Diego Trist¨¢n: 'En Segunda B met¨ªa menos goles que ahora'
El punta-punta que la selecci¨®n espa?ola esperaba como al Mes¨ªas puede ser Diego Trist¨¢n. H¨¢bil en el desborde, elegante a ultranza y un poco barroco, este sevillano nacido en La Algaba en 1976 mir¨® el ¨²ltimo Mundial por la tele y en Segunda B. 'El pr¨®ximo es el tuyo', le dec¨ªan su padre y sus hermanos. En Francia 98, los delanteros centro de Espa?a eran Kiko y Alfonso, malogrados por las lesiones. Trist¨¢n jugaba en el Betis B y no met¨ªa demasiados goles. Incluso le pitaban porque el p¨²blico (como sus t¨¦cnicos) cre¨ªan ver en ¨¦l a un tipo displicente. Un pusil¨¢nime futbol¨ªstico m¨¢s preocupado por divertirse que por sudar la camiseta.
'La agresividad la puede aportar todo el mundo', dice Trist¨¢n; 'pero lo m¨¢s importante es jugar bien. Aprovechar el talento de todos los grandes jugadores que tiene Espa?a. Eso es lo que tiene que hacer este equipo en el Mundial. Y yo no es que sea testarudo. Es que siempre he confiado en m¨ª. Desde peque?o he querido jugar as¨ª y nada me va a hacer cambiar. No cambi¨¦ antes y ahora, que he llegado a donde he llegado, menos todav¨ªa. No me pongo a pensar si lo que hago es elegante o no, o si no quiero ser un delantero rompedor para jugar bonito. Juego as¨ª porque no s¨¦ hacer otra cosa dentro del campo, quiero divertirme'.
'Me causa gracia pensar', confiesa; 'que incluso cuando jugaba en La Algaba, en el equipo del pueblo, a veces iba al banquillo. Y met¨ªa menos goles que en Primera. Cuando se jug¨® el Mundial de Francia yo estaba en Segunda B. Y no se me pasaba por la cabeza lo que estoy viviendo ahora'.
En Corea del Sur, donde ayer meti¨® un gran gol en un partido amistoso, Trist¨¢n est¨¢ a punto de someterse a la mayor prueba que existe para medir a un futbolista. Tras meter 18 goles con el Mallorca en la temporada 1999-2000 y conseguir con otros 18 el pichichi en la 2001-2002 con el Deportivo, est¨¢ convencido de que tiene que jugar en el v¨¦rtice de la selecci¨®n. A su manera, sin prisas y con un punto de ingenuidad radical, se siente confiado en llegar a la final de Tokio: 'Y si ganamos la Copa del Mundo ser¨¢ la hostia'.
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