦n existe el infierno. En la pr¨®spera Europa de los ciudadanos los hay que no se sienten tales: han quedado fuera del bienestar, sumidos en la pobreza rodeada de riqueza. 'Es como si llev¨¢ramos una etiqueta en la frente que nos acompa?a a todas partes, incluso a pedir trabajo. Los pobres nos sentimos rechazados y eso provoca que uno se rechace tambi¨¦n a s¨ª mismo', explica la belga Anne Lamaille, de 43 a?os.
Esta mujer sola, madre de tres hijos, forma parte de la treintena de europeos excluidos que ayer iniciaron en Madrid el encuentro Los m¨¢s pobres en la construcci¨®n de Europa, organizado por la ONG Cuarto Mundo con el apoyo de la Comisi¨®n y el Parlamento de la Uni¨®n Europea (UE). La cita se celebra hasta el domingo en la embajada de los organismos comunitarios, un lujoso edificio del paseo de La Castellana.
'No quiero que me regalen nada, sino que me dejen gan¨¢rmelo', se queja Antonio Jim¨¦nez
A la cumbre acudir¨¢n hoy cuatro eurodiputados (dos del PP, una de IU y una del Partido Socialista Franc¨¦s) para escuchar las voces de los excluidos de Reino Unido, B¨¦lgica, Francia, Portugal, Espa?a y la extracomunitaria Suiza. 'Trasladaremos sus conclusiones a la Convenci¨®n sobre el Futuro de Europa ', afirma el europarlamentario ??igo M¨¦ndez de Vigo.
'Espero que luego no se olviden de lo que les digamos, porque daremos mucha tabarra', advierte Leo S¨¢nchez. Esta mujer, nacida en una chabola madrile?a hace 42 a?os, sonr¨ªe tras una larga penuria. Ha pasado casi toda su vida en favelas y la mitad, consumiendo hero¨ªna. 'Me enganch¨¦ a los 19 a?os, por mi marido, y s¨®lo la dejaba en los embarazos. Mis hijos me han ayudado mucho a desintoxicarme', relata. 'Ahora lo que pido es que me valoren, que me traten con dignidad y respeto, empezando por mis vecinos'. Leo conf¨ªa en que un curso de formaci¨®n le permita encontrar trabajo.
Con ello sue?a Antonio Jim¨¦nez, alba?il de 33 a?os. Hace dos semanas derribaron la casa que okup¨® en el barrio barcelon¨¦s del Poble Nou. Ahora vive en una furgoneta con su mujer y sus dos hijos, de 5 y 3 a?os. Por ellos percibe el ¨²nico ingreso, 50.000 pesetas al mes. 'Si consiguiera trabajo, ser¨ªa feliz, porque podr¨ªa pagar un alquiler. No quiero que me regalen nada, sino que me dejen gan¨¢rmelo', dice.
'La verdadera miseria es no tener casa', reflexiona la francesa Giselle, de 53 a?os y viuda con cinco hijos. 'Ese es el principal problema. La vivienda nos resulta demasiado cara', puntualizan Fran?oise y Francis Jacques, un matrimonio en la cincuentena que malvive con una pensi¨®n por enfermedad en Lausana. 'Claro que hay pobreza en Suiza. Lo que pasa es la gente est¨¢ muy orgullosa de esconderla. Les averg¨¹enza que exista', asegura Fran?oise. Los pobres forman entre el 5% y el 10% de la poblaci¨®n, afirma el voluntario de Cuarto Mundo que acompa?a a los Jacques.
En el conjunto de la Uni¨®n Europea, m¨¢s de 60 millones de personas (el 18% de la poblaci¨®n) padecen una situaci¨®n precaria: tienen unos ingresos inferiores en un 60% a la renta media, se?ala el director de la representaci¨®n de la UE en Madrid, Miguel Molt¨®. En Espa?a, unos ocho millones de personas (20% de la poblaci¨®n) tienen un ingreso inferior al 50% de la renta media nacional, seg¨²n varios estudios. Al margen del nivel de los pa¨ªses, los pobres comparten 'el sentimiento de humillaci¨®n', explica Jean Venard, coordinador de Cuarto Mundo en Espa?a. 'En la Europa rica uno de los problemas principales de los pobres es lograr que no les retiren a sus hijos', a?ade. 'A veces da coraje ver que unos tienen tanto y otros tan poco', zanja Conchi Garc¨ªa, vendedora ambulante.
'Hoy es un d¨ªa muy emocionante. Me dan ganas de vivir', afirma Gema Quir¨®s, una joven madre de tres ni?os. 'Yo sufro rechazo por pobre y por gitana', dice. Est¨¢ encantada de disponer de unos cascos para escuchar Maria Jones, una minusv¨¢lida brit¨¢nica que, al margen de su pobreza, ejerce de 'madre' de los chicos de un correccional pr¨®ximo a su casa de Londres. 'Las monta?as se mueven piedra a piedra', advierte Anne Lamaille.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.