Bush y el alma rusa
Bush se ha sumergido en la lectura de Dostoievski para comprender 'el alma rusa' antes de iniciar, ma?ana, con su esposa, Laura, una visita de cuatro d¨ªas a Rusia. Tras la estancia protocolaria en el Kremlin, Putin, que fue invitado en noviembre pasado al rancho tejano de Bush, le devolver¨¢ la cortes¨ªa recibi¨¦ndole en su ciudad natal de San Petersburgo. No escasean los palacios en la capital del norte, fundada hace 300 a?os por Pedro el Grande, y la recepci¨®n ser¨¢ grandiosa. Desde su primer encuentro, en junio pasado, ambos presidentes se consideran amigos. Tras mirar a Putin 'al fondo de los ojos' Bush decidi¨® que podr¨¢ lograr 'algo hist¨®rico' con ¨¦l. Entre Washington y Mosc¨² no faltan motivos de discusi¨®n, pero la gran amistad que ambos presidentes se profesan deber¨¢ ayudar a superarlos. Aunque la pol¨ªtica estadounidense se define ya como unilateral e ignora el punto de vista de sus aliados, rompiendo la mayor¨ªa de los tratados firmados por los presidentes anteriores, durante su periplo ruso, George W. Bush deber¨¢ proclamar en voz alta que trata de igual a igual a Vlad¨ªmir Putin. Es la principal satisfacci¨®n que puede dar a su anfitri¨®n por su brusco cambio de posici¨®n tras el 11 de septiembre y su apoyo a la 'guerra contra el terrorismo' lanzada por Washington.
Hasta el d¨ªa del atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York, Mosc¨² intent¨® movilizar a la UE, a China, a India y a otras potencias para oponerse a la decisi¨®n de EE UU de abandonar el tratado ABM de 1972 y dotarse de un escudo antimisiles de alta tecnolog¨ªa. Pero la iniciativa rusa, recibida favorablemente en muchas capitales, ten¨ªa escasas posibilidades de ¨¦xito frente a la determinaci¨®n del presidente estadounidense. Lo quiera o no, Vlad¨ªmir Putin se ha resignado a aceptar la decisi¨®n de Washington, hecha p¨²blica en diciembre, y s¨®lo ha pedido la reducci¨®n de los arsenales nucleares a un nivel de entre 1.700 y 2.250 cabezas nucleares para Rusia y EE UU de aqu¨ª a 2012. El acuerdo no era f¨¢cil de obtener, ya que los estadounidenses prefer¨ªan almacenar una parte de las ojivas en vez de destruirlas. Sin embargo, tras numerosas sesiones, los ministros y expertos terminaron por elaborar un documento com¨²n que se firmar¨¢ pasado ma?ana en Mosc¨². Este texto deja libertad total a los firmantes en su pol¨ªtica de desarme: as¨ª, los rusos podr¨¢n destruir los misiles -cuyo mantenimiento resulta demasiado caro- y los estadounidenses almacenarlos, de una forma muy flexible. La gran concesi¨®n de Washington ha sido aceptar que todo ello quede estipulado por un tratado, cuando prefer¨ªan un acuerdo verbal. No es la ¨²nica concesi¨®n que hace a Putin: inmediatamente despu¨¦s de la cumbre, los dos presidentes acudir¨¢n juntos a Roma, donde, el 28 de mayo, los jefes de los 19 Estados de la OTAN crear¨¢n un comit¨¦ conjunto OTAN-Rusia. Es una forma de hacerle hueco a Putin, sin convertir a su pa¨ªs en el vig¨¦simo miembro de la organizaci¨®n. A cambio de este asiento plegable, Putin acepta la integraci¨®n en la OTAN de los tres pa¨ªses b¨¢lticos en noviembre pr¨®ximo y de otros cuatro (Rumania, Eslovaquia, Bulgaria y Eslovenia) en los pr¨®ximos cuatro a?os. Este acuerdo est¨¢ dirigido a no herir el amor propio del Kremlin, pese a que los militares rusos no parecen apreciarlo en absoluto. Se les explica que una OTAN con 22 miembros, y m¨¢s a¨²n con 26, ya no es el mismo pacto que en la ¨¦poca de la guerra fr¨ªa. Ya en la guerra de Afganist¨¢n, los estadounidenses y los brit¨¢nicos han actuado solos, sin solicitar ayuda a la OTAN. Sin embargo, el ministro ruso de Defensa, Sergu¨¦i Ivanov, acaba de anunciar que su pa¨ªs no participar¨¢ en la sesi¨®n de noviembre de la OTAN en la que se deber¨¢ admitir a los pa¨ªses b¨¢lticos en la organizaci¨®n.
