Besugos
Miguel Arias Ca?ete, ministro condescendiente, amable y sonrisa pegada a la barba, no sabe qu¨¦ hacer con las sardinas y los boquerones. A poco que se descuida su amigo el comisario de Pesca de la UE, Fischler, le levanta las redes y le monta un tornado caribe?o. El austriaco es de armas tomar. Ya no las jug¨® con el aceite, pese a que la entonces ministra del ramo (por aquello del lino), Loyola de Palacios, le hizo comer un mollete antequerano a dos carrillos y ba?ado en aceite de oliva virgen. Ahora, la pesca. Pone sobre la mesa una reforma que ser¨¢ muerte del sector, al menos en Andaluc¨ªa. La flota pesquera espa?ola desde el 96 al a?o 2000 ha perdido 80.000 toneladas. O sea, ochenta mil toneladas de problemas, angustias y desesperaci¨®n para miles de familias espa?olas, en un setenta por ciento andaluzas. La negociaci¨®n del futuro sector pesquero por parte del Gobierno espa?ol ha sido tan torpe como lo fue en el fallido acuerdo con Marruecos. La verdad, y no se?alo, es que hay muchos besugos sueltos.
Lamentable es, por ejemplo, que sabiendo las intenciones de Fischler, el Gobierno espa?ol estuviera vi¨¦ndolas venir y que incluso la comisaria Loyola de Palacios hiciera dejaci¨®n de sus obligaciones no asistiendo al consejo en el que se aprob¨® la reforma pesquera de la UE, buscando justificar su conciencia con una carta muy dura contra el plan pesquero. Con comisiones a ¨²ltima hora como las que pretende Ca?ete poco se puede conseguir. Es un ministro amortizado ya y por su propia dignidad pol¨ªtica deber¨ªa dimitir o, al menos, pasar a un segundo plano y sean otras personas las que negocien la reforma que se nos acerca y que supone el desguace de este sector en Andaluc¨ªa. Debe ser el presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, quien tome las riendas de la negociaci¨®n. Es la hora de demostrar su fuerza y prestigio en Europa. Est¨¢ visto que ni Arias Ca?ete ni Loyola de Palacios tienen suficientes agallas para hacerlo.
Y habr¨¢ que esperar a las reacciones en Andaluc¨ªa, con muchos armadores y trabajadores de la mar soltando amarras. Y habr¨¢ que esperar la reacci¨®n de los populares andaluces. Tienen la ocasi¨®n ¨²nica para arrancarse m¨¢s de una espina.
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