Rusos
ORIGINALMENTE publicado en ingl¨¦s el a?o 1959 y traducido al castellano por Agust¨ª Bartra en 1968, acaba de reaparecer en nuestro mercado editorial esta versi¨®n del ensayo Tolst¨®i o Dostoievski (Siruela), de George Steiner, el cual nos propone, ya desde el mismo t¨ªtulo, con la perentoriedad de una antinomia moral, que recuerda el Aut aut -'esto o aquello'-, de Kierkegaard, no s¨®lo los respectivos modelos literarios contrapuestos de dos de los autores m¨¢s grandes de la literatura contempor¨¢nea, sino las respectivas concepciones filos¨®ficas en las que ambos se basaron. Principalmente novelistas, Steiner cree que la fuente hist¨®rica que nutri¨® la imaginaci¨®n y la escritura de Tolst¨®i fue la ¨¦pica y, en especial, la de Homero, mientras que la de Dostoievski fue el drama moderno, seg¨²n lo interpretaron Shakespeare, Racine o Corneille. Por lo dem¨¢s, que ambos, fuera su aliento ¨¦pico o dram¨¢tico, eligieran expresarse a trav¨¦s del g¨¦nero literario por excelencia de nuestra ¨¦poca, la novela, que puede tratar de la realidad a trav¨¦s del infinito de lo particular, es otro de los puntos de atenci¨®n en los que se explaya la sabidur¨ªa acad¨¦mica de Steiner, el cual adem¨¢s concede el valor que se merece al intempestivo ideario religioso que apuntal¨® toda la obra de este par de genios rusos.
A prop¨®sito del trasfondo dram¨¢tico de Dostoievski, Steiner cita una nota en la que ¨¦ste defin¨ªa su idea del tiempo: 'El tiempo no existe; el tiempo es una serie de n¨²meros, el tiempo es la relaci¨®n de lo existente con lo no existente'. Esta afirmaci¨®n es, desde luego, maravillosa, pero no s¨®lo para captar el sentido de la obra de Dostoievski, sino lo que constituye el meollo central del arte en general de nuestra ¨¦poca, que se llama 'moderna' precisamente por tratar del tiempo desde el imperativo de la actualidad. En este sentido, tiene raz¨®n Steiner cuando precisa que el car¨¢cter teatral que inspir¨® a Dostoievski estaba en contacto directo con el melodrama, un g¨¦nero en el que originalmente la m¨²sica subraya la acci¨®n representada, pero que hoy se usa de una forma mucho m¨¢s amplia para describir cualquier hecho, art¨ªstico o no, que se nos presente cargado de efecto.
Pensando en ello, se me ocurre que nuestra actual visi¨®n de la realidad y, por tanto, nuestro arte no existen sin el melodram¨¢tico ¨¦nfasis del enfoque luminoso artificial, que se inici¨® con la t¨¦cnica pict¨®rica del claroscuro, ni sin el de la m¨²sica apoyando la palabra y la acci¨®n, que es lo que etimol¨®gicamente significa el t¨¦rmino 'melodrama', o que, en fin, todo ello se realiza de manera naturalmente clamorosa en el cine, en el que, ya sea en la oscura caverna de una sala p¨²blica de proyecci¨®n o en el cub¨ªculo de la intimidad hogare?a usando cualquier reproductor f¨ªlmico, el espectador se enfrenta a unas parpadeantes sombras sonoras a la espera de, alg¨²n d¨ªa, salir a la luz del d¨ªa y as¨ª poder contemplar el hasta entonces lazo oculto que une lo visible con lo invisible, dando entonces un verdadero sentido al tiempo que rige la vida de los mortales y fundiendo la ¨¦pica con el drama.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.