En su muy reciente discurso sobre el estado de la naci¨®n, pronunciado ante las dos c¨¢maras del Parlamento, Vlad¨ªmir Putin habl¨® muy poco de pol¨ªtica exterior, atribuy¨¦ndose de paso el m¨¦rito principal de la victoria sobre los talibanes en Afganist¨¢n. Probablemente se debi¨® al papel desempe?ado por la OTAN y por la apertura de los pa¨ªses ex sovi¨¦ticos a los militares estadounidenses. Pero esta peque?a nota triunfalista no pudo ocultar el tono globalmente pesimista del presidente, que no ahorr¨® cr¨ªticas contra su Gobierno por la mala situaci¨®n del pa¨ªs. Deplor¨® la corrupci¨®n que reina en el inmenso ej¨¦rcito de funcionarios (m¨¢s numerosos a¨²n que en la ¨¦poca sovi¨¦tica y todav¨ªa peor pagados). A continuaci¨®n, Putin deplor¨® la miseria que afecta a 40 millones de rusos que viven por debajo del nivel de pobreza. La oposici¨®n considera esta cifra inferior a la realidad, pero incluso as¨ª la situaci¨®n parece abrumadora. En un programa de gran audiencia de la cadena NTV, el gobernador de Kuzb¨¢s -una de las principales regiones industriales-, Aman Tuleev, exclam¨®: 'En nuestra regi¨®n no se puede hacer nada sin sobornos'. El p¨²blico refrend¨® esta afirmaci¨®n por su pertinencia. ?C¨®mo se puede salir del marasmo y liberar a Rusia del dominio omnipresente de la mafia? Ni Putin ni Tuleev lo han dicho. El presidente, abogando por una aceleraci¨®n del desarrollo econ¨®mico, afirm¨® que 'tras 18 a?os de fuerte crecimiento alcanzaremos a Portugal'. Esta frase produjo un escalofr¨ªo a todos los que recuerdan el lema del periodo sovi¨¦tico que incitaba a 'alcanzar y superar a EE UU'.
Es cierto que Vlad¨ªmir Putin ha esbozado las reformas necesarias -muy extendidas en el tiempo, hasta 2010- para modificar el marco jur¨ªdico, pasar a un ej¨¦rcito profesional y crear un sistema bancario digno de ese nombre. La mayor¨ªa de los rusos se sienten humillados por el hundimiento econ¨®mico y social de su pa¨ªs y saben por experiencia lo fr¨¢giles que son las infraestructuras rusas y la carencia de medios, incluso para las urgencias m¨¢s dram¨¢ticas. Por ejemplo, no se puede luchar contra los incendios que asolan miles de hect¨¢reas de bosque siberiano porque no hay suficientes aviones cisterna. Y, ?c¨®mo luchar contra las nuevas privatizaciones, acordadas entre bastidores en beneficio de quienes ya controlan el pa¨ªs? Ya no se trata de Berezovski, obligado a exilarse, sino de otros oligarcas, no mejores que ¨¦l y que se quedar¨¢n con el mejor trozo.
Sin embargo, Rusia sigue siendo una gran potencia nuclear y George W. Bush no puede tratarla como a un pariente pobre. Colin Powell, su secretario de Estado, explic¨® la noche del domingo12 de mayo en la cadena ORT las intenciones de este presidente deseoso de comprender el alma rusa. Si bien reconoci¨® que en la Administraci¨®n estadounidense coexisten diferentes puntos de vista, por ejemplo, entre Donald Rumsfeld y ¨¦l mismo, subray¨® la que el presidente zanja en ¨²ltima instancia estas discrepancias. En cuanto al eje del mal -Ir¨¢n, Irak y Corea del Norte-, a los que acaban de a?adirse tres pa¨ªses -Cuba, Siria y Libia-, explic¨® que EE UU no tiene ninguna intenci¨®n de atacarlos y simplemente los pone en guardia contra la fabricaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva. ?Por qu¨¦ ha denunciado EE UU el tratado de prohibici¨®n de ensayos termonucleares? 'No tenemos ninguna intenci¨®n de reemprender estos ensayos', responde Colin Powell sin inmutarse. No hay nada de qu¨¦ preocuparse, se?ora marquesa...
Rusia tiene un puesto en la conferencia sobre Oriente Pr¨®ximo, algo que decir sobre la cruzada estadounidense contra Sadam Husein en Irak y todav¨ªa m¨¢s sobre sus relaciones con Ir¨¢n. Para no provocar la susceptibilidad de Putin, el presidente estadounidense no mencionar¨¢ a Chechenia, donde el ej¨¦rcito ruso, mal pagado e indisciplinado, se toma unas libertades sangrientas con los derechos humanos. Una vez m¨¢s, expresar¨¢ su solidaridad con las v¨ªctimas del atentado terrorista de Daguest¨¢n -que el 9 de mayo provoc¨® 40 muertos- e insistir¨¢ sobre el peligro terrorista en todo el mundo. Por otra parte, ?qu¨¦ otra cosa podr¨ªa decir dado lo inextricable que parece la situaci¨®n en Chechenia?
K. S. Karol es experto franc¨¦s en cuestiones del Este de Europa.
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