?Por qu¨¦ una biblioteca p¨²blica central urbana?
Aunque en el debate intenso que se est¨¢ produciendo en los diferentes medios de comunicaci¨®n ha aparecido alguna voz interrogativa sobre el papel de una biblioteca central urbana, creo que a estas alturas ya casi nadie duda de la necesidad y oportunidad de tal equipamiento. Y hablo de biblioteca central urbana porque esto es lo que ser¨¢ este espacio objeto de debate una vez que abra sus puertas. Ser¨¢, en efecto, biblioteca provincial porque responde a la inversi¨®n que el Ministerio de Cultura lleva a cabo en cada capital de provincia, pero ser¨¢ central urbana en su esp¨ªritu y funci¨®n, ya que as¨ª se lo permite la Ley de Bibliotecas de Catalu?a y as¨ª ha quedado descrito en el programa funcional, el documento previo al concurso de ideas arquitect¨®nicas que define las funciones de dicha biblioteca y que fue redactado por las tres administraciones.
Dicho documento especifica los servicios, los espacios necesarios (15.000 metros cuadrados iniciales, ampliables), el tipo y la cantidad de fondos (250.000 iniciales y unos 500.000 con el centro a pleno rendimiento), los horarios (un m¨ªnimo de 12 horas diarias, siete d¨ªas por semana) y los requerimientos de plantilla, e incluye una estimaci¨®n sobre usuarios que se sit¨²a entre 8.000 y 16.000 diarios.
?Qu¨¦ funci¨®n, pues, tiene una biblioteca p¨²blica en el siglo XXI? El Plan de Bibliotecas de Barcelona 1998-2010, aprobado por unanimidad en el pleno del Ayuntamiento de Barcelona el 22 de abril de 1998, la define como uno de los centros culturales de proximidad b¨¢sicos, junto con los centros c¨ªvicos. El plan concibe la biblioteca como un centro de informaci¨®n hacia el conocimiento, abierto a todos, dotado con los soportes tecnol¨®gicos que facilitan la democratizaci¨®n de la informaci¨®n, la transmisi¨®n de conocimientos, la formaci¨®n, la educaci¨®n permanente, la autoinformaci¨®n y el ocio. Define la biblioteca como centro p¨²blico social de ¨¢mbito local; activo, impulsor y dinamizador; referente cultural del territorio, con conocimiento del entorno y orientaci¨®n a los usuarios. Aunque ¨¦sta es una definici¨®n maximalista, no pueden atribuirse a la biblioteca p¨²blica un conjunto de funciones a las que el sistema da respuesta mediante diferentes redes bibliotecarias. As¨ª, la conservaci¨®n del patrimonio bibliogr¨¢fico o la cobertura exclusiva de las necesidades de los estudiantes, por poner dos ejemplos, no son objetivos b¨¢sicos de nuestra red. En cambio, s¨ª es un objetivo central de estos centros dar cabida al conjunto de la poblaci¨®n sin restricci¨®n de edad de ning¨²n tipo, estar abiertos a todos los p¨²blicos, tener titularidad p¨²blica municipal y, como ha escrito en estas p¨¢ginas Eduardo Mendoza, 'ser bibliotecas de uso cotidiano'.
El plan de bibliotecas de la ciudad, adem¨¢s del modelo bibliotecario de la red, establece el plan de ampliaci¨®n y renovaci¨®n de los equipamientos. En los ¨²ltimos cinco a?os se ha duplicado el n¨²mero de metros cuadrados, actualmente 20.000, y se han renovado y abierto un total de nueve centros de los 26 existentes. La red actual es a¨²n deficitaria, el proyecto est¨¢ en fase de desarrollo y est¨¢ previsto que se complete en 2007 y llegue al pleno rendimiento en 2010. El plan dibuja una red de bibliotecas que ya hoy funciona como un sistema organizado y articulado en un primer nivel de ciudad y en un segundo de provincia. Esto significa que cada centro bibliotecario da respuesta adaptada al entorno, pero que en conjunto se ofrecen una serie de servicios estandarizados conjuntos y otros complementarios (fondos generales y especializados, horarios b¨¢sicos similares con franjas diversas, actividades de ciudad, etc¨¦tera).
Esta nueva generaci¨®n de equipamientos se acerca m¨¢s a las necesidades del p¨²blico y responde mejor a ellas, como lo prueba la alta aceptaci¨®n que est¨¢ obteniendo. Los ¨ªndices de asistencia y los de los pr¨¦stamos, as¨ª como la presencia en las m¨¢s de 400 actividades anuales, son altos. En el a?o 2001 los usos fueron casi 2.400.000 y se formalizaron m¨¢s de 1.400.000 pr¨¦stamos.
Es cierto que deben crecer para situarse en la media europea y no hay la menor duda de que este crecimiento ir¨¢ paralelo al desarrollo de la red bibliotecaria.
Uno de los d¨¦ficit actuales de Barcelona es la necesaria articulaci¨®n de esta red de bibliotecas de barrio y distrito por medio de una biblioteca central, funci¨®n que el plan atribuye a la mal llamada biblioteca provincial. Esta biblioteca, la central urbana, es pues clave para toda la red. Aparte de contener el dep¨®sito legal, deber¨¢ ejercer de gran biblioteca p¨²blica para toda la ciudad, con contenidos similares a los ya descritos, pero con unos fondos, accesibilidad y horarios amplios. Sus fondos ser¨¢n en un porcentaje muy elevado de libre acceso, ofrecer¨¢ un programa de actividades y fomento de la lectura intenso y tendr¨¢ un papel b¨¢sico en la articulaci¨®n de contenidos y acciones referidas al sector de las bibliotecas. Deber¨¢ ser el punto de referencia de la red, producir servicios de extensi¨®n de ciudad y otros creados de acuerdo con la demanda y dar criterios en la selecci¨®n de fondos para el conjunto de la red, y sobre todo deber¨¢ estar concebida como un servicio muy definido con espacios tan polivalentes como sea necesario para adaptarlos a los cambios de la sociedad. Con un objetivo muy claro: entender la biblioteca p¨²blica como puerta de acceso a los contenidos, como espacio de aprendizaje, como entorno que genera nuevas formas de ciudadan¨ªa e identidad, como centro de ocio, como base del fomento creativo y sobre todo como articulador de la cooperaci¨®n entre las bibliotecas y los diferentes agentes sociales, educativos y culturales.
El reto es, pues, la conducci¨®n, en los pr¨®ximos a?os, del proceso de modernizaci¨®n y crecimiento de la red de bibliotecas p¨²blicas de Barcelona, y en este marco la biblioteca central urbana tiene un papel preeminente.
Marta Clari es gerente del Consorcio de Bibliotecas de Barcelona.
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