El cese de subvenciones causa que s¨®lo se incinere el 10% de las harinas c¨¢rnicas

Desde que el Ministerio de Agricultura suprimi¨® las subvenciones el 1 de enero pasado, la retirada y eliminaci¨®n de residuos de las vacas locas funciona de manera inadecuada, seg¨²n los varios sectores afectados. Las cementeras y otras plantas s¨®lo est¨¢n incinerando el 10% de las harinas c¨¢rnicas. El resto se tira a vertederos o se vende a los fabricantes de comida para animales dom¨¦sticos (ambas v¨ªas son legales). Muchas peque?as carnicer¨ªas urbanas no pueden asumir los costes de que les retiren los huesos y despojos, y han optado por tirarlos directamente a la basura.

La retirada y eliminaci¨®n de los materiales de riesgo, antes financiada por el Gobierno, recaen en los operadores privados. La retirada de los animales muertos en explotaci¨®n recae en los ganaderos (con un seguro privado); la de los materiales espec¨ªficos de riesgo (MER, tejidos con m¨¢s priones) la asumen ganaderos, mataderos u operadores posteriores, seg¨²n la comunidad aut¨®noma; la de huesos y despojos de carnicer¨ªa, los carniceros; y la de las harinas c¨¢rnicas, los fabricantes. Sin subvenciones, cada operador privado intenta reducir costes, y por ello el sistema de eliminaci¨®n est¨¢ funcionando de modo poco satisfactorio.

Un 40% menos

Las empresas que convierten los despojos en harinas c¨¢rnicas est¨¢n en la patronal Anagrasa. Su portavoz, Clemente Fern¨¢ndez, asegura que las grandes superficies cumplen con su obligaci¨®n de entregarles los despojos, pag¨¢ndoles 20 c¨¦ntimos de euro por kilo (en este negocio, paga el que entrega el material que debe procesarse). Pero tambi¨¦n asegura que el suministro de despojos se ha reducido en un 40% en las capitales: 'Muchos carniceros minoristas, en mercados urbanos y peque?as tiendas, tiran los despojos a la basura', afirma Clemente Fern¨¢ndez. El secretario general de la Uni¨®n de Peque?os Agricultores (UPA), Fernando Moraleda, coincide en ello. Los despojos no deber¨ªan tirarse a la basura. La ley obliga a venderlos a los fabricantes de harinas, porque en este proceso los posibles priones quedan inactivados. Pero desde el 1 de enero es demasiado caro.

El Gobierno promovi¨® el a?o pasado acuerdos para que las cementeras incineraran las harinas c¨¢rnicas. El portavoz de la patronal cementera, Rafael Fern¨¢ndez, explica que cada fabricante decide si entrega o no el producto a una planta de cemento. Y la mayor¨ªa no lo hace, por los costes. Por cada kilo de harina entregada, la harinera debe pagar a la cementera ocho c¨¦ntimos de euro. 'La mayor¨ªa de las harineras optan por tirar las harinas a un vertedero: les sale a la mitad', afirma. 'De las 35.000 toneladas de harinas que se producen al a?o, las cementeras s¨®lo estamos incinerando 3.500 toneladas, o un 10%'.

Algunas comunidades, como la andaluza, promueven otras plantas de incineraci¨®n. Pero, aun as¨ª, la gran mayor¨ªa de harinas no se incineran. El portavoz de Anagrasa lo confirma: 'Muchas veces las harinas se tiran a vertederos, pero desde que no hay subvenciones hemos ido encontrando v¨ªas igualmente menos costosas que las cementeras. Supimos, por ejemplo, que los productores de comida para animales dom¨¦sticos importaban harinas de Alemania, y buscamos introducirnos en el sector. Un tercio de la producci¨®n de harinas, unas 10.000 toneladas, se destina ahora a comida para animales dom¨¦sticos'. Los priones de estas harinas est¨¢n inactivados, y ese uso es legal.

El Ministerio de Agricultura quer¨ªa que los costes de la eliminaci¨®n repercutieran en el consumidor: el kilo de carne subir¨ªa cuatro c¨¦ntimos. Pero, seg¨²n Moraleda, eso s¨®lo funcionar¨ªa en un mercado bien supervisado por la Administraci¨®n: 'Los sistemas deber¨ªan ser p¨²blicos. Para que el consumidor asumiera el coste, la carne deber¨ªa llevar una etiqueta que diga qu¨¦ parte del precio va a eliminaci¨®n de residuos. As¨ª se funciona, y muy bien, en Francia'.