'Para los rascacielos, Babel fue m¨¢s grave que el 11-S'
Nacido en Tucum¨¢n (Argentina) en 1926, el arquitecto C¨¦sar Pelli se estableci¨® en Estados Unidos en 1952. Nombrado decano de la Universidad de Yale en 1977, fund¨® su propio estudio, en el que hoy trabajan 80 personas. Es autor de los rascacielos m¨¢s emblem¨¢ticos de las ¨²ltimas d¨¦cadas: entre otros, el World Financial Center, de Nueva York (1985), y las Torres Petronas, de Kuala-Lumpur (1998), las m¨¢s altas del mundo, con sus 452 metros de altura.
C¨¦sar Pelli ha viajado a Barcelona como jurado ¨²nico de los Premios D¨¦cada, instituidos por la Fundaci¨®n ?scar Tusquets, que premian una obra construida en Barcelona antes de 1992. Ayer ofreci¨® una conferencia en el Colegio de Arquitectos sobre sus ¨²ltimas realizaciones y por la ma?ana visit¨® varios edificios de la Villa Ol¨ªmpica.
'Las ciudades que se dispersan no son mejores que las que se densifican'
'Hoy el cielo es m¨¢s alto que hace a?os. Hay que acercarse a ¨¦l con amor y respeto'
Vive y trabaja en New Haven, a hora y media de Nueva York. En Manhattan tiene una extensi¨®n de su estudio de arquitectura que dirige su hijo Rafael.
Es un hombre alto: 1,86 metros. Pero asegura que su pasi¨®n por la arquitectura de altura nada tiene que ver con su estatura.
Pregunta. ?Se continuar¨¢n construyendo rascacielos tras el atentado del 11 de septiembre?
Respuesta. En los pr¨®ximos tres o cuatro a?os el atentado va a tener un efecto muy fuerte en este tipo de edificios. Pero luego, si no hay nuevas desgracias, pasar¨¢. En Hong-Kong estoy construyendo un rascacielos. El 11 de septiembre ¨ªbamos por la planta 20. La obra no se detuvo. Tendr¨¢ las 88 plantas previstas.
P. Pero no cree que esta forma de edificar se replantee.
R. Los rascacielos siguen teniendo grandes ecos emocionales en el p¨²blico. Los seres humanos somos verticales, con los ojos colocados en la parte alta del eje. Nuestra condici¨®n erguida hace que tendamos hacia lo alto. Los faraones estaban enterrados en el s¨®tano, pero encima se hac¨ªan construir unas pir¨¢mides que hasta hace relativamente poco fueron las construcciones m¨¢s altas de Occidente. Los zigurat mesopot¨¢micos, los campanili italianos, las torres de defensa, est¨¢n ah¨ª como un deseo de crecer. La Biblia explica el fracaso de la torre de Babel. Para los rascacielos, ese fracaso fue m¨¢s grave que lo ocurrido el 11-S.
P. Esa torre cay¨® por un pecado de soberbia.
R. Es cierto. Pero su misma presencia es s¨ªntoma de un anhelo compartido por toda la humanidad de tocar el cielo. El pecado de soberbia es ¨¦se, querer llegar al cielo, no construir en altura. Hoy el cielo es mucho m¨¢s alto que entonces. Hay que acercarse a ¨¦l con devoci¨®n, amor y respeto.
P. Reconocer¨¢, sin embargo, que este tipo de construcciones son siempre representaciones del poder, tanto si se trata de una torre de defensa de San Gimignano -los nobles rivalizaban en altura para mostrar su poder¨ªo- como de un rascacielos de una moderna compa?¨ªa.
R. Bueno, eso depende de lo que haya dentro del edificio alto en cada momento. Si hablamos de una catedral g¨®tica, se trata de poder religioso, l¨®gicamente. Pero los rascacielos de hoy son lugares de trabajo, las f¨¢bricas de los trabajadores modernos. Las Torres Gemelas de Nueva York no eran de ninguna compa?¨ªa particular. El impulso de construir hacia lo alto es independiente de los significados que luego adquiera lo construido. Construir en altura es algo que existe desde siempre, como existen las monta?as.
P. Ya, pero lo simb¨®lico parece indisociable de la construcci¨®n alta. El accidente de la avioneta contra la Torre Pirelli de Mil¨¢n tuvo una repercusi¨®n enorme por ese car¨¢cter.
R. Y de paso ha encarecido los seguros una barbaridad [bromea]. La gente quiere sentirse m¨¢s segura, es normal.
P. ?El rascacielos parte de un deseo de singularizarse?
R. No. Si se convierte en expresi¨®n personal, escult¨®rica, del arquitecto, se transforma en un acto de soberbia. Los rascacielos siguen normas b¨¢sicas que no se pueden romper jam¨¢s: la simetr¨ªa del eje vertical, cierta prestancia del edificio, el hecho de sugerir que se llega a un punto determinado y ese punto debe quedar convenientemente rematado. Gaud¨ª era un maestro en eso: las torres de la Sagrada Familia son ejemplares.
