Bajito, pero valiente
Lo de bajito no se dice en tono peyorativo. Es que lo es. Pero tiene un coraz¨®n que no le cabe en el pecho, y un comportamiento de torero grande. Fernando Roble?o, un torero de raza, s¨ª se?or, que sustituy¨® al lesionado Antonio Ferrera, y se gan¨® un merecida oreja por su valor heroico, por su gallard¨ªa, por sus arrestos...
Y no dio la impresi¨®n de ser un artista, pero, mire, cuando al final de la faena al ¨²ltimo, cit¨® de frente, ense?¨® el pecho, mostr¨® esa muletita a un toro abierto de pitones, se lo dej¨® llegar y lo embarc¨® con extraordinaria torer¨ªa, era la viva estampa del m¨ªtico Pepe Luis V¨¢zquez revivido. Lo curioso es que naci¨® en Madrid y no ha pisado la Maestranza y, por supuesto, no ha visto torear a Pepe Luis. Pero ¨¦se es uno de los misterios del toreo. Y su grandeza.
Olea-Corte / Liria, Padilla, Roble?o
Cinco toros de Mar¨ªa Olea, el 2? devuelto por inv¨¢lido, desiguales de presentaci¨®n, abiertos de pitones, muy flojos y mansos; el 3?, encastado. El 4?, de Conde de la Corte, flojo y gazap¨®n. Sobrero de Carmen Borrero, mal presentado y manso. Pep¨ªn Liria: pinchazo y estocada tendida (ovaci¨®n); pinchazo y estocada baja (silencio). Juan Jos¨¦ Padilla, estocada ca¨ªda (silencio); pinchazo, media ca¨ªda y dos descabellos (silencio). Fernando Roble?o, tres pinchazos, estocada, un descabello -aviso- y un descabello (ovaci¨®n); estocada baja y perpendicular y un descabello (oreja). Plaza de Las Ventas, 29 de mayo. 17? corrida de feria. Lleno.
El toro hab¨ªa sido un inv¨¢lido hasta que Roble?o se fue al centro, lo cit¨® de largo con ¨¢nimo arrollador, y el animal no tuvo m¨¢s remedio que acudir a la llamada. Qui¨¦n se va a negar a embestir cuando un torero muestra tantas ansias de triunfo, dicho sea sin ¨¢nimo de molestar. La faena no fue limpia por la aspereza del animal, algunos pases surgieron enganchados, el toro recortaba el viaje y a punto estuvo de llev¨¢serlo por delante. Pero una y otra vez volv¨ªa Roble?o a citar mientras la emoci¨®n se apoderaba de los tendidos. Consigui¨® algunos redondos largos y los citados de frente de enorme profundidad y gracia sevillana.
Se cerr¨® la puerta grande al fallar con el estoque en su primero, el m¨¢s encastado de la tarde, violento tambi¨¦n, que se dobleg¨® ante la decisi¨®n y la raza de este torero que dict¨® toda una lecci¨®n de quietud y ligaz¨®n, lo que no es poco. Comenz¨® en el centro del ruedo, derecho como una vela, y aguant¨®, con la muleta siempre por delante, las tarascadas del manso. La faena no destac¨® por su ribetes artistas, pero s¨ª por la emoci¨®n aut¨¦ntica de un torero dispuesto a superar con ¨¦xito las muchas dificultades de sus toros.
?Ol¨¦ por los toreros valientes!
Marchamo de valiente tra¨ªa el jerezano Padilla, y a fe que lo ha demostrado ante corridas dur¨ªsimas que le han dejado cicatrices eternas. Pero, ayer... Ayer tuvo un mal d¨ªa. Pero malo, malo. Ser¨ªa as¨ª, porque es imposible estar peor. Manej¨® el capote como un principiante y la muleta como un trapo de cocina. Su primero ten¨ªa recorrido por el pit¨®n izquierdo y ¨¦l se dedic¨® a dar mantazos her¨¦ticos. El segundo embisti¨® por el derecho y lo tore¨®, es un decir, con la muleta retrasada, piernas en continuo movimiento y de perfil. Un desastre impropio de un honesto torero que se ha ganado a pulso su inclusi¨®n en esta feria. Adem¨¢s, banderille¨® con extrema vulgaridad a su primero y se esmer¨® algo m¨¢s en el otro, quiz¨¢ para contrarrestar las muchas protestas que le invitaban a dejar los palos. Y, por si fuera poco, la lidia de sus dos toros fue un desorden total. Peor, imposible.
Y otro jabato, Pep¨ªn, tuvo mala suerte. Derroch¨® voluntad, pero primero se las vio con un cobarde y, despu¨¦s, con un gazap¨®n que se dej¨® la vida en el caballo. El triunfador, el m¨¢s bajito y de m¨¢s grande coraz¨®n.
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