Teor¨ªa del mando en plaza

D¨ªcese de alguien que tiene mando en plaza cuando demuestra autoridad para dominar una situaci¨®n. La expresi¨®n, surgida del ¨¢mbito castrense, puede ser aplicada literalmente a la fiesta taurina por celebrarse ¨¦sta tambi¨¦n en una plaza de toros. Ayer, en Sevilla, un toro y un torero, Cisquero y El Cid, aplicaron a rajatabla el sentido m¨¢s riguroso de la expresi¨®n.

El matador hizo gala de su dominio y capacidad t¨¦cnica en la lidia de su primer toro, un animal noble y que le permiti¨® el lucimiento. El Cid lo recibi¨® con elegantes lances a la ver¨®nica y cuando, ya con la muleta en la mano, el animal rompi¨® a embestir, el torero la manej¨® con autoridad con la mano derecha, llevando al toro siempre embebido en sus vuelos, ligando los pases, redondos, rematados, como corresponde, con notables pases de pecho. As¨ª, tres tandas, hasta que, intentando el natural, el toro pis¨® y desarm¨® al torero, ¨¦ste trat¨® de rehacer la figura, aqu¨¦l se raj¨® y se acab¨® lo que se daba. Su eficacia con la espada, cuya falta ha privado a El Cid de triunfos en Madrid y Sevilla, propici¨® que ayer cortara una oreja.

Ante el cuarto, El Cid conserv¨® la dignidad, pero qued¨® desautorizado por Cisquero, un general de brigada disfrazado de mulo, manso redomado, que acamp¨® junto al burladero del tendido cuatro y cav¨® trincheras, impidiendo cualquier cosa parecida a la lidia. Tanto mando ten¨ªa que hasta forz¨® que el caballo de picar, aburrido de esperar a que los peones movieran de all¨ª al toro, saliera del ruedo en sentido contrario al reglamentario. De la comparaci¨®n con El Cid salen muy perjudicados sus compa?eros de cartel, Vilches y Fern¨¢ndez Pineda, muy nerviosos e inseguros, jam¨¢s confiados o dominadores con sendos lotes de bueyes mansos.