Luz, polic¨ªas y calma
Los vecinos del Pol¨ªgono Guadalquivir de C¨®rdoba se alzan para reclamar seguridad
Una hoja de papel va dando vueltas por las tiendas, los bares y los patios del Pol¨ªgono Guadalquivir, en C¨®rdoba. Es un escrito de la Asociaci¨®n de Vecinos Amargacena, en protesta por la situaci¨®n del barrio. La resumen as¨ª: 'Polic¨ªa Local, muy mal. Alumbrado p¨²blico, muy mal. Acerados, mal. Jardines, bien. Se?alizaci¨®n, mal. Limpieza, regular. Tr¨¢fico, mal'. Este texto lo han firmado hasta ahora 1.500 personas. No es la ¨²nica se?al de que algo pasa en el Pol¨ªgono, una barriada de 10.000 habitantes que ¨²ltimamente ha acogido manifestaciones, cortes de carreteras y altercados violentos, y que ha suscitado ¨¢cidas discusiones pol¨ªticas.
La historia arranc¨® el 21 de abril. Un taxista que fue atracado en el Pol¨ªgono avis¨® a sus compa?eros por la emisora. Hasta 20 acudieron en su ayuda. Los conductores y los partidarios de los tres supuestos asaltantes protagonizaron un tenso enfrentamiento. Resultado: los taxistas se negaron a dar servicio en la zona hasta que no se garantizase su seguridad. No entrar¨ªan al barrio, dijeron, si no era para una emergencia, y siempre con escolta policial.
Las paradas de taxis del Pol¨ªgono est¨¢n vac¨ªas desde entonces. Si uno necesita un coche, llama y lo pide. Hasta el martes pasado, cuentan los vecinos, las llamadas no ten¨ªan gran ¨¦xito, y los conductores que acced¨ªan a acudir tardaban mucho. Manuel Pati?o relataba c¨®mo tuvo que insistir para llevar a su madre al hospital. A la vuelta el taxi no quiso entrar en el Pol¨ªgono, y tuvieron que andar m¨¢s de un kil¨®metro hasta su casa. 'Estoy discriminado por vivir en este barrio. Los taxistas se comportan de forma racista y las autoridades miran a otro lado', conclu¨ªa Pati?o.
La primera manifestaci¨®n no tard¨®. Tras una asamblea, el 29 de abril 2.000 vecinos salieron a la calle y cortaron la carretera de C¨¢diz. ?De qu¨¦ se quejaban? 'Del abandono en que nos tienen los gobernantes de la ciudad', dec¨ªa Pedro Reyes, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos Amargacena. 'La presencia policial es muy poca. Vienen dos polic¨ªas locales a pie, por la ma?ana, dos o tres d¨ªas en semana. Ni de noche, ni los fines de semana se les ve. La Polic¨ªa Nacional se da unas vueltas en coche. Pero los problemas est¨¢n en las calles peatonales, y all¨ª no entran'.
Estos problemas tienen que ver con el tr¨¢fico de estupefacientes. El Pol¨ªgono es uno de los lugares cl¨¢sicos de abastecimiento de drogas en C¨®rdoba. 'Aqu¨ª somos, sobre todo, gente trabajadora', explica Reyes. 'De las 3.000 familias del barrio, s¨®lo hay unas 20 que es imposible integrar. Viven en casas de alquiler de la Junta, que nadie controla.
Se dedican a hacer la vida imposible a los dem¨¢s, hasta que acaban por desalojarlos, por obligarlos a irse y venderles el piso. Legalmente los pisos son de la Junta; pero se pagan hasta cuatro millones por ellos. Estas familias se hacen con bloques enteros y los convierten en refugios perfectos, en focos de delincuencia'.
Para pedir m¨¢s seguridad y m¨¢s respaldo institucional, 2.500 vecinos se manifestaron de nuevo el 7 de mayo. No hubo violencia, s¨ª tensi¨®n. Empezaron a o¨ªrse voces. Narciso Ariza, fiscal jefe de C¨®rdoba, recomend¨® en su memoria anual que, para reducir el n¨²mero de delitos, las asociaciones de vecinos montasen patrullas de vigilancia, que los comerciantes contratasen seguridad privada y que se concediesen m¨¢s licencias de armas.
