Impuestos neutrales
La reforma del impuesto sobre la renta del PSOE propone que los ciudadanos paguen a Hacienda sin discriminarles por el origen de sus rentas. Esto se opone frontalmente a la reforma del PP, seg¨²n la cual pagan m¨¢s los que perciben rentas de trabajo que los que perciben rentas del capital. Aparte de argumentos morales a favor de una mayor equidad, la propuesta socialista tiene el inter¨¦s t¨¦cnico de la neutralidad, de evitar las distorsiones que aparecen cuando los impuestos dan tratamientos diferentes seg¨²n el origen de las rentas.
Pero la neutralidad no gustar¨¢ a quienes tienen hoy un trato m¨¢s favorable. Pronto veremos c¨®mo quienes obtienen rentas de capital llegar¨¢n a defender incluso que no deber¨ªan pagar nada. Nadie deber¨¢ asombrarse de esa reacci¨®n. Las empresas de autopistas de peaje tambi¨¦n dan sus razones para pagar menos IVA que las dem¨¢s empresas. Todo el mundo intenta pagar menos impuestos y todo el mundo tiene razones para ello, porque todos los impuestos distorsionan la econom¨ªa.
Sin embargo, si no queda m¨¢s remedio que pagar impuestos, es mejor que los sistemas fiscales traten igual a todos para no a?adir m¨¢s distorsiones a las que los impuestos generan por su propia existencia.
El ministro de Hacienda ha entrado en el debate asustando, diciendo que la neutralidad en el tratamiento fiscal de las rentas supondr¨ªa 'la fuga de capitales de Espa?a y ser¨ªa grav¨ªsima para la financiaci¨®n de nuestras empresas'. Ciertamente ¨¦sta no es la experiencia de los pa¨ªses donde todas las rentas reciben un trato fiscal similar. La cat¨¢strofe con la que amenaza el ministro no se ha producido en esos pa¨ªses y no se producir¨ªa en Espa?a, porque el impuesto de la renta no es un impuesto sobre el capital, sino que lo paga la persona que recibe las rentas de capital, y a quien quisiera eludir legalmente el pago de ese impuesto no le bastar¨ªa con trasladar el capital (que es muy m¨®vil), sino que tendr¨ªa que trasladarse ¨¦l mismo a vivir a otro pa¨ªs.
La experiencia ense?a que la mayor¨ªa de la gente no se traslada a vivir a otro pa¨ªs por razones fiscales, y mucho menos cuando se est¨¢ hablando de tipos moderados.
Con un tratamiento igualitario de las rentas de capital y de trabajo, los espa?oles podr¨ªan colocar, como ahora, sus ahorros fuera de Espa?a, pero, como ahora, no pagar¨ªan menos por tener el capital fuera.
Siempre habr¨¢, como ahora, delincuentes que intenten ocultar sus rentas, pero las posibilidades de ser descubiertos por no declarar rentas de capital en el exterior son las mismas que las de no declarar rentas de trabajo pagadas en el exterior. En un mundo globalizado donde las multinacionales son un hecho, es igual de f¨¢cil ocultar rentas de trabajo percibidas en el exterior que rentas de capital, por lo que, si el ministro piensa en los defraudadores, el argumento de reducir tipos para reducir fraude sirve para las dos rentas.
El argumento del miedo del ministro de Hacienda tiene otra debilidad, la de ligar la fiscalidad de las rentas del capital a la financiaci¨®n de la inversi¨®n en Espa?a. Para que los capitales inviertan en Espa?a, lo decisivo no es el ahorro de los espa?oles, porque, gracias a la globalizaci¨®n, pueden invertirlo en cualquier pa¨ªs del mundo.
Por otra parte, la decisi¨®n del ahorro extranjero de invertir en Espa?a no depende de la fiscalidad que se aplique a las rentas de capital de los residentes.
Si al Gobierno le preocupa la situaci¨®n de la inversi¨®n en Espa?a, deber¨ªa preocuparse m¨¢s por la evoluci¨®n de la productividad de nuestra econom¨ªa que de perjudicar m¨¢s a los espa?oles que obtienen sus rentas del trabajo que a los que las obtienen del capital.
Si la rentabilidad de nuestras empresas no es atractiva, por muy buen trato que se d¨¦ a los espa?oles que perciben rentas de capital, no invertir¨¢n ese ahorro en Espa?a, sino all¨ª donde sea m¨¢s rentable.
Ser¨ªa bueno, pues, que el debate sobre las reformas fiscales discurriera sobre bases t¨¦cnicas sin agitar fantasmas. Sobre la equidad se pueden tener distintas opiniones, pero sobre la neutralidad de los impuestos se deber¨ªa debatir t¨¦cnicamente, sin necesidad de asustar a nadie.
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