Aznar endurece la UE
En la estela del crecimiento electoral de posiciones cr¨ªticas con la inmigraci¨®n en el conjunto de Europa, Aznar se ha apuntado, junto con Blair, a un endurecimiento de las medidas para combatir la llegada de ilegales, ya propuestas con anterioridad por el comisario europeo Ant¨°nio Vitorino. La nueva apuesta del presidente del Gobierno espa?ol contempla incluso recortar la ayuda exterior a los pa¨ªses de origen que no colaboren. Han de colaborar, pero castigarles puede resultar contraproducente. La UE deber¨ªa hacer mucho m¨¢s por el desarrollo de estos pa¨ªses, pues, dadas las diferencias de riqueza, los del Sur o los del Este seguir¨¢n yendo al Norte o al Oeste. Habr¨ªa que reforzar tambi¨¦n las medidas contra los que, en la propia Uni¨®n Europea, contratan a parte de esos inmigrantes ilegales en condiciones indignas.
La Uni¨®n ha de desarrollar con urgencia -y no para dentro de cuatro o cinco a?os, como est¨¢ previsto- una pol¨ªtica com¨²n de inmigraci¨®n. La propuesta de la Comisi¨®n Europea de una gesti¨®n integrada de las fronteras exteriores de la UE es un paso en la buena direcci¨®n. Aznar y Blair quieren que se discuta este endurecimiento de las medidas contra la inmigraci¨®n ilegal en el Consejo Europeo de Sevilla, los d¨ªas 21 y 22 de junio, aunque pueden chocar con la resistencia de algunos Gobiernos n¨®rdicos, que temen un debilitamiento de la defensa de los derechos humanos, o de Francia y Alemania, que creen, absurdamente, que en este terreno los Estados deben preservar una obsoleta y ficticia soberan¨ªa absoluta.
Pero lo que m¨¢s se echa en falta es una mayor labor pedag¨®gica, no s¨®lo hacia los inmigrantes, sino en las sociedades que los acogen. No basta, como hizo Aznar en la Universidad de Oxford, con insistir en que la inmigraci¨®n legal es un elemento necesario y positivo en nuestras sociedades; hay que lanzar programas educativos en este campo. La UE debe generar respuestas a las cuestiones que se plantean los ciudadanos, y la inmigraci¨®n ilegal es una prioridad, antes que una abstrusa reforma institucional. Pero sin ella, una Uni¨®n ampliada de 15 a 25 o m¨¢s Estados dejar¨¢ de funcionar. Muchos consideran caduco el sistema de presidencias rotativas semestrales del Consejo. Aznar se sum¨® ayer a esa opini¨®n, proponiendo que el cargo sea electivo y el candidato un ex jefe de Estado o de Gobierno. La idea de un presidente permanente, por cinco a?os o menos, hab¨ªa sido lanzada por Chirac, Blair y otros varios. Tal figura, sin embargo, trastocar¨ªa todos los equilibrios institucionales. Insistir en que ese eventual presidente sea necesariamente un ex supone persistir en el error cometido con la Comisi¨®n Europea. ?Acaso no ha sido el nunca electo y tantas veces a?orado Jacques Delors el mejor presidente que ha tenido esta instituci¨®n en las ¨²ltimas d¨¦cadas?
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