'Eso, lo diga quien lo diga, es un disparate', ataj¨® la alcaldesa, Rosa Aguilar. Diego M¨¢rquez, comisario jefe provincial, opin¨® que no se debe cargar al ciudadano con responsabilidades que le son ajenas. A?adi¨® que no se pueden dar licencias de armas para que los particulares persigan a los delincuentes. A Reyes la propuesta del fiscal le asust¨®. 'Es peligrosa para el estado de derecho', afirm¨®. Ayer Jos¨¦ Chamizo, Defensor del Pueblo Andaluz, recalcaba que la seguridad ha de ser p¨²blica.
La Junta Local de Seguridad se reuni¨® el d¨ªa 8 para tratar el tema. Los responsables afirmaron que C¨®rdoba es una ciudad segura, y prometieron que en el Pol¨ªgono se ampliar¨ªa la presencia policial y se mejorar¨ªan las infraestructuras. Lo que significa, por ejemplo, que se actuar¨¢ en los quioscos ilegales de chucher¨ªas, en los que ya se han hecho detenciones por vender drogas; que se mejorar¨¢ el alumbrado. Esta es una de las quejas m¨¢s repetidas de los vecinos. '?Ve esa farola?', pregunta Reyes. 'Lleva a?os ah¨ª y no se ha encendido nunca. Y sin luz no hay seguridad posible'.
Pero no todo es luz y polic¨ªas. Cerca de la Asociaci¨®n de Vecinos, en la calle Libertador Sim¨®n Bol¨ªvar, hay una cancha de baloncesto que parece un trozo de la sabana africana. 'Comida de jaramagos est¨¢', dice ofendido un vecino. Las aceras tampoco ayudan. El paro es rampante, y el absentismo escolar, grave. 'Ya llevamos cinco a?os de involuci¨®n', asegura Reyes. 'M¨¢s que gobernados nos sentimos atracados por los impuestos. Queremos m¨¢s medios y m¨¢s responsabilidad; queremos seguir viviendo aqu¨ª'.
Un planteamiento fallido
'Dicen los arquitectos que este barrio es el mejor dise?ado de C¨®rdoba', se?ala Pedro Reyes, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos Amargacena, sin asomo de iron¨ªa. El proyecto, cuenta, comenz¨® a redactarse hacia 1974.
'Inicialmente se hab¨ªa previsto construir 16.000 viviendas, pero cuando vinimos a vivir aqu¨ª, hace 18 a?os, vimos que en esas condiciones ser¨ªa un verdadero gueto, sin espacio alguno para jardines, colegios o ¨¢reas deportivas. Y dijimos que no se deb¨ªa construir m¨¢s. Participamos en la redacci¨®n del Plan Especial, y al final s¨®lo se levantaron 3.300 viviendas. Se planearon muchos equipamientos, no s¨®lo para nosotros, sino tambi¨¦n para los habitantes del Sector Sur y el Campo de la Verdad; en total, 40.000 personas'.
Los dos ¨²ltimos son barrios cercanos, m¨¢s antiguos, que hab¨ªan crecido hasta la saturaci¨®n y que padec¨ªan una clara carencia de dotaciones. Pero el hecho es que los vecinos de estas zonas no acuden normalmente al Pol¨ªgono a hacer uso de los equipamientos. Al rev¨¦s: muchos habitantes del Pol¨ªgono tratan de escolarizar a sus hijos en otras zonas, huyendo de la marginalidad. Lo proyectado tiene poco que ver con la realidad.
El problema del barrio del Pol¨ªgono se repite en otras capitales andaluzas. A principios de la d¨¦cada de 1970, hubo una tendencia a la reubicaci¨®n de familias que viv¨ªan en zonas humildes en barrios constituidos en gran parte por viviendas sociales. As¨ª nacieron las Tres Mil Viviendas de Sevilla o La Palma-Palmilla en M¨¢laga -en este ¨²ltimo caso, las familias alojadas proven¨ªan de antiguos barrios de pescadores que, por su cercan¨ªa a las playas, se convirtieron en objetivo de los especuladores-. El problema fue que, pese a su correcta planificaci¨®n urban¨ªstica y a la dotaci¨®n de servicios, no se ofreci¨® una alternativa econ¨®mica a sus habitantes, con lo que han terminado convertidos en zonas marginales.
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