P. Usted ha construido en Estados Unidos, en Europa, en Asia. ?Qu¨¦ diferencias ha encontrado?
R. Muchas. Construir el Canary Wharf en los muelles del T¨¢mesis [1991] fue muy dif¨ªcil, hab¨ªa que hacerlo con una planta dada y una altura concreta. De hecho, en esa zona se hab¨ªan construido ya torres [hasta 30 plantas], pero en la zona central se opt¨® por un rascacielos de 52 plantas, no por la cifra, sino por lo que implica de edificio con car¨¢cter. Pero en Londres, como en muchas otras ciudades europeas, eso puede hacerse s¨®lo lejos de los centros hist¨®ricos, por un problema de escala, contrariamente a lo que ocurre en Estados Unidos. Desde el puente de Westminster el Canary Wharf se ve, pero hay que buscarlo muy a lo lejos. Como La D¨¦fense de Par¨ªs. Lo mismo se est¨¢ haciendo en Barcelona. Las torres que se construyen ahora en Diagonal Mar est¨¢n lejos del centro, y hacen bien.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque el centro hist¨®rico tiene su escala cerrada y un rascacielos cambiar¨ªa el sentido de los edificios que lo rodean. En cambio, Mil¨¢n o Madrid puede que s¨ª toleraran edificios altos en sus respectivos centros.
P. En Bilbao usted se encarga del plan rector del puerto, en la zona de Abandoibarra, y de la construcci¨®n de un edificio para la Diputaci¨®n Foral de Vizcaya. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece el Guggenheim?
R. Muy buena. Es un edificio que sali¨® bien y los resultados han sido totalmente inesperados. Pero el Guggenheim no puede considerarse s¨®lo un accidente afortunado. Se inscribe en el esfuerzo por crear una nueva zona en el antiguo puerto, entrado en decadencia.
P. ?La singularidad debe siempre circunscribirse al entorno?
R. Por supuesto. La Pedrera de Gaud¨ª queda perfectamente integrada en la cuadr¨ªcula del barrio del Ensanche. La novedad por la novedad rompe la continuidad, formal esencial que debe tener toda ciudad. No es aceptable.
P. ?En qu¨¦ medida las Torres Petronas de Kuala Lumpur, con sus 452 metros de altura, mantienen esa continuidad urbana?
R. All¨ª ensay¨¦ un di¨¢logo con el mundo isl¨¢mico. No me convert¨ª al islamismo, nada de eso, pero s¨ª me empap¨¦ de arte isl¨¢mico. Para esa cultura las formas geom¨¦tricas progresivamente complejas son m¨¢s importantes que para la cultura occidental. La planta de las Torres Petronas parte de dos cuadrados entralazados, una figura que se encuentra por todo el mundo isl¨¢mico, Andaluc¨ªa incluida. El cuadrado es b¨¢sico: cuatro son los r¨ªos de la felicidad del para¨ªso cor¨¢nico. A partir de la figura simple el artista elabora la complejidad, que equivale a la incomprensibilidad de Dios. Pues bien, a partir de los cuadrados entrelazados llegu¨¦ a una planta en estrella de 16 lados. ?se fue mi modo de dialogar con el mundo isl¨¢mico. Aparte de que cada torre tiene 88 plantas oficiales. En realidad, tiene m¨¢s, 92 creo, pero el ocho es el n¨²mero de la suerte en la cultura china. El n¨²mero 88 equivale a doble suerte. El rascacielos que construyo ahora en Hong-Kong tambi¨¦n tendr¨¢ 88 plantas.
P. ?Los rascacielos plantean problemas irresolubles de densificaci¨®n en las ciudades?
R. Depende de a qu¨¦ distancia del centro se construyan. Densifican una parte de la ciudad, no toda.Yo no creo que las ciudades que se dispersan sean mejores que las que se concentran. La cercan¨ªa me parece muy importante. Esta entrevista podr¨ªamos haberla hecho por Internet, pero no ser¨ªa lo mismo. Estar juntos, verse, forma parte consustancial del ser humano. Aparte de que la dispersi¨®n crea unos costes sociales mayores por las distancias que obliga a cubrir a los distintos servicios.
P. Usted ha declarado que las vanguardias hist¨®ricas no se han interesado por los rascacielos.
R. Efectivamente. Ni Le Corbusier ni la Bauhaus desarrollaron una teor¨ªa de la altura como s¨ª hicieron, en cambio, con los edificios de desarrollo horizontal. Supongo que eso se debe a que proced¨ªan de Europa. Pero en Estados Unidos tampoco se ha producido ese corpus te¨®rico. De hecho, los arquitectos de rascacielos de los a?os treinta estaban considerados como autores de segunda fila. Y esa disociaci¨®n entre vanguardia arquitect¨®nica y arquitectura de altura perdura hoy en d¨ªa.
P. Sin embargo, otras vanguardias s¨ª se han interesado por los rascacielos. El cine, por ejemplo, y el mundo del c¨®mic.
R. Lleva raz¨®n en eso, no lo hab¨ªa pensado.

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