Indecisos y pusil¨¢nimes
En Espa?a, desde 1988 disponemos de una Ley sobre T¨¦cnicas de Reproducci¨®n Asistida, de la que se han beneficiado miles de parejas para engendrar hijos. Un efecto colateral -como gusta hoy denominar a las consecuencias no deseadas y, al parecer, inevitables- es la existencia de un stock (?es ¨¦sta la palabra precisa?) de m¨¢s de 50.000 embriones humanos sobrantes sin proyecto parental, ni opci¨®n a ser donados a otras parejas, congelados y desperdigados entre las diferentes cl¨ªnicas de fertilidad. Desconozco si tendr¨¢n alma o no estos proyectos de seres humanos, es un asunto que se me escapa y que, en verdad, se nos escapa a todos, aunque algunos se atrevan a afirmar lo contrario, pero lo cierto es que su destino es la destrucci¨®n en el plazo de cinco a?os, pues ¨¦se es su per¨ªodo de caducidad. Un detalle que s¨ª tuvieron en cuenta nuestros legisladores. La opini¨®n un¨¢nime es, sin embargo, la de que no llegar¨¢n a la fase de personas. Se estima que en el mundo el n¨²mero de embriones congelados supera el medio mill¨®n.
Una alternativa a su destrucci¨®n es utilizarlos con fines terap¨¦uticos, para producir c¨¦lulas madre capaces de ser transformadas despu¨¦s en cualquier tejido humano, en vez de ser reimplantados en el ¨²tero de una mujer para la procreaci¨®n, lo que garantiza la ausencia de rechazo por parte de los pacientes. Ello abre unas posibilidades de progreso en el campo de la medicina enormes y ha dado esperanzas de curaci¨®n a miles de enfermos aquejados de diabetes, Alzheimer, Parkinson, c¨¢ncer, hepatitis, infartos, quemaduras, paraplejias.
Fue un profesor de la Universidad de Wisconsin, llamado James Thomson, quien public¨® por vez primera sus descubrimientos sobre las c¨¦lulas madre. Lo hizo en 1998, diez a?os despu¨¦s de aprobada nuestra ley, momento en que la misma qued¨® obsoleta. Procede pues, adaptarla a los nuevos tiempos, y hacerlo sin demora para que Espa?a no pierda, una vez m¨¢s, el tren del progreso.
Pero el Partido Popular, que gobierna con mayor¨ªa absoluta, impide una vez tras otra abordar el tema. Paraliza las iniciativas parlamentarias -tanto en el Congreso de los Diputados como en las Cortes Valencianas- del resto de grupos pol¨ªticos, las canaliza hacia oscuras comisiones, una forma habitual de dar largas al asunto. A pesar de ello, en diciembre de 1998 y en abril de 2000, la Comisi¨®n Nacional de Reproducci¨®n Humana Asistida -creada para asesorar a la Administraci¨®n- emiti¨® sendos informes aconsejando el uso de los embriones sobrantes para la investigaci¨®n. No han servido para desentumecer la pasividad del Gobierno, indeciso y pusil¨¢nime ante cualquier asunto que suponga una puesta en cuesti¨®n de la ortodoxia cat¨®lica. La respuesta a principios del pasado abril fue crear otra comisi¨®n -el Comit¨¦ Asesor de ?tica- que, por el car¨¢cter de las personas que lo componen, ha generado de inmediato, como ha manifestado el profesor Grisol¨ªa, el temor en la comunidad cient¨ªfica a que se pronuncien en clave religiosa.
El Gobierno se escuda en problemas ¨¦ticos. Sin embargo, ?c¨®mo pueden tener problemas ¨¦ticos para autorizar el uso de embriones con fines terap¨¦uticos y no para permitir su destrucci¨®n al agotar el per¨ªodo de caducidad? Nos enfrentamos a una ¨¦tica hip¨®crita y paralizante, irracional -como la que decidi¨® la excomuni¨®n de Galileo por decir que el mundo era esf¨¦rico- y, sobre todo, incoherente.
El investigador Bernat Soria, director del Instituto Biotecnol¨®gico de la Universidad de Elche, es el primer cient¨ªfico del mundo en convertir c¨¦lulas madre de rat¨®n en otras que son las que producen la insulina en el p¨¢ncreas. Est¨¢ a un paso de encontrar la curaci¨®n para la diabetes. Ese paso consiste en hacer la prueba con c¨¦lulas madre humanas. Momento en que Espa?a le da el cerrojazo. El colmo del absurdo es que Bernat Soria ha podido investigar en Elche durante un tiempo con c¨¦lulas madre importadas del exterior, pero no con las producidas y congeladas en Espa?a, para salvar eso que eufem¨ªsticamente se conoce como escollos legales. La ¨¦tica oficial, como ven, es absurda, retorcida y c¨ªnica. Carece de l¨®gica y eso es algo que, como electores, no debemos perdonar. Si el Partido Popular est¨¢ en contra del uso de los embriones sobrantes para la investigaci¨®n, deber¨ªa estar en contra de su destrucci¨®n (para algunos, un asesinato). En ese caso, por mucho inter¨¦s que tenga en incrementar la natalidad, ?a qu¨¦ espera para derogar la Ley sobre T¨¦cnicas de Reproducci¨®n Asistida de 1988, o para prohibir aqu¨¦llas que generen embriones sobrantes? Sin embargo, no har¨¢ nada. Continuar¨¢, en clave electoral, mareando la perdiz. Bernat Soria, agotada su paciencia y ante la cada vez m¨¢s patente inactividad del Gobierno, ha anunciado que recoge sus b¨¢rtulos y se va a otro pa¨ªs a continuar sus trabajos. L¨¢stima. Por ¨¦l y por los miles de diab¨¦ticos que le segu¨ªan esperanzados. Apuntemos un ¨¦xito m¨¢s para la Espa?a profunda.
Aznar, al comienzo de su legislatura cre¨® el Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa, para impulsar la investigaci¨®n y evitar la fuga de cerebros (como Bernat Soria). De momento, lo que se sabe es que ni siquiera paga a tiempo a los becarios.
Mar¨ªa Garc¨ªa-Lliber¨®s es escritora.
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