Subasta de calibre
La Guardia Civil saca a la venta armas procedentes de entregas e incautaciones
La imagen causar¨ªa repel¨²s a un pacifista. Las cuatro paredes de la habitaci¨®n est¨¢n tapizadas de escopetas, carabinas y rifles colocados en vertical y en el centro se distribuyen cuatro mesas repletas de rev¨®lveres y pistolas. Hay para todos los gustos y bolsillos. Armas modernas, antiguas; de tiro y de caza; de tres o de 120 euros. En total, 642 piezas que la Guardia Civil de M¨¢laga saca a subasta y que tienen la m¨¢s variada procedencia: entregas voluntarias de personas que desean deshacerse de ellas, licencias caducadas e incautaciones.
Un hombre saca un metro. Parece un entendido. Mide el largo de los ca?ones, piensa un momento y anota. Su mujer se apresura: 'Yo no mato ni quiero verlo'. El hombre, para que no queden dudas de lo que mata, aclara que es un cazador respetuoso: 'La caza es natural, todo lo dem¨¢s es una diversi¨®n que hace estragos en la fauna. El cazador caza por el placer de comer despu¨¦s lo que caza, el tirador en cambio quiere probar su tiro y el carnicero mata para vender. Como afici¨®n se puede aguantar, como industria para la venta, no'. Tras esta declaraci¨®n de principios, el hombre -que como casi todos los dem¨¢s no quiere dar su nombre- vuelve a enfrascarse en su b¨²squeda.
La subasta es a sobre cerrado. Sobre el precio de salida, los compradores ofrecen una cantidad con la que pujan por la pieza elegida. Para participar en la subasta deben abonar el 25% del valor estipulado. Si resultan adjudicatarios tienen que completar la cantidad ofrecida; de lo contrario, se les devuelve lo abonado. Si desisten, pierden la se?a.
Un guardia civil que pasa por all¨ª y se acerca a echar una ojeada aclara que no piensa comprar. 'Lo ¨²nico que te puede traer un arma son complicaciones', asegura. No opinan lo mismo Jos¨¦ G¨®mez y Jos¨¦ Montiel, dos cazadores de pueblo, a los que sus escopetas le han traido buenos ratos y mejores piezas. 'Conejos, liebres, cochinos', detallan. En el mercado, un arma les cuesta m¨¢s de 300 euros. En la subasta pueden conseguirla tres veces m¨¢s barata.
Las piezas est¨¢n atadas con cuerdas y candados para evitar su sustracci¨®n. Ya dice el refr¨¢n que en arca abierta el justo peca, por m¨¢s que la exposici¨®n sea en la mism¨ªsima comandancia. Entre las piezas m¨¢s llamativas hay una pistola de avancarga, una especie de trabuco que se carga por la boca, y entre las m¨¢s baratas, una oxidada escopeta marca El perro cuyo precio de salida son tres euros. Es la excepci¨®n, pues seg¨²n los expertos compradores la subasta es una buena ocasi¨®n para comprar armas 'buenas, nuevas y baratas'.
Tres guardias civiles bromean en el pasillo sobre sus magros salarios. Uno dice que en la subasta va a comprarse una escopeta de ca?ones recortados porque no llega a fin de mes. Otro le recuerda:
-Para el atraco necesitas una media.
-Si, pero aqu¨ª eso ya aqu¨ª no.
Un rito para expertos
La subasta tiene lugar una o dos veces al a?o, seg¨²n la cantidad de armas acumulada. Para su adquisici¨®n es imprescindible estar en posesi¨®n de la preceptiva licencia. Un cabo que se conoce al dedillo la legislaci¨®n vigente en la materia y que prefiere no dar su nombre, aclara que tener un arma de fuego sin el correspondiente permiso es un delito. En el anterior C¨®digo Penal, se hac¨ªa una excepci¨®n y se consideraba mera infracci¨®n administrativa si se trataba de una pieza para caza o de valor hist¨®rico. Pero eso es pasado. En la provincia de M¨¢laga, hay m¨¢s de 50.000 licencias. La mayor¨ªa de caza menor (42.430). Muy lejos le siguen los permisos de caza mayor (3.222), de polic¨ªas locales (1.918), compa?¨ªas privadas de seguridad (1.853), tiro deportivo (1.354) y defensa personal (420). Las piezas que se subastan proceden de incautaciones o de entregas voluntarias. En el primer caso, existe una orden judicial para que las armas sean vendidas y el dinero se ingresa al Estado. Pero estas son las menos. La mayor¨ªa pertenece a personas que quieren deshacerse de ellas y que la entregan a la Guardia Civil para su subasta. Lo que se obtenga de su venta ser¨¢ luego abonado a su due?o. Tanto si se adquieren en una armer¨ªa, si es producto de una compra-venta entre particulares o si se obtienen en la subasta, la Guardia Civil lleva un control de cada propietario. En otra habitaci¨®n pr¨®xima a la de la exposici¨®n, hay dos paredes cubiertas de arriba a abajo por expedientes. Del 1 al 20.800. Cada licencia exige un certificado m¨¦dico del estado psicof¨ªsico del poseedor del arma. La subasta que peri¨®dicamente organiza la Guardia Civil no es a mano alzada, como esas de arte que se ven en la tele. No, es a sobre cerrado, de modo que cada comprador escribe en un sobre una cantidad por encima del precio de salida. Se arriesga a que otro puje m¨¢s y le estropee sus pretensiones. Pero tampoco puede poner una cifra muy alta porque puede acabar pagando m¨¢s de la cuenta sin necesidad. De ah¨ª que los compradores -la mayor¨ªa cazadores, tiradores y profesionales- miren, calculen, especulen y finalmente aventuren una cifra. Todo un rito reservado a los expertos.
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